Cuando se trata de cuestiones éticas el ser humano ha sabido dirigir sus caminos hacia sociedades fundamentadas en la moral, los valores y las reglas que permiten una cohabitación pacífica. Los preceptos morales y las reglas de convivencia nos han permitido incrementar las libertades individuales al tiempo que protegemos los derechos de los demás.
Debemos fomentar caminos existenciales en los cuales la persona pueda elegir las responsabilidades que desea cargar sobre sus hombros. La responsabilidad y la disciplina son las bases de una vida significativa y permiten la generación de seres humanos fuertes, libres de espíritu y con capacidad de autodeterminación (Classic of Changes o Book of Changes [chino]).
Cuando hablamos de libertades tendemos a relacionar estas solamente con las libertades civiles y derechos individuales (asociación, circulación, expresión, reunión, prensa, religiosa, sexual, empresa, pensamiento, intelectual, etc.). Pero, otro enfoque es que la libertad se gana al admitir las debilidades y tendencias negativas del ser humano, transformando a positivas estas particularidades del ser a través de valores éticos, que habiliten el mejoramiento de la persona y de la colectividad.
El pasado 29 de abril se celebró el Día Nacional de la Ética Ciudadana, establecido en honor al expresidente Ulises Francisco Espaillat y con el que la Dirección General de Ética Ciudadana pretende fomentar la búsqueda permanente del bien común y rescatar las buenas conductas del ciudadano en su ejercicio público y privado.
Espaillat (la provincia Espaillat lleva su nombre), con su ejemplo de moralización de la administración pública, regulando celosamente las erogaciones del gobierno y los sueldos de sus funcionarios, demostró que no es suficiente para un individuo, y más en posiciones de poder, ejercer su autonomía en búsqueda de una mejor vida, con más trabajo, posesiones materiales y dinero. La virtud de un ciudadano debe ser la de asumir tanto sus derechos, sus deberes y los valores éticos que mejor sirvan al desarrollo personal y social.
Una persona con criterios fundamentados en valores y disciplina será exitosa en sus metas. Un país con ciudadanos responsables, que promuevan y practiquen la ética en el comportamiento, y con objetivos claros podrá alcanzar el desarrollo y la paz social tan anhelada por todos.