En artículos anteriores ya hemos tratado el tema de los revestimientos vegetales en la piel del edificio. Las bondades de las fachadas verdes y las cubiertas ajardinadas son más que evidentes y harto conocidas.

Específicamente en el artículo “Jardines verticales: verdes y funcionales” (*)  citábamos las ventajas de la piel vegetal para los edificios: estabilización de las temperatura interior gracias al aislamiento que proporcionan frente al calor y al frío, refrescamiento y humidificación del medio exterior circundante, contribución a la captura de Co2 del medio ambiente y ornamentación del entorno.

Recientemente en un proyecto de I+D+I (Investigación + Desarrollo +Inversión)  llevado a cabo en Alemania llamado casa BIQ, se ha sumado una ventaja para las fachadas vegetales: la generación de energía renovable. Se trata de un prototipo de  vivienda que se está construyendo para ser presentado en la Exposición Internacional de la Construcción (IBA) que se celebrará en Hamburgo en este año. A esta vivienda se le ha incorporado un sistema de fachada a base de micro-algas y que se ha denominado Fachada Bio-reactiva.

La Fachada Bio-reactiva se ha concebido para que las algas crezcan más rápido bajo los rayos solares (dispuestas en unas lamas de vidrio para tales fines) ofreciendo de esta manera más sombra interna en verano. Estos “Bio-reactores” no sólo producen biomasa que puede ser cosechada luego, sino que además captan energía solar térmica. Ambas, fuentes de energías renovables que repercuten en el balance energético positivo del edificio.

Dicho de otra manera, todo esto lo que significa es que la fotosíntesis ofrece una respuesta activa a las necesidades de control solar, mientras que el cultivo de micro-algas (para biomasa)  brinda una fuente de energía excelente y renovable.

La fachada se auxilia de la fotosíntesis para generar micro-algas que luego se cosechan y se convierten en biomasa para la generación de energía. El proceso crea una fachada verde elegante y reluciente para el edificio, además de  combustible para la generación de energía sostenible y renovable.

Una vez Jeff Bezos el fundador de Amazon.com, posiblemente el más grande sistema comercial libre de internet, comentó que: “…Si queremos ser creativos, debemos estar dispuestos a fracasar eventualmente…”. Lo cierto es que la osadía muchas veces es la madre de los grandes descubrimientos y aportes que se han hecho en beneficio de la humanidad; y cuando nos enteramos de este prototipo casa BIQ, pensamos que su principal promotor Splitterwerk Architects de Graz, Austria, había sido lo suficientemente osado como para dar un paso en pos del desarrollo de los revestimiento vegetales en la piel del edifico. Lo que se plantea aquí, es cerrar el ciclo de vida de este tipo de fachada, haciendo que su huella ecológica se reduzca casi a cero, toda vez que los restos pueden ser utilizados como biomasa.

Para la arquitectura – en su tripe condición de ciencia, arte y tecnología- siempre ha sido un desafío poder equilibrar la función y la forma. Es decir, para la arquitectura –la buena arquitectura- el objeto de diseño no solo debe ser agradable a la vista, sino que debe funcionar o a la inversa, no sólo debe funcionar, sino que amerita algún tipo de razón armónica en sus formas.

En el caso de la arquitectura bioclimática – la buena arquitectura- decimos que su fin social y tecnológico consiste en combinar eficiencia energética, confort y armonía medioambiental.

Ejemplos de optimización como el de la Casa BIQ o las del Solar Decathlon, más que reclamos académicos o declaraciones de intenciones, deberían servir como las piedrecitas de Hansel y Gretel que marquen el camino a seguir a toda una generación a la que le tocará operar los cambios de paradigmas.

(*). http://www.acento.com.do/index.php/blog/6324/78/Jardines-verticales-verdes-y-funcionales.html)