Rabat. En medio del álgido debate político, de candidaturas y luchas fratricidas de muestras de poder, empecé a recordar algunas experiencias vividas. Corría el año 1997 en el barrio de Gazcue, calle Juan Sánchez Ramírez, esa que llega directo a la UASD. Allí vivía junto a mi madre, Doña Rosajilda Vélez, en una casa a la cual, el apresurado desarrollo de nuestra ciudad ha convertido en un pequeño edificio comercial. Un día me comenta que tendríamos una visita distinguida, yo me había acostumbrado a ver algunas figuras de la vida nacional, pero en este caso nos visitaría el mismísimo Juan Bosh, una figura que en esa época ya no se veía presente en el debate nacional, una figura para mi casi mítica por la referencia de mis padres.
El profesor o Don Juan, llegó a nuestro hogar con el objetivo de recuperar unos apuntes suyos inéditos de un ejemplar de “Teoría y Acción”, publicación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) calificada como órgano teórico para la formación de sus miembros. Mi primera y única impresión de aquella figura de tanta relevancia, de aquel esfinge-hombre, símbolo de honestidad y firmeza sin discusión, miembro fundador de dos de los partidos que más han gravitado en la política nacional, fue la de un gran ser humano, pura y simplemente. Su trato fue el de un abuelo cariñoso, su conversación con mi madre fue lúcida y coherente. En esa época se comentaba que la famosa enfermedad “del alemán” lo había alcanzado. Me causó una impresión muy difícil de olvidar, caminaba seguro, erguido, con un aura de entereza moral que ni los años de lucha ni su posible enfermedad habían mermado. Al marcharse, vi dos de los guardaespaldas que lo acompañaban, vestidos de chacabana blanca, entrar a un carro Peugeot 406 azul.
Algunos años más tarde, en el año 2005, siendo un joven diplomático de 26 años, tuve una experiencia, bastante parecida a la del 97, pero en ese caso, en la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, de Gazcue a Belgrano Chico se podría decir. Se me había encomendado participar en el develo de un busto conmemorativo de Wilson Ferreira Aldunate, caudillo del Partido Nacional de Uruguay, quien fue un acérrimo oponente de la dictadura militar encabezada por el presidente Juan María Bordaberry, por lo cual también tuvo que partir al exilio, igual que Don Juan. En ese evento conocí a Don Raúl Alfonsín, quien, igual que Bosch, fue el primer presidente de la vuelta a la democracia en Argentina. Don Raúl, igual que Don Juan, sufrió las denostaciones y ataques de los “pragmáticos de la política” además de vivir el fenómeno de la división en el partido en el que hizo vida, la Unión Cívica Radical (UCR). El encuentro con Raúl Alfonsín, en Belgrano Chico, me recordó aquel momento de Gazcue con Don Juan.
En la ceremonia de develo del Busto de Ferreira Aldunate, el público contrastaba mucho con mi presencia, hombres y mujeres mucho mayores, supongo que líderes políticos del Partido Nacional de Uruguay y de la UCR de Argentina, algo un poco intimidante para mí. Ante esta situación, decidí vencer mi usual timidez e ir a saludar a Alfonsín, en nombre de la República Dominicana. El entonces líder de la UCR, reaccionó de manera afable ante mis saludos, después de una palmada en mi hombro se retiró hacia su vehículo para dejar el evento. Lo acompañaban dos guardaespaldas de camisa blanca (los argentinos no usan chacabana), en este caso el Peugeot 406 no era azul sino color vino.
Las anécdotas vienen a colación considerando los tiempos en los que vivimos. El mercadeo, las noticias falsas (Fake News) y el manejo de la información pueden fabricar candidaturas políticas y crear de manera espontánea, figuras o fenómenos políticos. Tal es el caso de los outsiders que llegan al poder quitando peso a la tradición y al bagaje los cuales dejan de ser factores determinantes para el éxito político. Se dice que esto ocurre porque la población está cansada de las mismas figuras o políticos tradicionales, siendo este el principal eje de discursos populistas de derecha y de izquierda. Ese fenómeno todavía no ha llegado a mi país.
Las tres figuras que hemos citado, tanto Bosch como Ferreira Aldunate y Alfonsín, son hombres que han pasado a la historia como líderes coherentes, defensores de valores como la Democracia y el respeto a los Derechos Humanos. En su tiempo y espacio, hicieron su aporte en sus respectivos países. Recordar las trayectorias políticas de estos tres líderes llaman a una reflexión sobre nuestro destino como nación, sobre qué tipo de liderazgo queremos.
En la mitología egipcia una esfinge se representa por la cabeza de un León, en la modernidad, el éxito se mide en términos económicos o de acumulación y se considera a un empresario como un buen administrador. En ese sentido, el pueblo dominicano está en la encrucijada de escoger entre, el sucesor elegido por la esfinge, representado en la cabeza de un León, o un empresario y funcionario público exitoso. El próximo 6 de octubre, a un mes del aniversario de la proclamación de la primera constitución de nuestra nación, seremos testigos de si el PLD continuará la tradición o tomará un camino distinto al iniciado, en lo que en su momento se llamó “el nuevo camino”.