El Comandante Fidel Castro Ruz puede ser considerado en la América Latina como la figura internacional de más trascendencia en la segunda mitad del Siglo XX. Fidel no puede ser enjuiciado sin tomar en cuenta su impacto solidario e inspirador en la lucha contra el militarismo fascista en la América Latina y África. Pero tampoco podemos ignorar la división del pueblo cubano y el uso de métodos deshumanizantes contra sus opositores; métodos que pueden categorizarse como semejantes al de los regímenes militaristas que buscaba derrumbar. Como vulgarmente se expresa, el fin no puede justificar los medios, en otras palabras, los derechos humanos son individuales e inalienables. No pueden violarse en nombre del conjunto de la sociedad, o de la mayoría.

En las discusiones sobre la muerte del Comandante Fidel Castro Ruz, se toman dos puntos de vistas polarizados: Fidel el revolucionario o Fidel el dictador.  Los que solamente lo ven como revolucionario, ignoran su rol como estatista autoritario después de consolidar el poder. Los lo ven como dictador, ignoran la solidaridad e inspiración que Fidel mantuvo en la lucha contra el fascismo militarista del neocolonialismo del siglo XX. Ignoran también las dificultades para lograr un desarrollo sostenible y crear riqueza, en un espacio económico diminuto y sin mercado interno para sus bienes industrializados. Ignoran además la participación de la CIA y de invasiones Estadounidenses para imponer sus intereses y mantener regímenes militares antidemocráticos contra los cuales luchó Fidel.

Mi propósito es presentar evidencias del terror de vivir bajo regímenes militaristas a partir de mi vivencia durante la Era de Trujillo y del impacto de la Revolución Cubana en la lucha de la población dominicana contra la dictadura Trujillista. Esto así porque la gran mayoría de cubanos y dominicanos desconocen la vida bajo el terror militarista de la ultra-derecha, y por eso la minimizan o ignoran. Por otra parte, mi visita a Cuba en 1980 cambió mi visión sobre el comunismo cubano, idealizado en libros de sacerdotes ligados a la teología de la liberación. Creo que es difícil que alguien que no haya visitado Cuba, pueda hacerse una idea real del sufrimiento y las carencias de ese pueblo.

Sin el apoyo de Fidel al exilio dominicano es posible que Trujillo hubiese muerto en su cama y su hijo Radhamés hubiese continuado la dinastía de dictadores al estilo de los Somoza y los Duvalier. Por eso, gracias Fidel y cubanos que lo siguieron

La vida bajo la dictadura militar Trujillista. Supe de la opresión en que vivíamos durante la Era de Trujillo desde que era pequeña. Mi tío Jorge, hermano menor de mi padre, médico cirujano como él, logró auto-exilarse con su familia en Puerto Rico antes de que lo asesinaran por órdenes de Trujillo. Su crimen fue criticar el régimen con un senador de San Francisco de Macorís, que era su amigo. El amigo lo delató y Trujillo dio la orden de matarlo a un militar de Puerto Plata, que por suerte conocía y le agradecía a mi padre por salvarle la vida de su madre. Puerto Plata fue el primer pueblo donde papá se instaló para ejercer medicina como Director del Hospital. El oficial de Trujillo visitó a mi padre en San Francisco de Macorís para advertirle que le daría unos días para que sacara inmediatamente a mi tío y su familia del país; temía la represalia de Trujillo si no cumplía órdenes.

Yo había cumplido un año de edad cuando esto ocurrió. Pero las fotos familiares y el nombre del tío Jorge que escuché en algunas conversaciones, me hicieron preguntar, y seguir preguntando hasta que conocí la historia desde muy niña. En esa época, la autocensura incluía no hablar con los hijos hasta que fuesen adolescentes conscientes. Una imprudencia, podía condenar a toda una familia a la muerte, el exilio, la cárcel, torturas, o en el mejor de los casos, la infamia, el desempleo, o el ostracismo en la sociedad. De esta manera, Trujillo destruyó el capital social que le permitió permanecer en el poder 31 años. Nadie hablaba porque temían que quien tomaba la iniciativa le estaba “tirando un gancho”. El miedo y la desconfianza son necesarios para crear la auto-censura, la forma más eficaz para controlar el pueblo. Y para eso, al igual que Franco, Hitler y Mussolini, Trujillo buscó la alianza con la Iglesia Católica Romana.

