Conocer las expectativas en torno al mercado de viviendas es clave para los agentes que interactúan en el sector productivo y para la generación de proyecciones económicas en general. En principio, las perspectivas optimistas preceden el crecimiento y las pesimistas, en cambio, alimentan la incertidumbre y estimulan la desaceleración económica.
En un escenario normal, el comportamiento del mercado de viviendas y el de la economía de un país presentan una estrecha correspondencia.
En el caso del mercado de viviendas es posible medir las expectativas a través de la oferta futura de viviendas, un indicador que hace referencia a la cantidad de unidades que entrarán al mercado en los meses próximos al momento de la medición. De esta manera, a través de datos de este mercado, tenemos un indicador útil, incluso, para proyectar el comportamiento esperado en el resto de la economía a corto plazo.
En República Dominicana ya disponemos de una serie estadística sobre las expectativas del mercado de las viviendas: el ESTUDIO DE OFERTAS EDIFICACIONES (anteriormente llamado: los Indicadores de la oferta de edificaciones comercializables en Santo Domingo) que resultan de un censo aplicado en el Distrito Nacional, Santo Domingo Norte, Los Alcarrizos y Santo Domingo Este para identificar el volumen y las características de los inmuebles que se están comercializando y de los que están en proyecto. Estos Indicadores son realizados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) con el apoyo de ACOPROVI y la Universidad INTEC.
Aunque la serie es todavía joven, con datos desde octubre de 2016, ya nos permite plantearnos algunas conjeturas sobre la materia.
Como puntualizamos antes, en esta fuente estadística se define como oferta futura de vivienda a la cantidad de unidades de edificaciones que estarán disponibles luego de la fecha de captura de los datos.
La actualización más reciente de la medición (con datos recopilados en octubre de 2017), indica que de las 7,012 unidades de viviendas que se estaban ofertando para la venta en ese momento, 1,270 eran de oferta futura y 5,742 de oferta inmediata, como indica la gráfica.Las viviendas de ofertas futuras (unidades que entrarían al Mercado a partir de noviembre de ese año) representaban el 18.1% de la oferta total. Sin embargo, en abril de 2017, este coeficiente era solo de 1.8% (104 de oferta futura entre 5,878 de oferta total).
A primera vista podemos decir que las expectativas mejoraron mucho para octubre de 2017 con respecto a lo que reflejaban los datos en abril de ese mismo año. Pero la conclusión puede ser apresurada.
Si retrocedemos un poco más hallamos que en octubre de 2016 la oferta total de vivienda era de 7,757 y la oferta futura de 1,552. Con estos números se obtiene un indicador de expectativa de mercado de un 20%, valor cercano al exhibido en octubre de 2017 (18.1%), como se puede notar en la tabla.La coincidencia puede sugerir que estamos ante un comportamiento cíclico o una tendencia de mejores expectativas en octubre que en abril.
Otra posibilidad es que en abril de 2017 hayamos tenido un descenso particularmente pronunciado en el indicador por los efectos de la atmósfera política, pues recordemos que era una coyuntura de intensa indignación ciudadana por la corrupción pública y la impunidad, representadas en el caso Odebrecht.
Con tantas posibles hipótesis resulta necesario esperar a que se extienda y afiance más la serie para saber qué exactamente expresan los números. Los resultados de los Indicadores de abril de este año, que serán publicados próximamente, traerán un poco más de luz.