Las elecciones pasadas en Estados Unidos y el proceso electoral actual en México se caracterizaron, y se caracterizan, por el uso masivo de fincas de bots, troles y noticias falsas (bulos) en Internet. Me temo que lo mismo ya está ocurriendo en Santo Domingo y será masivo, si no se para a tiempo, durante nuestras elecciones en el 2020.

Con toda humildad tengo que admitir, y mi excusa son mis ochenta años, que solo recientemente me enteré del significado de estas palabras. Un bot es un programa informativo que ejecuta automáticamente tareas repetitivas a través del Internet. Si su auspiciador posee una lista de miles de direcciones en Internet puede ordenar que un mismo mensaje sea enviado a esos miles a un costo mínimo y rápidamente, inundando las plataformas de los medios sociales. El trol, o los troles, son agitadores cibernéticos, personas que publican mensajes provocadores, irrelevantes en su mayoría, dirigidos a una comunidad a través de una red social en línea, como es el chat, un foro o blog.

En las campañas políticas y en las campañas publicitarias de los gobiernos se ha intensificado el envío de bots. Solo se salvan los que no están en las redes. Hoy día, por ejemplo, la oficina de relaciones públicas de nuestro gobierno envían bots, utilizando nombres ficticios, a miles de dominicanos, explicando las bondades del programa de gobierno de Danilo Medina, o explicando como una encuesta reciente demostró que no son tantos los haitianos que están en el país. También usan troles anónimos, o bajo seudónimos, para que en foros, chats y blogs hagan comentarios favorables al gobierno, o críticas a la oposición.

Está probado que los rusos utilizaron esas técnicas para tratar de polarizar al electorado norteamericano a favor de Trump y el general MacMaster, ex consejero de seguridad de Trump, declaró en diciembre que lo mismo está ocurriendo en México con mensajes rusos, pero anónimos, a favor de López Obrador, buscando también la polarización. Una de las noticias falsas (bulos) fue inundar el Internet mexicano planteando que el Papa Francisco había criticado a López Obrador.

La batalla contra la desinformación, las noticias falsas y/o anónimas, es compleja y los candidatos cada vez más se concentran en la publicidad a través de los medios sociales por ser más barato que los mensajes impresos o los televisivos. Luis Abinader estuvo recientemente en Washington participando en un seminario sobre estos temas. La última encuesta de Gallup evidenció que un 55% de la población (y un 77% de los jóvenes entre 18 y 24 años de edad) usan el Internet todos los días o casi todos los días. Consecuentemente, lo que hagan los candidatos dominicanos a través de las redes será decisivo. Las batallas tendrán lugar en las mismas. En México ya un 27% de los “bots” y “troles” en Facebook y Twitter tienen que ver con las próximas elecciones.

Por suerte la Junta Central Electoral mexicana ha llegado a acuerdos con Facebook, Twitter y Google para evitar noticias falsas y diseminar información correcta y verdadera. Facebook hasta ha publicado anuncios en la prensa mexicana explicando cómo detectar noticias falsas. Nuestra Junta tiene que hacer lo mismo. Presumimos que enfrentará la resistencia del PLD, por contar ese partido con más recursos (incluyendo estatales) para beneficiarse de noticias falsas y mensajes masivos.

Nuestra sociedad civil debe presionar a nuestra Junta Central Electoral y a las plataformas de Internet para evitar abusos y falsedades. Ya en Colombia existe “Colombia check” y  “silla vacía”  y en México “verificado”, cuyos objetivos son advertir sobre las falsedades expuestas por los candidatos. En eso imitan la enorme labor que tiene que hacerse en Estados Unidos con relación al conocido caso de las falsas declaraciones de Trump.

Quién sabe si nuestro gobierno y nuestros partidos políticos hasta podrán desarrollar perfiles de electores para así poder enviar mensajes “micro metas”.  Bajo ese mecanismo el anti haitiano recibiría mensajes partidistas anti haitianos, el desempleado sobre los empleos que oferta el gobierno, el preocupado por el crimen se enterará como este se ha reducido y al que mortifica la corrupción se le dirá cómo se le combate.