En la medida en que las oportunidades de empleos de calidad sean mayores, en que se disponga de los servicios fundamentales, se tenga a mano la tecnología de punta, se entiende que las poblaciones rurales del mundo podrán crecer al menos a la misma tasa que las de las zonas urbanas.

 

La situación hoy día es que, las poblaciones rurales a nivel mundial prácticamente, vienen decreciendo anualmente, lo que definitivamente tiene grandes repercusiones económicas, sociales y ambientales.

 

A nivel mundial, hemos señalado que América Latina es la región mas urbanizada, con una proporción urbana/rural, de 80-20.

 

La República Dominicana no escapa a ese éxodo de la población rural a las ciudades, lo cual puede apreciarse en la siguiente serie histórica:

Se observa que en los últimos quince años la población rural dominicana, se ha reducido de 3.1 millones en el 2005 a 1.8 millones en el 2020, mientras que la urbana se incrementó de 5.8 millones a 8.6 millones en ese período. O sea que la población rural se ha reducido prácticamente a la mitad en estos quince años. Hay que destacar que los cordones de miseria que se producen en las ciudades son en gran parte consecuencia de estas migraciones.

 

Parecería una contradicción que, en un país con las características del nuestro, el éxodo del campo a la ciudad sea tan pronunciado, lo que proyecta si continua este comportamiento, que, en quince años hacia adelante, o sea en el 2035, el campo quedará totalmente abandonado.

 

Habría que señalar que en las zonas rurales es donde se producen las materias primas a través de la agricultura, ganadería y la pesca, que son el aporte fundamental para la producción agropecuaria y finalmente para la alimentación de la población.

 

Señalamos que las poblaciones rurales, por lo menos las de América Latina poseen principalmente las siguientes características:

 

Ritmo de vida más relajado.

Ausencia de servicios de calidad.

Tasa de pobreza muy elevada

Costo de vida es bajo.

Regularmente se dedica a la actividad económica del sector primario.

La naturaleza que la rodea no sufre grandes daños.

Las ofertas de trabajo, tienen un altísimo porcentaje de informalidad

Los recursos económicos y tecnológicos a su disposición son escasos.

 

Por el contrario, las zonas urbanas presentan las siguientes características:

 

Tiene a su alcance todo tipo de productos y servicios.

Mucho mayor tasa de empleo.

Infraestructuras mas modernas.

Está expuesta a una mayor contaminación.

El costo de la vida es alto.

Regularmente sus poblaciones están sujeta a mayor estrés debido al rápido ritmo de vida.

Visto este panorama y tomando en cuenta que nuestro país, tiene grandes fortalezas para la explotación de los recursos agropecuarios y que no cuenta con una estructura tecnológica de punta, lo cual a nuestro entender requiere de un periodo de tiempo largo, parecería conveniente que se introduzcan cambios en nuestras metas a alcanzar en los próximos diez años, de manera que podamos frenar el éxodo del campo a la ciudad.

En la medida en que se aumente la productividad de las personas activas en la agricultura, la proporción de las personas que salen de las zonas urbanas será menor de las personas que entran, es decir que el desarrollo agrícola frena la despoblación de las zonas rurales.

Finalmente, si se comparan las características indicadas arriba, de las poblaciones urbanas y rural, las medidas a tomar que pudiesen ayudar a reducir el éxodo pudiesen entre otras ser las siguientes, (Cepal 2018):

a) Extender de la seguridad social a las poblaciones rurales, ya que factores como la estacionalidad e informalidad del trabajo, la mayor presencia de trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares auxiliares que en el área urbana, son barreras para llevar la cobertura de la seguridad social a las poblaciones rurales;

b) Implementación de políticas públicas orientadas a entornos rurales y con enfoques innovadores. Las políticas públicas tienen un sesgo urbano y mayormente no consideran las necesidades, narrativas y desafíos de los trabajadores y las unidades productivas;

c) Fortalecimiento de los mecanismos de coordinación y articulación público-privada para impulsar políticas públicas para la promoción del trabajo decente y de calidad en las áreas rurales, los cuales son fundamentales para brindar soluciones adecuadas, integrales y sostenibles;

d) La transformación de las unidades productivas a través de políticas de promoción de la productividad resulta indispensable, por un lado, para promover la inserción de las unidades productivas en cadenas de valor formales. Y por el otro, para fomentar una agricultura familiar moderna capaz de garantizar la disponibilidad, el acceso de más y mejores alimentos.