Primero vinieron las imágenes de la ciudad de Wuhan vacía que desde República Dominicana parecían simples evidencias de un interés más allá del entorno inmediato.  No pensábamos que esto se llegaría a relacionar profundamente con nuestra realidad. Los videos nos permitían aprender sobre esta importante localidad industrial donde muchas empresas conocidas tienen fábricas instaladas que suplen sobre todo al mercado interior chino. Pensábamos que si la producción estaba dirigida para un mercado de mil cuatrocientos millones de habitantes, faltaba mucho para que hubiera excedente que se quisiera transportar a Las Antillas.  Ignorábamos que parte de esta producción ya estaba desde antes relacionada con las Zonas Francas de acá.

Lo siguiente fue conocer la progresión del contagio en Italia, país donde se sistematizó la contabilidad y se inventó desde el pentagrama hasta la ópera.  No en balde allí se implantó la sede de la iglesia católica.  Muchos regalos para la humanidad, pero no fueron especialmente disciplinados en esta ocasión y contribuyeron a la propagación del virus en muchas localidades, incluida la República Dominicana, donde los primeros casos identificados provenían de personas infectadas en ese país.

Y hoy, en el segundo día de confinamiento, debemos de reconocer que tenemos mucha suerte puesto que podemos apoyarnos en la experiencia de nuestros predecesores.  Por inútil que nos parezca permanecer encerrados, vemos claramente que continuar deambulando por la calle no les funcionó a los italianos, ni a los españoles, ni a los franceses. Y hasta los ingleses, que originalmente habían propuesto que la gente saliera a la calle a desarrollar anticuerpos, se han visto conminados a formar parte de una estrategia global de respuesta a la enfermedad

El hecho de que esta propagación nos llegue con cierto “retraso” también ha implicado que los equipos económicos gubernamentales y privados pudieran actuar en consonancia con las medidas que se han ido tomando en otras instancias. Es innegable que la progresión física del virus ha estado acompañada de una progresión emocional y esto se traduce en el desempeño total, que nos ha enseñado la importancia de cubrir correctamente las noticias y de mantener la serenidad. Después de la volatilidad de la bolsa de valores y los episodios de grupos haciendo compras desacertadas, viene la indiscutible realidad de que el remedio principal del que se dispone en estos momentos es el aislamiento, lo que trae retraso en la producción y el tráfico de mercancías, además de una brusca interrupción de las actividades de turismo y entretenimiento. 

En palco hemos podido ver cómo la respuesta del confinamiento trajo resultados positivos. Wuhan ya retornó a la normalidad e inclusive ha enviado suministros de salud a Francia, e inclusive personal a Italia (estos últimos están tan mal que parece que solo los salva el médico chino).  Al igual que ellos en su momento, después de las semanas de colaboración en la contención de un problema mundial, podremos volver a trabajar por la expansión.  Esperemos que con el beneficio colectivo de tener una sociedad más reflexiva que ha utilizado exitosamente la oportunidad de mejorarnos en solidaridad y en la capacidad de concertación social.