Es el pueblo dominicano que, con carácter de universalidad, se explaya en los cuentos y en la novelística de Bosch. Son nuestras creencias, nuestros ritos y nuestros sentimientos vitales, los que confluyen en el discurso narrativo de este autor, quien se apegó a la lectura, a partir de los cuentos que le leía y le contaba su abuelo, don Juan Gaviño.
El contexto socio-político, cultural y económico de su época, queda registrado en cada tramo de su narrar, porque en el escritor y en el político que representaba y representa Juan Bosch, se enarbola el paradigma del intelectual orgánico, compro- metido con su tiempo y con su gente.
Muchos críticos literarios y lectores comunes se preguntan, por qué Bosch, casi siempre, evoca en su narrativa al campesino cibaeño. Esto responde al apego consustancial de su vida a aquella tierra, porque fue allí donde nació y palpó y convivió, desde la vecindad o desde la vivencialidad familiar.
En su obra "La Dominicanidad Indignada en los Cuentos de Juan Bosch" (2009), página 15, el escritor dominicano, Manuel Matos Moquete, dice lo siguiente: “Los cuentos de Bosch nos invitan a encontrar de un texto a otro un caudal de matices humanos y de estilo”
Desde que publicó su primer libro de cuentos titulado Camino Real (1933), donde manifiesta lo visto, vivido y escuchado por él en su pueblo natal, La Vega, asumió la apuesta del decir estético y denunciante desde su contexto, en su demarcación geográfica, desde el pueblo dominicano hacia el mundo.
Para algunos analistas, con esta obra se da inicio a la escritura del cuento moderno en la República Dominicana.
Aunque no se trata de un texto literario de recreación, con la publicación de su obra "Indios: Apuntes históricos y leyendas" (1935), se pone en evidencia el analista agudo, observador y crítico que sentía el exterminio brutal de nuestros aborígenes, por parte de los mal llamados “colonizadores”.
De ahí su impronta, al poner de relieve, de manera abierta y sentida, a la sociedad dominicana, al publicar su novela "La Mañosa" (La Novela de las Revoluciones) (1936), donde convierte a una mula en su personaje central y a un niño enfermizo, como narrador de lo acontecido. Una mula con sus perezas y sus torpezas, representando lo que éramos entonces: un pueblo que iniciaba a ser sojuzgado por la naciente dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
En esta obra se presenta el panorama caudillista previo a 1930, el cual constituye uno de los ejes históricos de la dictadura trujillista en nuestro país.
Enfrentarse a la narrativa de Juan Bosch, como lector analista o como lector que procura recrearse, es ponerse frente a un arco iris de valores estéticos, éticos y morales que definen a sus personajes. Aquí las tramas son excusas que, en el texto discursivo de Bosch, se esfuman… para ponernos, a formar parte de sus figuras protagónicas, e ir asumiendo los múltiples universos de sentido que fundamentan su narrar.
En su obra "La Dominicanidad Indignada en los Cuentos de Juan Bosch" (2009), página 15, el escritor dominicano, Manuel Matos Moquete, dice lo siguiente: “Los cuentos de Bosch nos invitan a encontrar de un texto a otro un caudal de matices humanos y de estilo”.
Si buscamos un tronco común en el discurso narrativo de Bosch, necesariamente, tenemos que recurrir a lo que yo he llamado la filosofía de lo humano.