Los sacerdotes organizaban bautismos colectivos en las áreas rurales, convirtiendo a Trujillo en compadre de los padres de miles de ahijados y ahijadas; esto es, los unió en un lazo de lealtad considerado sagrado por el campesinado. ¡Con Dios y Trujillo!, era el grito aguerrido con que los campesinos expresaban su fe en el régimen y su violencia reprimida; dado que Trujillo no les permitía emigrar a la ciudad y los forzaba a trabajar en unas 7 tareas de tierra o los encarcelaba por cualquier infracción para someterlos a trabajos forzados en sus fincas privadas; muchas de éstas expropiadas a personas de clase media.

El punto es que Trujillo tomó las tierras que quiso, pero no para una reforma agraria como lo hiciera Fidel, sino para su enriquecimiento personal y el de su extensa familia. Además, durante 31 años, varias generaciones de dominicanos y dominicanas vivieron en condiciones no solo de pobreza sino de terror. Para mantenerse en el poder Trujillo buscó la legitimación que le brindó la Iglesia, creándole al pueblo la imagen de que Trujillo era un santo varón, comparable al Dios hecho hombre. Este adoctrinamiento del campesinado incidió para que fracasaran las expediciones del 14 de junio de 1959 como veremos más adelante.

El impacto y la solidaridad de Fidel con el movimiento revolucionario dominicano.

1) Impacto del triunfo de la Revolución Cubana en el pueblo Dominicano. Creo que de todos los países de América Latina, República Dominicana fue la más impactada por la Revolución cubana, dada su cercanía, y los lazos históricos de solidaridad de ambos pueblos. Por esa razón, cuando el primero de enero de 1959 el dictador Fulgencio Batista huyó de Cuba, y el día 8 Fidel entró a la Habana al frente de la caravana de la libertad, en Republica Dominicana una corriente de alegría y esperanza nos electrificó. La conciencia de que la libertad era posible despertó de la maraña de desesperanza en que existía. ¡Si Fidel pudo, nosotros también podemos!

2) Participación de Fidel en la expedición abortada de Cayo Confites. La solidaridad de Fidel hacia el pueblo dominicano se manifestó cuando era aún estudiante. En 1947 Fidel formó parte del grupo de dominicanos exilados y voluntarios de diferentes países que se organizó para derrumbar el gobierno de Rafael Trujillo en la invasión que partiría de Cayo Confites, Cuba. El gobierno cubano estaba presidido por Grau San Martín. El ministro de Educación José Manuel Alemán, fue el contacto entre los exiliados dominicanos y el gobierno cubano, mientras que Manolo Castro, dirigente del movimiento socialista revolucionario MSR, estuvo al frente del reclutamiento de voluntarios cubanos para la expedición.

Wikipedia relata el proceso de organización a raíz de un congreso de exilados dominicanos que dejó constituido el frente unido de la liberación Dominicana, con Ángel Morales como presidente. El 13 de julio 1947, los exiliados eligieron un comité central para dirigir la expedición integrado por: Juancito Rodríguez García, Ángel Morales, Leovigildo Cuello, Juan Bosch y Juan Isidro Jiménez Grullón. Al entrar el mes de septiembre conformaron un ejército de 1,200 hombres, divido en cuatro batallones comandados por veteranos de la Guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial. El movimiento contaba con 4 barcos, 13 aviones, armamentos y municiones.

Durante los últimos preparativos, el general Genovevo Pérez Damera, jefe del ejército cubano, viajó a Washington DC, donde se entrevistó con altos militares del ejército Norteamericano y con diplomáticos al servicio de Trujillo. Días después el general Pérez Damera procedió a confiscar un cargamento de armas mientras el embajador norteamericano en Cuba Henry Norweb, exhortó a los aviadores Rupert E. Waddel, Thomas Sawyer y Hollis Smith, tres norteamericanos comprometidos en cayo confites para que regresaran a su país y abandonara la expedición; quienes obedecieron al embajador. Luego de deserciones y confusiones los expedicionarios fueron los expedicionarios fueron obligados a desembarcar en el puerto de Antillas, donde fueron apresados, y las armas confiscadas. . Una huelga de hambre de Juan Bosch ayudó a un acuerdo con el general Damera y los expedicionarios fueron liberados.

