Se ha convertido en un tema recurrente, incluso en nuestro propio espacio semanal de opinión Arquitectura y Energía, todo lo relacionado con la espantosa crisis de 2006/2008 , tanto por sus causas como por sus efectos.
Esta crisis que tuvo un origen – por lo menos universalmente identificado en 2006- en Estados Unidos y en el estallido de la burbuja inmobiliaria en esta zona comercial (hipotecas subprime, etc.), alcanzó, o se sumóa la crisis española de 2008 ocasionada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria propia , es decir de España, y a los factores internacionales asociados a la crisis de 2006.
En ambos casos el sector de la construcción quedó gravemente alterado para perjuicio de los actores que en el mismo hemos participado hasta ahora, a tal punto que en España, que aún no se ha recuperado del todo, toda una generación de arquitectos y aparejadores ( ingenieros de edificación) han visto pasar sus primeros años de profesión prácticamente en la fila para desempleados.
Hacia un futuro incierto…
En España, un arquitecto de entre 25 y 35, es decir en el esplendor de la vida pero iniciando su camino o profesional, tiene, al día de hoy, menos posibilidades de ingresar ( ganar) el equivalente a un sueldo razonable para cubrir las necesidades de un hogar de clase media. Desde el punto de vista de lo que supone el nivel de vida en un país plenamente desarrollado, en cuyo listado se debe incluir a España, es, probablemente este país (quizás junto con los otros PIGS , término peyorativo con el que se engloba dentro de un mismo contexto financiero a Portugal, Italia, Grecia y España), en el que un despacho de arquitectura no pueda pagar más de 1.200 € al mes, a un técnico de este nivel para que asuma las responsabilidades que conlleva su puesto de trabajo.
Pero si esto es desalentador, lo es aún más el hecho de que si este mismo profesional competente decide emprender su propio camino y luchar por conseguir sus propios encargos, debe primero que nada, enfrentarse a un pago de cuota de profesional autónomo (cotización/ impuesto estatal) de más de 267 euros todos los meses; facture o no facture un encargo. Estos impuestos, desde luego, le permiten tener acceso a uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo y además le permite cotizar para su futura pensión. Pero ojo al dato, es casi seguro, que si este profesional arquitecto ( igual que cualquier otro autónomo de España) , no es capaz de subir su cuota de cotización más allá de los 267 euros mínimos, su pensión difícilmente pase de 600 euros mensuales, cuando tenga que acogerse a esta pasados los 65 o 67 años, o los que finalmente se decidan, dado que esto también está en veremos. Claramente el futuro de un profesional como el arquitecto, y el de un sector como el de la construcción y la promoción inmobiliaria – en cuyas espaldas España empeñó casi toda su potencia laboral- es bastante incierto.
Partiendo de esto no es casual que una gran cantidad de jóvenes profesionales se esté marchando continuamente de este país. Si hiciéramos un paralelismo con Republica Dominicana, veríamos que ambos países están llenos de oportunidades pero son grandes exportadores de talentos…Evidentemente, y por una gran diferencia en el volumen de población y de estructura educativa, España lo es más que Dominicana.
…Pero también esperanzador
Es natural que en un lugar en que la tasa de desempleo supera el 20 % y que tiene un índice de competitividad del talento global por debajo de la media global del 57,50 (hablando de España), el futuro se perciba muy incierto; pero también es cierto, que no deja de ser un excelente desafío para los que, armados de mucho coraje y ganas de sacrificio continuo + perseverancia absoluta ( cosas que no siempre nos tienen que acompañar, por lasrazones válidasque sean), estén dispuestos a seguir y emprender una y otra vez…y otra vez…
Seguiremos la próxima semana.