El licenciado Eddy Olivares, ex juez de la Junta Central Electoral, y algunos timacles  de la opinión pública han criticado al PRM por negarse a repetir la fórmula del “reparto” en las directivas del TSE y la JCE, como hizo antes con la Cámara de Cuentas.

Condena Olivares  que el PRM se quedó “sin pito y sin flauta”, pues no tendrá “el manejo privilegiado” sobre “las grandes decisiones de esos órganos”, y “se enterará de ellas a través de los medios de comunicación”.

El tema de la calidad de la organización y arbitraje de las elecciones trasciende a que el PLD conceda un asientico,  le asigne una yipeta, le nombre algún personal de apoyo o le dé viáticos para sus viajes a los representes de la oposición en los plenos de la JCE y el TSE.

Ese “reparto” es sólo una “Ley del Embudo”, quedándose el PLD con el control decisivo de las elecciones y los departamentos claves de su montaje.

Desde su vuelta al poder en 2004, el PLD ha puesto el gobierno al servicio de su interés partidario,  convirtiendo el Presupuesto Nacional, la nómina, los servicios sociales y su funcionamiento general en una enorme estructura de clientela política, y un barril sin fondo para la economía.

Por eso desde 2008 la reelección del presidente Leonel Fernández generó un déficit público de unos 156 mil millones de pesos, y en cada proceso electoral los gobiernos peledeístas han disparado el gasto y el endeudamiento públicos para  financiar sus campañas.

Y ahora sabemos, por las delaciones premiadas de directivos de Odebrecht,  y la confirmación de uno de sus jefes provinciales de campaña, Temístocles Montás, que en 2008, 2012 y 2016 el PLD usó también recursos provenientes de los sucios negocios de Odebrecht para financiar sus campañas electorales.

En realidad el “reparto” sólo ha servido para que la oposición legitime el inequitativo, opaco y antidemocrático marco en que tras bastidores el PLD ha  “organizado” y “arbitrado” los últimos procesos electorales.

Eddy Olivares es el ejemplo vivo del engaño que ha sido ese “reparto”. Politólogo,  conocedor de la normativa electoral, organizado, actualizado, diligente, Eddy cumplió de manera efectiva la representación que correspondió al PRM en la anterior directiva de la JCE.

Conforme al rasero con que mide el “error” que le atribuye al PRM,  don Eddy contó con  “el pito y la flauta”, tuvo acceso “al manejo privilegiado de las grandes decisiones”, y se enteró de ellas directamente.

¿Y qué?

Que Participación Ciudadana monitoreó ese proceso como el más desigual celebrado en el país, por el ventajismo del candidato-presidente, Danilo Medina.

Órganos internacionales que cualifican las elecciones también las cuestionaron, incluyendo la indeleble valoración de Daniel Zovatto, director del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral, cito: “Con preocupación y dolor observo q calidad e integridad d las elecciones en la RD han sufrido un serio retroceso”.

Felicito al PRM por zafarse de ese esquema de ventajismo y manipulación de la libérrima voluntad popular, y porque su determinación conecta con la aspiración social de que la organización y arbitraje electoral pasen a manos de magistrados y funcionarios que sólo respondan al mandato constitucional de que cada 4 años tengamos elecciones libres, equitativas y transparentes.

Vigilemos cada paso de las nuevas autoridades electorales.