“Estar en la escuela no es lo mismo que aprender”. Esa frase encabeza la reseña del informe del Banco Mundial de 2019  “Crisis mundial de aprendizaje”.

El informe se apoya además sobre hechos muy concretos. Dice que en Kenia, Tanzania y  Uganda 3 de 4 niños del Tercer Grado de Primaria  no entienden la oración simple: “el nombre del perro es Cachorro”· Y que en las zonas rurales de la India el 50 % de los niños de Quinto Grado  no pueden resolver un problema de resta de dos dígitos como 46 menos 17.

El premio Nobel de Economía de 2020 se concedió a Esther Duflo junto a Banerjee y Kemer por el enfoque experimental para reducir la pobreza global y en cuyos estudios la educación tiene un especial acento.  En una entrevista a Duflo destacaba que “la clave está en “saber cómo hay que gastar el dinero, no cuanto”.

De las afirmaciones anteriores respecto a lo que acontece a nivel mundial en   educación vista desde lo que se llama aprendizaje significativo,   procede dirigir una  mirada exhaustiva hacia  la República Dominicana a partir de distintas evaluaciones realizadas.   Desde la más reciente evaluación diagnóstica del Tercer Grado de Primaria del 15 al 25 de mayo de 2017, de desastrosos resultados, así como otras evaluaciones incluyendo las Pruebas Pisa y las  de término del Nivel Secundario,  podría afirmarse que las inversiones que se hacen en educación en el país tienen la vocación de traducirse en un gran dispendio de recursos públicos.

Si no hay aprendizaje o si es muy reducido y de poco alcance, no tiene sentido tan cuantiosa inversión pública.

El 4% del PIB que República Dominicana dedica a la educación preuniversitaria es enorme sobre todo si se compara con la presión fiscal del país por debajo del 14% del PIB; sólo para el presente año el presupuesto destinado a la educación preuniversitaria es de 194 mil millones de pesos.

El fracaso de la inversión en educación en la República Dominicana no es exclusivo del país pues, como se mostró al inicio, es de alcance mundial, aunque se encuentra entre los más críticos; por lo que  procede llamar la atención sobre  la urgente necesidad de cambios profundos. Eso así por cuanto si bien como establece el Índice de Desarrollo Humano-IDH- la educación es un factor esencial del desarrollo, pasa por asegurar un óptimo aprendizaje aún muy distante en el país.

Se ha avanzado significativamente en cuanto a las precondiciones pero si  no se revierten los resultados, si no se logra aprendizaje significativo, hablando con toda crudeza, se está botando el dinero.