“Fariña”, según el diccionario de la RAE es “una harina gruesa que se extrae de la yuca yla manera coloquial en que los gallegos denominan a la cocaína”.  Esta última acepción da título a un controvertido libro, escrito por el periodista español Nacho Carretero, sobre la historia del narcotráfico en Galicia y que inspira la serie homónima colgada en Netflix.

El comercio ilícito de narcóticos produce anualmente cerca de 400 mil millones de dólares, equivalente a casi el 2% del PIB mundial.  Sin embargo, la económica es la arista menos gravosa del problema. Como bien señala Carretero en su libro: “La mezcla tóxica de admiración popular y complicidad política que genera el narcotráfico sentaron las bases de un sistema criminal y mafioso alrededor las drogas.”

El sustento de la industria del narco, falta de oportunidades, inversión de valores y  complicidad política, convierte en complejo cualquier intento por desmontarla. Precisamente, ahí está la clave: mientras perseguimos a los capos a paso de tortuga con las leyes del Estado, ellos se desplazan a la velocidad de la luz en el transbordador de las leyes del mercado.

Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de los casi 300 millones adictos que hay en el mundo sólo el 16% recibe tratamiento

La droga es la espina dorsal del problema de seguridad ciudadana que afecta a la República Dominicana.  La criminalidad, de un derivado de la desigualdad, muto hace tiempo en un monstruo de tres cabezas: una económica, otra social y la tercera de salud pública.

¿Cómo reaccionaría el negocio de la droga si en vez enfocarnos en combatir la oferta, intentamos desestimular la demanda?   En la guerra contra el narcotráfico el arma de la prevención y la cura de la adicción sigue sin ser utilizada. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de los casi 300 millones adictos que hay en el mundo sólo el 16% recibe tratamiento.

¿Que pasaria si un tercio de los recursos que se invierten en la lucha contra el narco se dedican a incentivar programas de prevención y tratamiento para adictos? ¿Y si destinamos fondos a la investigación y diseño de tecnologías orientadas interrumpir la dinámica bioquímica que lleva a un ser humano a querer alterar sus estados de ánimo a través de la droga?

¿Y si además de ampliar los cuerpos policiales, aplicar la utilización de algoritmos para prevenir el crimen, tomamos medidas como sacar de circulación los billetes cuya denominación sea más alta de 100 pesos, así como la obligatoriedad de realizar transacciones comerciales en efectivo solo con montos inferiores a los RD$25,000.00, como una forma eficaz de limitar la circulación de dinero negro y el lavado?

Las respuestas solo las tendremos si, con creatividad y audacia, nos atrevemos a enfrentar los problemas de este siglo con armas de este siglo.

El autor es Secretario de Educación del Partido Revolucionario Dominicano.