Si las expectativas de un arquitecto (sobre todo de la generación X/Y) sólo fueran evaluadas para el ámbito español, la primera repuesta de muchos afectados podría ser: salir de España.
Esta sentencia tan categórica ha encontrado tanto eco en el gremio, que en muchos círculos y tertulias el tema central es: ¿Cómo huir hacia mejores lugares de ejercicio?
Estoslugares, en los que se espera que se presenten las condiciones y posibilidades de dedicarse al trabajotradicional del arquitecto (es decir, proyección y construcción de edificios), suelen ser ciudades desarrolladas del norte, en países donde se promueve el máximo nivel profesional y laboral, y en los que – en muchos casos por su tradiciones protestantes- se “santifica” el trabajo y la prosperidad. Dicen las buenas lenguasque los arquitectos españoles son altamente valorados en el exterior. Esto de la valoración positiva puede ser algo cierto si este arquitecto español contra la bien los nuevos programas BIM y tiene un excelente dominio del inglés; fuera de esos pequeños detalles, este profesional resulta ser tan bueno como cualquier arquitecto chileno, francés o Israelí.
En España
Volviendo a una de las líneas abiertas en esta serie de artículos – de cómo se enfocaría el ejercicio para un arquitecto en países con pocas posibilidades (¿?), ya sea del “primer mundo”, como en el caso de España(o de países en vías de desarrollo, como Rep. Dom.), la respuesta poética y más habitual para estos tiempos, pasa por el filtro de la eficiencia energética; y como esta frase mágica sirve de solución universal, quedamos todos satisfechos con el discurso…Y poco más.
Pero… ¿Realmente se fomenta la eficiencia energética desde las instancias que tienen la responsabilidad social de dirigirnos? ¿O nos quedamos en la parte de las elocuentes declaraciones asociadas a la foto con el ministro, con el director general, con el decano o con el consejero delegado de turno? ¿Una vez establecido el problema y elaborada la hipótesis para la solución, hemos pasado a la comprobación de la tesis? De momento más bien poco.
El parque edificatorio español es ineficiente en términos energéticos y sin embargo la ejecución o puesta en prácticade los planteamientos de la Directiva Europea 2010/31/UE (y que suponen el primer paso para llevar más allá de la declaración de intenciones el tema), no termina de hacerse realidad.
¿En qué momento utilizaremos los instrumentos de los que disponenos para acometer una campaña de rehabilitación energética integral de este parque edificatorio? En estas líneas no nos aventuramos, ni siquiera, a plantear nuevas herramientas para la ejecución de un macro-plan de rehabilitación a largo plazo, simplemente reivindicamos algunas de las herramientas que ya tenemos y el reforzamiento del régimen normativo existente. Mediante las ITE (Inspección Técnica de Edificios) y los Certificados Energéticos (para la calificación energética de los edificios), es posible comenzar, por lo menos, a ejecutar el plan. Desde luego, así lo pensamos nosotros y no los que deciden, y quizás este pensamiento conlleva una visión un tanto simplista del asunto (eso lo reconocemos), pero que – puestos a ver y sinceramente – en el reino de las declaraciones de intenciones, nos parece hasta un planteamiento de vanguardia por nuestra parte, perdonando la inmodestia.
Los ayuntamientos Españoles por su cuenta y el Ministerio de Industria por la suya, hacen planes y desarrollan actividades/proyectos, con poca coordinación (por lo menos eso se percibe), y el caso es que esta maldita herencia hispana o incluso latina de la no planificación/coordinación, no terminamos de desterrarla.
El tema es largo, por ser un tema que lleva mucho de opinión. El objetivo último de la serie será dejar (no sólo una opinión), algunas líneas de acción esbozadas y lo más próximas a la realidad. Seguiremos….