Todo aquel que ha ido a cualquier actividad, puede ser de literatura, de medicina, de agricultura, de mueblería, patrocinada por el gobierno dominicano, sabe muy bien que va a tener que soportar un proselitismo nauseabundo e irrespetuoso. Y claro, esta feria no me decepcionó, de hecho, hubo un mini rebú porque los comesolos no querían ahí a un grupito que estaba fuñendo muy levemente con pancartas y tshirts del 4%.

Lo primero que uno se pregunta entrando a la feria es, ¿quién diseña el afiche? Lo segundo es que deberían cambiarle el nombre. Pueden dejarle Feria (concurrencia de gente para comprar animales, géneros o cosas); pueden dejarle el gentilicio, los organizadores y el público en su mayoría somos dominicanos, no como la literatura de la diáspora; pero quítenle Del Libro, porque es del libro como cosa física, pero no por contenido. La Literatura Dominicana, Poesía, Narrativa, de eso no hay mucho. He aquí algunos libros, es decir, hojas unidas y numeradas y encuadernadas juntas, que vi:

Hacia la Revolución Tecnológica Industrial; Ideología, Liberalismo, Crisis Mundial y Nuevo Liderazgo (la cubierta tenía las fotos de Obama, Chávez, Leonel y Lula; por orden, Leonel es la crisis).

La Crónica Social en la RD (la cubierta tenía la foto de una doña etérea y varios tulipanes avergonzados)

Afiche de la feria del 2014

Las Vainas de Papá; Léxico y Ocurrencias de un Presidente (la cubierta tenía fotos de Hipólito).

La Política en Broma.

Ocurrencias Rimadas de Johnny Lama. He aquí cinco cucharadas de esta pócima:

1 Especiales y descuentos

2 Parecía un día de juicio

3 En el centro comercial

4 Que anunciaba un especial

5 Y otras ofertas al inicio…

Otra cosa te ataca, le toca al oído, la música a todo volumen. Y no importa si es Serrat, o Pepe Pepe Pepe, o Vakeró, o Danny Rivera, no entiendo por qué tiene que haber música alta de fondo, tan conveniente para la práctica del voceo. En las Ferias del Libro de otras naciones pobres la gente tiene paz para hojear un libro y comentarlo con su pareja o amigos; interesarse en ese cuento de ese escritor que no conocía. Pero en esta Feria uno toma un libro de todos los escritos de Bosch para ver si aparece un joya desconocida, y tiene que dejarlo sin entender una palabra porque el cuerpo se está moviendo solo, y el cerebro lo único que ordena es que uno abra la boca y cante a viva voz, qué mujer tan chula… lo que yo me bebo… Así es que bailando me acerco y me zambullo de cabeza en la clase de folklore y baile que imparte Xiomarita Brinca, una señora adorable como de 166 años y mucho conocimiento, sobre el merengue, la bachata, el son. Aquí me gané un amuleto del folklore por bailar bien merengue pri pri y contestar correctamente la pregunta, ¿cuándo es que se debe dar vueltas bailando merengue?: Cuando dejan de cantar.

Parece que la Literatura Dominicana no deja dinero en taquillas, no le dan mucho share en Facebook, cero likes en Instagram, es demasiado débil para llenar los espacios abiertos y las aulas de una universidad pequeña como el Boricua College, necesita refuerzos, contrapartes de otras ramas de la cultura dominicana, a saber, la música y la magia. Otra de las actividades de la feria era la presentación, par de veces, del mago dominicano Tommy Show. Si por lo menos el Sr Show hubiese pedido de voluntario a uno de los escritores u organizadores presentes, serruchándolo por la mitad con un serrucho de verdad, medio boto, entonces entenderíamos esta manía de traer artistas que nada tienen que ver con la Literatura a estos eventos literarios. Nunca he visto a un poeta leer un poema en medio de un maratón de Dembow (por suerte para los poetas que nunca tienen seguro médico).

Al final de la tarde, pensando en ese afán triste, ridículo y dañino de querer que a una actividad literaria vaya gente a la que no le importa un coño la Literatura, alejando para siempre a los que sí nos importa, entré a la conferencia sobre la literatura de la diáspora y sus interrogantes:

 

¿Existe una literatura de la diáspora?

¿Cuándo es dominicana?

¿Es diáspora una palabra demasiado fea?

¿Es más fea que blogósfera?

¿Cuál es primero, la feria, o el libro?