3) Apoyo a los expedicionarios del 14 de Junio. A pocos meses de Fidel tomar el poder, el exilió dominicano en los Estados Unidos compró un avión y armas para iniciar la lucha revolucionaria. Esta iniciativa fue frustrada por las autoridades Estadounidenses que incautaron el avión. Los exilados viajaron a Cuba y recibieron entrenamiento y el apoyo logístico para realizar la expedición que tumbaría al régimen Trujillista.

El 14 de junio de 1959 un avión C-46 Curtiss aterrizó en Constanza dejando a 54 expedicionarios que se internaron en las montañas, y el 20 de junio 2 lanchas desembarcaron en las playas de Maimón y Estero Hondo, dejando a 144 combatientes. Wikipedia proporciona los nombres de los expedicionarios y concluye que “la gesta no logró su objetivo y la mayoría de los miembros fueron apresados, torturados y asesinados por Trujillo. Sin embargo, muchos historiadores afirman que este hecho marcó el principio del fin de la dictadura, que culmina con la muerte del dictador 15 días antes de cumplirse el 2º aniversario de la llegada de los expedicionarios a tierras dominicanas”.

Este hecho contrasta con el éxito del foco guerrillero cubano. Fueron 80 los combatientes que acompañaron a Fidel el 2 de diciembre de 1956 en su viaje desde México a la provincia de Oriente. A su llegada, la mayoría fueron asesinados y solamente 16 hombres lograron llegar a la Sierra Maestra. Es realmente sorprendente que en dos años, 16 hombres (incluyendo a Fidel y el Che Guevara) lograran ampliar el apoyo del campesinado y los grupos organizados para derrumbar a Batista y entrar triunfante en la Habana el 8 de de enero de 1959.

La apreciación expresada en Wikipedia en mi opinión fue correcta. Uno de los elementos que he escuchado para explicar la diferencia es la inexistencia de una selva aislada en Republica Dominicana, y la poca colaboración del campesinado dominicano. Como explicara anteriormente, Trujillo previó acciones de esta naturaleza, y desarrolló una estrategia de lograr la lealtad del campesinado a través del adoctrinamiento ideológico-político de la Iglesia Católica Romana. Varios historiadores han mencionado como los campesinos, en lugar de apoyar los expedicionarios, los veían como invasores y los denunciaban a las autoridades.

A pesar del fracaso, la solidaridad y la muerte de los expedicionarios no fueron en vano. Fue el abono que el pueblo dominicano necesitaba para despertar de su letargo. La Iglesia mantuvo silencio ante la matanza de los expedicionarios, pero las células del movimiento clandestino revolucionario 14 de Junio crecieron con mayor determinación en todas partes del país y se unieron para conformar las metas y estructura del movimiento. La delación de un invitado hizo que todos los hombres y mujeres que participaron en la reunión organizativa fueran encarcelados en enero de 1960. El encarcelamiento masivo visibilizó la oposición interna y dio lugar a los sucesos posteriores que finalizaron con la muerte del tirano. Por fin después de 30 años de colaboración con el régimen, la Iglesia lanzó una Carta Pastoral que hoy consideraríamos moderada. Fue obra del cambio de papa en el Vaticano con la elección del papa Juan XXIII, quien cambió al nuncio por un experimentado diplomático para desligar la imagen de la iglesia de tan atroz aliado; aunque el nuevo papa insistió con la continuidad del Concordato y el financiamiento de la Iglesia por el Estado. 

Conclusión

Sin el apoyo de Fidel al exilio dominicano es posible que Trujillo hubiese muerto en su cama y su hijo Radhamés hubiese continuado la dinastía de dictadores al estilo de los Somoza y los Duvalier. Por eso, gracias Fidel y cubanos que lo siguieron.

Pero mi vivencia bajo Trujillo, no me permite ignorar el sufrimiento del pueblo cubano. No me convencí hasta que visité Cuba en 1980. Fui a participar en un congreso de la FAO representando al MIJARC, una organización que nos apoyaba para organizar encuentros campesinos internacionales. Yo era miembro de CEPAE y participaba en el Comité de Defensa de Derechos Humanos, por lo que logré entrevistarme con varias personas claves, y conocer personalmente a Fidel Castro, aunque fuese un instante. Pero la Cuba que vi me dejó desconsolada. Me sentí revivir la dictadura Trujillista. Le pregunté al miembro del partido que me acompañaba, ¿Cómo puede sostenerse el sacrificio y el trabajo voluntario durante 20 años? Me contestó, “ahora los cubanos prefieren tener un tío en Miami a un tío en el partido”. La historia lo juzgará.