Advierto cierto laborantismo además de un inusitado interés por parte del embajador de los Estados Unidos de hacer creer que la sociedad dominicana es homófoba y que existe una discriminación contra la minoría LGTB en el país, por lo que se apresura a construir “espacios exclusivos” de miembros de esa comunidad.
Este accionar se ha acentuado en apenas unos cuantos días con dos hechos: el anuncio del financiamiento de la agenda gay en el país (que fue supuestamente desmentido de manera tardía por el encargado de prensa de la embajada de EEUU) y el anuncio de la creación de una cámara de comercio LGBT.
Si mal no recuerdo, no existen antecedentes en la región sobre financiamiento por parte de la USAID para influir en los resultados electorales de un país a favor de una minoría gay. Sobre una cámara de comercio LGTB, en la región existe sólo una y es en Colombia, creada en el 2012, que al igual que aquí tuvo el auspicio de la Embajada de los EEUU.
Lo criticable no es que los miembros de la minoría LGTB se asocien, pues constitucionalmente tienen ese derecho, lo que sí es inadmisible es que el embajador Brewster pretenda hacer creer un clima homofóbico que solo existe en su imaginación.
Bajo la premisa de que existe un “rechazo” a la minoría que el promueve, es que en estos momentos su embajada está usando todos sus mecanismos de poder con recursos económicos con el fin de imponer la agenda LGTB en el país, a toda costa no obstante los reclamos de diversos sectores de la sociedad.
Por esa razón es que ha comenzado a crear ciertos “espacios exclusivos” para la minoría que representa, pretendiendo institucionalizar aquí una especie de división social entre homosexuales y heterosexuales.
Los dominicanos no estamos acostumbrados, ni tampoco han mostrado un interés jurídico-social de crear espacios o líneas divisorias para una minoría. Es preciso aclarar aquí que nuestra legislación es heteronormativa y a los homosexuales nunca se les ha negado el derecho de realizar algún tipo de actividad comercial.
Las iglesias evangélicas estaremos firmas y vigilantes ante estos ataques a nuestra soberanía jurídica y el silencio de las autoridades que hasta ahora no se han referido al tema, por lo que los consideramos anuentes a esta agenda de Brewster.
También vimos como muy preocupante que el embajador y su esposo estén visitando escuelas y dando charlas, con el propósito de crear conciencia entre los niños para que acepten la homosexualidad, ante la permisividad de los directores de esas escuelas y el Ministerio de Educación para imponer el matrimonio gay como algo natural, lo que imprime un conocimiento nocivo a los niños dominicanos que conocen un patrón de familia heterosexual.
Vigilar nuestra soberanía jurídica ante situaciones de ingerencia extranjera, es deber de todos, para el buen futuro de nuestra nación.