La participación es un proceso complejo, y más si la vemos desde una sociedad de práctica autoritaria, como es el caso de República Dominicana. Ésta tradición, obra contrario a los intereses de quienes promueven la democracia en el país. A pesar de la existencia de leyes que obligan al gobierno a facilitar la participación a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, las autoridades municipales prestan oídos sordos a la ley.
En efecto, él país es signatario de la “Convención Internacional de los Derechos del Niño”. Igualmente, de la “Convención Iberoamericana de los Derechos de la Juventud”. En el 2000 se promulgó la “Ley General de la Juventud No. 49-00”. Y en el 2010, la “Constitución de la República” se hace coherente con el compromiso suscrito en las convenciones señaladas.
Los textos citados, consagran la participación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes como un derecho fundamental. La Carta Magna puntualiza en su artículo 56, numerales 2 y 3, lo siguiente:
— 2) Se promoverá la participación activa y progresiva de los niños, niñas y adolescentes en la vida familiar, comunitaria y social; 3) Los adolescentes son sujetos activos del proceso de desarrollo. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, creará oportunidades para estimular su tránsito productivo hacia la vida adulta –, Constitución dominicana 2015.
Un mensaje en las redes sociales, de los llamados “meme” me sorprendió al leerlo. El “meme” consistía en lo siguiente:
En una fotografía aparecía un niño de piel oscura, la cabeza pelada y montando en una pequeña bicicleta, su edad rondaba los 4 años. El niño era abordado por 7 u 8 policías que lo interrogaban. Los uniformados se proponían saber dónde vivía la criatura para llevarlo a su casa y entregarlo a sus padres.
“Dónde vives”, preguntaron los agentes. / “En mi casa”, respondió el niño. / “Dónde está tu casa”, increparon los policías. / “Mi casa está justo al lado de la casa de mis vecinos”, aclaró el crio. / “Y dónde está la casa de tus vecinos”, insistieron los policías. / “Usted no me lo vas a creer, la casa de mis vecinos, está, justo al lado de mi casa”, aclaró el niño.
Si preguntan en qué terminó el interrogatorio, no lo sé. Ahora, lo que queda clarito es que consultar o interrogar niños y niñas “no es pajita de coco” y más difícil sería, hacerlo sobre presupuestos municipales. Sin embargo, existen experiencias demostrativas de que los niños y niñas piensan a profundidad la relación familiar, la sociedad y la ciudad donde viven.
La formulación del plan estratégico de desarrollo de la ciudad de Rosario, Argentina, es emblemático. Las líneas estratégicas de desarrollo de dicho plan fueron formuladas por los niños y niñas que habitan la ciudad. ¿Cómo lo hicieron? Sencillo, los organizadores pusieron las neuronas de la creatividad en movimiento y al rato, la chispa se expandió.
El equipo de trabajo en Rosario organizó campamentos para niños y niñas. Ya reunidos, les entregaron papel, crayones, pinceles, pintura de acuarela, etc. Luego, les pidieron a los niños y niñas pintar la ciudad de Rosario como les gustaría que fuera. La dinámica tardo meses, hasta consultar cientos de niños y niñas en un ambiente festivo.
Al concluir las jornadas, se sistematizó el proceso e hicieron la lectura interpretativa de las ideas plasmadas por los niños y niñas. El resultado final fue la consumación de las líneas estratégicas para el desarrollo de Rosario.
En República Dominicana está la experiencia de PPM en Villa González, Santiago. Durante 10 años los niños y niñas fueron consultados en asambleas especiales para que ellos definieran las prioridades del sector e incluirlas en el presupuesto del ayuntamiento. Las consultas se hacían como si fuera una fiesta, con helados, golosinas, pitos, y decoración colorida. Las preguntas las hacían grupos de títeres entrenados para el caso. Los niños y niñas participaban alegres y emocionados.
El objetivo es, que los niños y niñas lleguen a la adolescencia imbuidos de una práctica democrática, manejando herramientas de debate y participación en la vida pública.
De igual modo, hay que hacerse de métodos facilitadores de la integración de adolescentes y jóvenes en el PPM. Los adolescentes y jóvenes, componen un sector que avanza hacia la adultez, por lo cual, piensan con mayor madures. Por tanto, es imperativo separarlos de los niños y niñas.