FLORIPONDIO

“Es un FLORIPONDIO horrible, un adefesio que nos han impuesto a la fuerza. . .”

La voz del título está explicada en el texto por la palabra adefesio. Esa es la interpretación que la columnista da a “floripondio”. El mensaje trasciende por esa sustitución que salva la situación.

Para comenzar el examen hay que dejar bien sentado que el primer floripondio es el que corresponde a la botánica, es un arbusto. Sin embargo, se observa una tendencia en la lengua a atribuirle otra significación que va ganando terreno, en la misma medida en que se perfila una acepción aceptada por la mayoría de los hablantes.

En América la palabra floripondio define al hombre homosexual. El Diccionario de americanismos (2010) recoge la voz como activa en varios países de Hispanoamérica, República Dominicana, México, el norte de Colombia, Ecuador y Bolivia. Aunque en esa enumeración no aparece Puerto Rico, el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico, sí asienta esa acepción.

Hay en español varias voces que se valen de la palabra flor para mencionar al hombre homosexual. En estos casos, esas denominaciones conllevan un rasgo despectivo o burlesco

Hay en español varias voces que se valen de la palabra flor para mencionar al hombre homosexual. En estos casos, esas denominaciones conllevan un rasgo despectivo o burlesco.

El Diccionario de americanismos trae una acepción para Argentina y la región central de Colombia donde se utiliza el vocablo floripondio en tanto “elogio pomposo y exagerado”.

En el registro coloquial argentino se sirven de floripondio para mencionar una “flor muy grande que conforma el estampado de una tela o se usa como un adorno, por lo general considerada de mal gusto”. La última parte, “de mal gusto” es la que traza la pauta para que se entienda la sinonimia que se percibe con el vocablo adefesio. La última acepción se extrajo del Diccionario integral del español de Argentina.

El Diccionario de la lengua española (2014) en su segunda acepción recoge, con la connotación de despectivo, que floripondio es una “flor grande que suela figurar en los adornos de mal gusto”. Con ese calificativo consta en los diccionarios oficiales de la Real Academia desde por lo menos 1992.

La tendencia que se anotó antes es a considerar floripondio como un “adorno pomposo y de mal gusto”, al que el Diccionario del español actual añade “especialmente en forma de flor”. El diccionario de la señora Moliner tipifica la palabra con términos muy parecidos.

La nota discordante la introduce J. Sánchez-Boudy en el Diccionario mayor de cubanismos (1999). Este lexicógrafo registra a floripondio con el significado de “gratis”.

Hay que mantenerse atento con respecto de este vocablo por la propensión que se observa ya en cuanto a su definición, pues se piensa que algún día puede desaparecer la “flor” de la tipificación, aunque esté incorporada en la palabra misma.

En opinión de quien estas reflexiones escribe, este es uno de los fenómenos de la lengua que convierte el seguimiento de las palabras en un ejercicio digno de estudio. Se vaticina que el cambio mentado puede tardar años en producirse, pero es un tipo de movimiento que ha sucedido antes en la historia de la lengua y que puede suceder una vez más.

AFROAMERICANO – AFROESTADOUNIDENSE

“Junto a todos los latinos, AFROAMERICANOS, musulmanes, asiáticos, mujeres, jóvenes…”

“Asegura que la población AFROAMERICANA no es tratada debidamente y es a menudo…”

Las citas que se usan al principio de esta sección son sacadas de diferentes artículos de reconocidos columnistas. Esta mención se hace para que sobresalga la frecuencia con que se utiliza la combinación “afroamericano/a” para denominar a los negros o descendientes de africanos que son ciudadanos de los Estados Unidos de América del Norte.

Durante años se ha estado combatiendo el uso que hacen algunos estadounidenses, quienes insisten en llamarse “americanos”, como si ellos fuesen los únicos que tuviesen derecho a ese título. Es más, hasta la designación “norteamericano” no es una que puedan reclamar sin disputa. No cabe duda, los negros descendientes de africanos nacidos en lo que hoy se conoce como los Estados Unidos de Norteamérica, son afroamericanos. No es menos cierto aun, que los negros de raíces africanas que viven en el resto de América, sobre todo de Hispanoamérica, pueden a justo título ser llamados afroamericanos.

Durante años se ha estado combatiendo el uso que hacen algunos estadounidenses, quienes insisten en llamarse “americanos”, como si ellos fuesen los únicos que tuviesen derecho a ese título. Es más, hasta la designación “norteamericano” no es una que puedan reclamar sin disputa.

Una vez llegados a este nivel en esta exposición puede uno adherirse a la corriente que existe en lengua española de llamar a los negros de los Estados Unidos con el nombre de afroestadounidenses.

Estadounidense es una denominación que consta en todos los diccionarios modernos y que está sancionada por la Real Academia. Anteponerle a ese gentilicio el prefijo afro- no es una libertad, sino una necesidad. Se piensa que ha llegado el momento en que hay que distinguir bien entre los afrodescendientes de una parte u otra de las Américas. De paso sea mencionado, no hay que extrañarse de que se escriba en plural, Américas, cuando en realidad hay más de una. Por lo menos hay América latina, Lusoamérica, Hispanoamérica y Angloamérica.

Para cerrar esta sección, lo que se pide es que se haga cada vez más usual el empleo de afroestadounidense, para que los lectores y los hablantes se acostumbren a esta denominación.

INTERCEPTACIÓN – INTERCEPCIÓN

“Estas estadísticas representan el número total de INTERCEPCIONES en el Estrecho de la Florida, el Caribe y las aguas del Atlántico”.

La falta de una norma inflexible es, a veces, la responsable de la vacilación que se produce cuando se trata de elegir el sustantivo que corresponde al verbo interceptar. Además de eso, el uso se mueve hacia la aceptación de los dos sustantivos. Más abajo se repasarán los diccionarios que incluyen a intercepción en su nómina de vocablos y la manera en que lo hacen.

Ya no puede criticarse el uso de intercepción porque se reconoce su existencia y validez para expresar la acción y el efecto de interceptar.

El Diccionario del español actual registra las dos palabras del título. La única diferencia es que cuando se trata de definir a intercepción lo hace colocando su sinónimo, interceptación, que a su vez es la palabra definida. La acepción que interesa para sazonar este punto en la cita es la que aparece así, “impedir que [alguien o algo (cd)] continúe su camino”. Más adelante añade ese diccionario, “cortar [el paso o la comunicación]”.

Una manera parecida a la anterior es la que presenta el Diccionario de uso del español actual, pues recurre a la misma presentación para redactar la acepción correspondiente a intercepción.

Para resumir el punto, la Real Academia no asienta el vocablo intercepción en el lexicón que propicia; no obstante, el uso que se ha mencionado ha logrado que los diccionarios de uso del español recojan la voz.

Ya no puede criticarse el uso de intercepción porque se reconoce su existencia y validez para expresar la acción y el efecto de interceptar.