Ya se ha dado a conocer el proyecto ganador de la licitación “Diseño, supervisión y dirección de las obras del proyecto Ruinas de San Francisco y entorno”. Esto ha desatado una campaña en contra, dentro y fuera de las redes sociales, de la remodelación o más bien con el nuevo aspecto que se le quiere dar a ésta. Me han dicho que hasta se han reunido con los moradores del entorno,  a pesar de que soy uno de éstos, no me he enterado de ninguna reunión, (dos a la fecha), y han presentado el proyecto.

No entiendo cómo el gobierno se haya prestado para esto. En vez de cuidar y conservar Las Ruinas del Monasterio de San Francisco, primer Monasterio de Nuevo Mundo, declarado Patrimonio Dominicano y el 8 de diciembre de 1990, la Ciudad Colonial, espacio geográfico en donde se encuentra este monumento conjuntamente con otros, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura, UNESCO por sus siglas en inglés,  la declaró Patrimonio de la Humanidad, bajo el nombre de Ciudad Colonial de Santo Domingo, ha permitido la prostitución de este monumento y ahora la “remodelación” y construcción de un edificio, que hasta un auditorio tiene proyectado, distorsionando así lo que un día fue esta edificación.

Pero más me sorprende algunas de las personas que están protestando por esta causa y son las que más culpa tienen de haber destruido Las Ruinas de San Francisco y su entorno, ya que cada domingo se congregan a presenciar un “concierto” del grupo Bonyé.

Me limito a una persona cuyo nombre recordar no quiero y  mencionar mucho menos, que producto a lo escrito en esta columna el día 23 de agosto del 2011, bajo el título de “Cultura del irrespeto en la Ciudad Colonial”, en donde cuestionaba dicha actividad de los domingos y exponía todos los daños, incluyendo el daño al monumento, dicha persona me escribió de manera privada a mi correo y aunque no suelo contestarle a nadie por mis opiniones, le contesté y me di cuenta de que no había ni siquiera leído el artículo, salvo el primer párrafo.

Investigando quién era esa persona, que aunque nunca fuera de tono, me escribió un par de veces ese día, y además defendía la actividad, exponiendo entre otras cosas, que ya eso era una “marca país”, me di cuenta de que no vivía aquí o por lo menos en esa ocasión y estaba nombrada como ministra consejera en una embajada – esto último lo supe gracias a una entrevista de radio que encontré ese día en la internet-. Hoy es una de las abanderadas en dicha lucha en las redes sociales en contra de este proyecto.

Claro que no estoy de acuerdo con el proyecto, no sólo porque se cambiará el todo del monumento, sino que en la maqueta no se ven parqueos y ya la Ciudad Colonial, que achicaron las calles, incluyendo la Juan Isidro Pérez, es un caos por eso de los parqueos, construido esto, las cosas serán peor. Pero creo que los que están haciendo su campaña en contra por las redes, deben ser coherentes y no apoyar algo que ha destruido las ruinas y contribuyen de manera directa a que proyectos como el que se presenta, sean posibles.

“Cultura del irrespeto en la Ciudad Colonial”.