Hice este título motivado por una persona que escribió un comentario al anterior artículo, en que defiende los méritos de padre de la Patria  del general Pedro Santana, pero dice al final: “Favor de no insultarme por participar en el debate…”

El amigo desconoce dos cosas: La primera es que ya he estado leyendo el libro al que él se refiere, Santana: "El marqués de Las Carreras". Está o estaba en ese momento en Librería Cuesta. Lo segundo es que yo he llegado a la conclusión que, aunque lo niegue o disimule muy bien, los dominicanos son santanistas o trujillistas. O mejor dicho, vive añorando los dictadores: Suelen decir: “Aquí hace falta un Trujillo”, que es una forma de mostrar sus frustraciones frente al desorden institucional, corrupción, asaltos a figuras conocidas, al igual que a cualquier ciudadano común.

Centrándonos en la eterna controversia sobre Santana, debo indicar que Juan Pablo  Duarte fue el magistral ideólogo de la independencia, mas nunca peleó; y no podía hacerlo por su inexperiencia militar.  El que podía convocar una tropa de campesinos y/o dominicanos disidentes del ejército haitiano era Santana. Bosch siempre repetía que había que reconocer que el general seibano era un líder militar nato y el fundador del Ejército Dominicano.

En algunos casos, cometió ejecuciones con saña  injustificable (como dar un puntapié al cadáver del general Antonio Duvergé, luego de su ejecución). Otros asesinatos se debieron a la conspiración permanente e inestabilidad que vivía el país. En un momento de tantas intrigas, luchas intestinas permanentes, si no  mataba al enemigo político,  él te mataba. Santana también recibió persecuciones, cárcel y estuvo en el exilio.

Nos concentramos en culpar a Santana, sin procurar ver los autores intelectuales y encargados de ejecutar meticulosamente el plan anexionista como Pedro Ricart y Torres, Miguel Lavastida y Felipe Dávila de Castro.

Pocos historiadores explican que la anexión fue un anhelo de la mayoría del pueblo, se pensaba erróneamente que España salvaría el país de la pobreza espantosa. “Los dominicanos vivían y los enterraban descalzos, envueltos en harapos”, dice el profesor Bosch.

Mientras el pueblo recibía con júbilo los españoles, él único que los enfrentó, primero por un manifiesto, luego por las armas, fue Francisco del Rosario Sánchez, el más cabal y visionario de los patriotas. No recibió apoyo, lo fusilaron en el Cercado el 4 de julio de 1861. Todo lo que profetizó ocurrió: España no cumplió sus promesas. Por el contrario, empeoró la crisis,  aumentó los impuestos, restituyó la discriminación racial.

Bosch explica que Sánchez, aunque tenía razón y actuaba de forma previsora, su levantamiento  no recibió el apoyo militar o morar, porque todos los sectores eran anexionistas. Sin embargo, al ver el fracaso de la anexión, los mismos que la apoyaron se viraron.

Pues desde la fundación de la República en cada proceso importante aparecen uno o unos héroes y, por supuesto, uno o unos villanos: Joaquín Balaguer,  Pedro Santana,  Tomás Bobadilla, Gaspar Polanco, Buenaventura Báez, Lilís (Ulises Heureaux), Rafael Trujillo Molina. Son chivos expiatorios, cargan todas las culpas: Las suyas y las ajenas. A “los malos de la película”, no se les reconocen méritos, y son los principales artífices del nacimiento y restauración de la República.

Es el caso del general Santana, que se le atribuye la fábula de que era cobarde, no reconocen sus méritos y lo quieren sacar del Panteón Nacional. Se concentran en decir que  Duarte “perdió su fortuna”. Soslayan  que la mayor inversión y sacrificio en el proyecto independentista la hizo Santana. ¿Por qué? Era el más acaudalado, el jefe militar (miembro de la Guardia Republicana haitiana), mayor liderazgo en las diferentes capaz sociales.

Tenemos que releer bien la historia, sin quitar méritos a los demás próceres, Santana  merece estar en el Panteón Nacional.  Y no fue descabellada la propuesta de sus seguidores de que fuese uno de los tres padres de la Patria, o el único, como planteaban los santanistas, incluyendo al insigne Manuel de Jesús Galván, cuando se estaba discutiendo el proyecto durante los gobiernos de Lilís

Fuente:

Este artículo  fue estructurado en base a datos tomados de los libros “Historia de la Restauración”  del periodista Pedro María Archambault;  “La Guerra de la Restauración”, autoría de Juan Bosch; y de escritos publicados por la Academia Dominicana de la Historia y del historiador Euclides Gutiérrez Félix. Y de  “Anexión y Guerra de Santo Domingo, tomo II”, autoría del general José de la Gándara Navarro. Fue el último capitán general, gobernador y general en jefe del derrotado Ejército Español desde el 31 marzo de 1864 al 11 de julio de 1865.