Ayer fue el día del padre en República Dominicana y aunque no tengo hijos engendrados recibí la llamada de una hija putativa quien me decía que siempre seré su padre porque me gané ese lugar en su corazón y si lo que sentí en ese momento es realmente ser padre definitivamente que me siento afortunado porque esas palabras transformaron mi día.
El mío falleció en 1985 y solo conservo de él algunas ideas e imagen aunque en la sala de mi casa hay una foto que me lo recuerda cada vez que voy. Lo que hice fue almorzar con mi madre no porque ella haya sido padre y madre, sino que como madre supo jugar el papel que le correspondió en ese momento al quedar sola con trece hijos. Nunca he creído que nadie sea padre y madre a la vez.
Cuando regresé a mi casa paterna una de mis hermanas tenía en la mesa un velón encendido al lado de la foto de nuestro padre. Yo no quiero vanagloriarme diciendo que tuve el mejor papá del mundo porque mirando todo lo que la gente publica en facebok veo que todo el mundo ha tenido un excelente papá además me pasaría lo mismo que con Jack Veneno que era el campeón de la bolita del mundo mientras en Puerto Rico también había un luchador que era el campeón de la bolita del mundo.
Volviendo al tema no puedo decir que el mío fue el mejor del mundo, pero sí puedo decir que supo ser un buen padre. En el mundo hay demasiados padres y sé que los existen tan buenos como fue el mío, y a pesar de no haber compartido lo suficiente con él sé que fue un gran hombre por las cosas que me cuentan quienes lo conocieron.
Por eso aprendí que lo importante de ser buen padre no reside en las cosas materiales que nos hayan regalado, sino en legado que dejan en su paso por la vida y nuestras permitiendo la admiración y el recuerdo de quienes amó y sirvió, un recuero tan profundo que ha 32 años de su partida alguien se acuerda de encender una vela en su memoria.