La economía dominicana creció el año pasado un 7% (Informe Fondo Monetario Internacional (FMI) 2019). En enero-febrero de este año crecimos un 5.9% en promedio, debido, en gran medida, al desarrollo del sector construcción y de la explotación de minas y canteras.
En el año de la innovación, importantes organizaciones, como el FMI, han felicitado la capacidad productiva y nuestra visión macroeconómica como país. En su reciente informe, tras su reciente visita, el FMI ha puesto de manifiesto no solo la robustez del sector financiero dominicano; sino también la fortaleza de una economía pujante como la nuestra.
Pero, el informe refleja también la necesidad de poner sobre la mesa nuevamente la propuesta de una reforma fiscal integral, para mejorar las cuentas nacionales, impulsar más la economía, la regulación en materia de responsabilidad fiscal y una mayor y mejor eficiencia del gasto público, exigencias dadas por la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo.
Debe discutirse la propuesta de una reforma para ampliar la base tributaria, eliminar las grandes distorsiones del sistema impositivo actual y simplificar más el pago de los tributos.
Después del reciente plantón a los convocados, la firma del pacto eléctrico sigue pendiente, aplazándose el problema energético una vez más, manteniéndose un sistema deficiente e ineficiente, nóminas hiperinfladas de las distribuidoras y otras distorsiones.
Son reformas estructurales pendientes y que inciden en la reducción de la desigualdad y la pobreza como en la producción de riquezas, tan necesarias como la inclusión universal y general en la seguridad social y en planes de jubilación dignos, mejoría de los sistemas de salud y educación y la promoción de una economía con mayor cantidad de empleos formales.
A mi juicio, el FMI deja dicho en su informe que posible dar el salto hacia un incremento de la demanda interna, con el incremento del ingreso, a través de la generación de los puestos del trabajo que tomen en cuenta la automatización y la flexibilización de esta nueva era.
De acuerdo con este análisis la República Dominicana tiene todo el potencial de convertirse en el mediano plazo en un país desarrollado; pero el gobierno debe ir por más, firme, pronto y sin paradas.