La propaganda gubernamental divulga lo estrambótico y argumentos basados en falacias, articulando una ética de cantidad, prosternando la calidad. Se esgrimen falacias confusionistas, acomodaticias, presentando como veraces y positivos, hechos que no lo son. La falacia ad-numerum consiste en afirmar que algo es verdadero por el hecho de que exista un número muy alto de personas que lo sostenga. Se usan números irrelevantes no correlacionados con supuestos logros. Muestra de falacia inocua: 700,000 asistentes a la Feria del Libro.
La CDEEE proclamó, victoriosamente, que en Punta Catalina trabajan 10,100 personas en varios turnos. Ese número distrae la atención, pero nada esclarece. Ese argumento cuantitativo de falacia ad-numerum acomodaticia ocultaría pecados imperdonables: sobrevaluación del precio original, sobrecostos adicionales, ausencia de auditorías, anuncios confusionistas sobre arbitraje no iniciado, negociaciones secretas para pagar sobrecostos sin arbitraje y sin demandar a Odebrecht ante los tribunales, ocultamiento de retrasos para terminar el proyecto, pagos acumulativos a Odebrecht que superarían los montos contratados, no exigencia del cobro de penalidades por retrasos, indefinición de terminación de la segunda unidad habiendo concentrado recursos en la primera que debió terminarse hace 9 meses. Esta falacia intentaría mantener Punta Catalina fuera del expediente acusatorio de la PGR, dejando impune el soborno para aprobar su frustrado financiamiento del BNDES.
La PGR divulgó esta noticia: “Durante investigaciones sobornos Odebrecht se han analizado cientos de cuentas bancarias, transacciones y documentos”. Esta falacia ad-numerum menciona en este título “cientos de cuentas” y agrega: “… el Ministerio Público ha rastreado el comportamiento de cientos de cuentas bancarias y transacciones, así como también, ha realizado el análisis de miles de documentos”.
“Cientos de cuentas bancarias” y “miles de documentos” auténticos pudieron obtenerse aquí, tempranamente, sin mucho esfuerzo, si la PGR no hubiera permitido que se fugara, en Diciembre 2016, el representante de Odebrecht por muchos años aquí, y si hubiera allanado inmediatamente sus oficinas, cómplices locales y la pagadora de sobornos, División de Operaciones Estructuradas. Actuando sin displicencia se hubiera preparado rápidamente un expediente acusatorio bien fundamentado, sin ampliación del plazo de investigación previa judicial. Hace unos 17 meses que estalló internacionalmente el Escándalo Odebrecht y todavía no comienza el juicio.
La PGR expresa: “La cooperación, receptividad y la calma debe prevalecer para el bien de la dinámica que está en curso”. Enmarcando local e internacionalmente ese espíritu de “cooperación”, compartimos con la PGR párrafos de nuestro artículo de abril 20 “El Compromiso, de Lima frente a la Corrupción y la Declaración sobre Venezuela”, donde planteamos por anticipado reclamar, oficialmente, “cooperación” y apoyo peruano.
Estando en Lima, “Danilo pudo reivindicarse, si hubiese solicitado, pública y personalmente, apoyo al Presidente Peruano para que su Procuraduría y otros organismos orientaran a la PGR Dominicana explicándole cuál fue el procedimiento seguido por los peruanos para lograr interrogar al propio Marcelo Odebrecht”. “También la Procuraduría Peruana logró que el representante de Odebrecht en Perú, Jorge Barata”, “…bajo Acuerdo de Lenidad, fuera interrogado, sustentando los cargos del expediente acusatorio”. “Con tales interrogatorios, aquí también se confesarían sobornos para adjudicaciones y sobrevaluaciones. Si hubiese pedido apoyo a Vizcarra, habría sido yo el primero en reconocer ese comportamiento de Medina”.
Las diligencias hubieran sido eficaces, con resultados expeditos, priorizando el interrogatorio de dos personas: Marcelo Odebrecht y su fugado representante en la República Dominicana, condenados y privados de la libertad en Brasil. Al igual que los peruanos, lo relevante y efectivo debió ser interrogar en Brasil al dueño de Odebrecht y su enviado local. Confesando bajo la jurisdicción de la justicia brasileña y validada por la nuestra, están forzados a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Allá no pueden mentir ni omitir. Si cometieran perjurio se les caería el Acuerdo que firmaron en Brasil y tendrían que cumplir, encarcelados, la condena total que les fue rebajada con su Acuerdo de Lenidad. Si hay voluntad todavía hay tiempo para interrogar personalmente, en Brasil, a Marcelo y su adelantado. No hacerlo sería infamante.
Recordemos a Gustavo Gorriti: “No hay forma de llevar bien la investigación de Odebrecht sin ofender intereses poderosos; y a la vez no hay forma de llevar mal esa investigación sin salir infamado para siempre”. En Junio 9 sabremos si la investigación se ha llevado bien o mal, con todas sus consecuencias.