Post Traumatic Stress Disorder (PTSD). Enfermedad del estrés post traumático.
El 50% de los soldados que han estado en Irak o en Afganistán está sufriendo de este trastorno psicosomático.
Una inmensa porción de la sociedad estadounidense está sufriendo de un tipo de PTSD. ¿Y qué decimos de los miles de ciudadanos y de mujeres y de niños traumatizados en la franja de Gaza y en el África Occidental? Los primeros aterrorizados por los bombardeos y los segundos por el virus del Ebola.
El problema es, sin embargo, que, cuando este trastorno, también conocido como SEPT (Síndrome de Estrés Post Traumático), puede causar una muerte repentina. Antiguamente caía bajo la entonces denominada “Neurosis Traumática”. A estrés severo, muerte súbita, era la expresión clínica.
A partir del terremoto que sacudió a la ciudad de Los Angeles, California, en el 1994, el síndrome del estrés post traumático pasó también a conocerse como el “Efecto Northridge”, el nombre de la zona donde el terremoto causó mayores daños y donde el estrés colectivo fue mucho más significativo.
En algunos casos se produce una isquemia grave (falta del flujo de oxígeno en el corazón) debido a una arritmia desbocada que desgarra el tejido del miocardio (miocitolisis). “Se le rompió el corazón y no quiso vivir más”, es la expresión popular. Desde el lóbulo de la Ínsula, en el área temporal del cerebro, se decreta la orden de no vivir al sistema nervioso central. ¡Y san se acabó! La memoria de los traumas vividos no permite tolerar la vida. La descarga exagerada de las hormonas conocidas como “adrenalina”, la “norepinefrina”, “las catecolaminas”, “las vasopresinas”, continúan activándose en el organismo y subconscientemente auto-decreta su propia muerte.
A esto hay que añadir el índice, cada día más alto, de suicidios entre los soldados estadounidenses que han estado en esos dos frentes mencionados más arriba, en Irak y en Afganistán. En el año 2006 10,000 soldados fueron diagnosticados con este trastorno de PTSD; en el 2008 el número ascendió a 15,000 y para el 2014 se espera que la cifra se triplique. Y, si se envían tropas a luchar contra “el país fantasma” de la “Nación islámica” el número de traumatizados será aún mayor. La guerra permanente como estrategia de estado.
Eduardo Solís, nacido en Caguas, Puerto Rico, sargento de primera clase con dos rondas sucesivas de servicio en Irak, ha sido declarado “deshabilitado” debido a que sufre del síndrome de PTSD y necesita atención médica especializada, con pocas esperanzas de recuperación. Como él vegetan en los hospitales de veteranos (hoy día en crisis presupuestarias) miles de exsoldados estadounidenses.
Se ha llegado al extremo de proponerle al Pentágono que, automáticamente, se considere a estos soldados que sufren del PTSD como candidatos potenciales para la medalla “Purple Heart”.
La medalla “Purple Heart” fue creada por George Washington en el 1782 para aquellos soldados que son gravemente heridos o que mueren en combate.
El Dr. John Fortunato del Fort Bliss, Texas, uno de los psicólogos que han estado en Irak, declaró que estas experiencias traumáticas afectan el hipocampo cerebral de los soldados y equivalen a heridas sufridas en el campo de batalla. “Una herida cerebral es tan destructiva, o más destructiva aún, que una herida de bala. Las dos son heridas irreparables y ambas sirven de base para recibir la Purple Heart”. Esas son sus palabras.
De acuerdo con el ex-Secretario de la Defensa, Robert Gates, “tenemos que prestar atención a todas estas observaciones de nuestros profesionales”.
El asunto se encuentra bajo estudio, aunque la Legión Americana de Veteranos está en contra de que a los afectados del PTSD se les conceda la prestigiosa medalla. Mientras tanto, el índice de suicidios entre los veteranos de Irak y de Afganistán, tal como sucedió antes con los de Vietnam, como una crónica de una muerte anunciada, sigue ascendiendo a cifras alarmantes. Hablando de suicidios… ¿sabes cuál es el país con más suicidios per cápita? ¡Lituania! Seguido muy de cerca por Rusia, por Bielorrusia y por Ucrania!
De acuerdo con la agencia sanitaria de la ONU, cada 40 segundos alguien se quita la vida. El estrés desmedido a que está sometida la población, debido a guerras “inventadas” (como la de la “Nación Islámica”, donde mueren más civiles que soldados), la crisis económica, el alcohol, el desempleo y las drogas contribuyen directamente al suicidio, sobre todo en jóvenes entre los 15 y los 30 años, entre quienes el suicidio es la segunda causa de muerte.
En estos días del Ebola y de la Chikunguña todos estamos padeciendo de estrés post traumático. Aquí y en todas partes.