Cada persona crea un círculo emocional y psicológico alrededor de su ego, que constituye un área que no permite transgresiones o que contiene botones que, al ser tocados, hacen que la persona reaccione emocionalmente.

 

Mientras más grande es el ego, más amplio es el círculo que se crea, y más elementos pueden entrar en contacto con él y aumentar las posibilidades de reacciones emocionales en el individuo que se perciba como atacado de ese modo.

 

Sin embargo, reaccionar emocionalmente en forma positiva a acontecimientos y experiencias en nuestras vidas es una parte importante para nuestra supervivencia física, psicológica y emocional.

 

Debemos tener la capacidad de sentir y expresar emociones. Ahora bien, el gradiente de ese sentir y expresar debe ser dentro de parámetros saludables, teniendo la capacidad para no dejar que sean las emociones las que dicten nuestra conducta. Debemos tener plena conciencia de cuáles son los botones que disparan nuestras reacciones emocionales.