Para intentar reconectar nuestro tema hacia la eficiencia energética, y vistas las características generales, grosso modo, tanto de las fábricas de elementos cerámicos (incluyendo aquí los ladrillos y los bloques cerámicos-aligerados o termoarcilla), como de las fábricas de bloques de hormigón, haremos una pequeña comparativa entre el bloque cerámico-aligerado o termoarcilla y el bloque de hormigón. La haremos entre estos dos para realizar una comparación que sea “justa”, aunque por ello derivemos desde el ladrillo “normal”, hacia su hermano mayor:El bloque cerámico aligerado o termoarcilla. Esta comparativa, en términos de eficiencia energética, no es otra que una comparativa entre sus mayores o menores niveles de conductividades/resistencias térmicas.
Recordemos que un material en sí mismo puede ser un mejor o peor aislante térmico, dependiendo de sus características y composición. La definición de un material, que sea aislante térmico, podría ser que: por su alta resistencia térmica, establezca una barrera a la transmisión del calor entre dos medios (o espacios), que tendrían la tendencia a igualarse en temperatura, siendo el más caliente el que cede calor hacia el menos caliente.
Entrando en el asunto; dependiendo de los formatos, tanto para el bloque de hormigón como para el bloque cerámico-aligerado o termoarcilla, las características de resistencia térmica variaran a mejor o peor. Para los fines de estas líneas, los formatos que manejaremos serán los utilizados en el mercado español, que son con los que trabaja el autor, y no dejan de ser parecidos a los de otros mercados.
Un bloque de termoarcilla de 14 cm de ancho, puede llegar a tener una resistencia térmica de 0,37 W/m2 K, frente a los 0,24 W/m2 K del bloque de hormigón estándar.
Un bloque de termoarcilla de 19 cm de ancho, tendría una resistencia térmica de 0,49W/m2 K; el mismo formato, pero en un bloque de hormigón, tendría una resistencia térmica de 0,27 W/m2 K.
Un bloque de termoarcilla de 24 cm, contaría con una resistencia térmica de 0,62 W/m2 K. Esto sería bastante más de lo que tendría el mismo formato de bloque pero de hormigón, y que serían 0,30 W/m2 K.
Para este pequeño análisis comparativo, hemos tomado en cuenta que los áridos utilizados para la fabricación del bloque de hormigón, serían más bien densos. Ciertamente estos valores mejorarían bastante si consideramos otros áridos como pueden ser densos macizos e incluso ligeros perforados, tal como consta en las documentaciones técnicas del código de edificación español.
Llegados hasta aquí, la respuesta a la pregunta que titula la serie que hemos venido desarrollando estas semanas, queda a la consideración del proyectista, partiendo del hecho de que varias condicionantes de diseño y/o proyecto, deben tomarse en cuenta. Dichas condicionantes van desde aspectos culturales, de tradición constructiva, climáticas, geográficas, y hasta económicas.
Como de costumbre, dejamos los datos servidos sobre la mesa; será el lector quien profundice en ellos a partir de la pequeña introducción que hacemos desde aquí…Hasta la próxima.