Nuestro país está representado por la bandera y el escudo de armas, de los cuales el rojo significa la sangre derramada en la lucha por la libertad, el azul la protección y la felicidad de Dios, y la cruz blanca representa la seguridad, la paz y el sacrificio de los soldados.

La República Dominicana es el único país que tiene una conexión con la divinidad plasmada en sus símbolos patrios. En la cinta superior de su escudo de armas “Dios, Patria y Libertad” lema del país y en el centro tiene una Biblia abierta con el evangelio de San Juan “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32), a juicio de que los patricios razonaban que para ser libres es necesario hablar la verdad y actuar con transparencia, pues quien vive bajo la mentira es esclavo del engaño.

Nuestra Constitución es la guía del orden social, y además define las responsabilidades de cada funcionario, así como los deberes y derechos de la sociedad en general, además de los símbolos patrios. De la misma manera, las leyes y disposiciones complementan este orden social para vivir en paz y armonía, que son el fundamento para alcanzar la felicidad.

Si admitimos que la Constitución es: “Un Pacto de gobernanza  entre todos los sectores de una nación, cuyo objetivo es garantizar a sus nacionales  (derechos, definir libertades, establecer la forma de gobierno aprobada por los constituyentes, crear los poderes del Estado (incluyendo las regulaciones y limitaciones en el ejercicio del poder), definir los derechos, deberes y obligaciones a las que están sujetos las personas y órganos del Estado, que ejercen potestades públicas. Este  pacto social en pocas palabras podría definirse: como la norma armónica y suprema de convivencia social en el territorio nacional, y el fundamento jurídico del Estado, el que tiene la misión de: crear, preservar y desarrollar armónicamente en todas las regiones del territorio nacional, donde ejercen sus actividades económicas, sociales y políticas todos los ciudadanos dominicanos.”

Las autoridades, comenzando por el presidente de la República, deben guiarse por la Constitución, las leyes y las disposiciones del buen orden social para garantizar el estado de derecho y libertades, proporcionando en igualdad de condiciones las herramientas y medios que permitan progresar, desarrollarse y prosperar integralmente. Además, respetando, protegiendo y defendiendo dichos derechos y libertades que debe incluir todas las necesidades básicas. Todo el presupuesto de la nación debe estar invertido y destinado estrictamente para esos fines.

Durante los 175 años de nuestra historia republicana la mayoría de los gobernantes, han traicionado la esencia de ese orden social y sus responsabilidades constitucionales y legales para con su pueblo y sus funciones, primando la corrupción con impunidad y la ausencia de ética en el ejercicio de los servicios públicos, lo que se desprende de un sistema de justicia inoperante e ineficiente sin capacidad para hacer régimen de consecuencias (castigo o cárcel para los corruptos y violadores de la ley y el orden).

Entendemos que este mal social de corrupción e impunidad que nos reina revestido de un deterioro ético y moral, afecta todo el quehacer social y se desprende de la debilidad de los ciudadanos de no interesarse en participar en la política y por no establecer perfiles de cada aspirante a un cargo público, principalmente el puesto presidencial.

La mayoría de la imagen pública que presentan los candidatos a puestos electivos en la República Dominicana es falsa, inventada, simulada, engañando al pueblo.

Nuestro pueblo merece y necesita un hombre que venga de las entrañas del pueblo, confiable, responsable y comprometido con el pueblo, para el pueblo y por el pueblo, y les aseguro que soy y demostraré ser merecedor de ese honor de guiar nuestro pueblo hacia la luz de la libertad y la democracia plena. Nunca traicionaría a mi pueblo, a mi patria.

Por eso proponemos que lo primordial en una persona que aspira a dirigir la administración pública con el cargo de presidente debe tener una trayectoria de vida intachable demostrada y hacer lo siguiente voluntariamente: una declaración jurada de patrimonio, hacer una prueba de dopaje que demuestre que no tenga adicción a ninguna sustancia que altere su sano juicio, y un certificado de no antecedentes penales ni denuncias o acusaciones de crimen en el país ni en el exterior; un estado de salud físico y mental pleno demostrado mediante un examen psicométrico por médicos calificados; haré todo eso públicamente ante mi pueblo. Esto lo planteamos en vista de que para ser policía en el país hay que llenar innumerables requisitos, pero para ser presidente solo hay cuatro (Artículo 123. Constitución dominicana).

Siempre me he preocupado por ser un hombre transparente y voy a seguir siéndolo, ahora con más compromiso. Queremos marcar un precedente y en los próximos días voy a hacerlo, y no solamente para presentar mi transparencia sino para despertar conciencia y provocar que los electores exijan lo mismo a todos los demás aspirantes a puestos electivos.

*El autor es aspirante presidencial independiente, mayor general retirado PN, periodista, activista social, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, Pro Dignidad y Derechos. Incluye a todos los veteranos.
Dios les bendiga siempre, pueblo dominicano. Todo por la patria.