En la actual crisis mundial, derivada de la pandemia del COVID-19, tanto los estados como los particulares, se formulan delicadas preguntas sobre el rol de la empresa en el proceso de aplanamiento de la curva de contagio y sus efectos posteriores en la economía y el bienestar de los pueblos.

En búsqueda de respuestas, he repasado los apuntes de María Isabel Guerra Damián, profesora de Pedagogía Jurídica y Didáctica de la enseñanza de Derecho en la Maestría de Derecho Corporativo de la Universidad Anáhuac México Norte, publicados en un ensayo sobre la enseñanza del Derecho Corporativo a nivel de posgrado. En su opinión, la enseñanza a ese nivel debe ser bilateral. La interacción del maestro y del maestrante en ese posgrado, tiene un tremendo potencial contributivo en las actuales circunstancias.

En el caso dominicano, estos programas podrían consolidarse con una manifiesta estrategia docente, de urgente discusión considerando el presente escenario. Esto es, un plan educativo estratégico, destinado a que los maestrantes aporten soluciones concretas para la posición jurídica-constitucional de la empresa a partir del accidentado año 2020. Me parece que no basta con titular a una nueva generación de magísteres cada año. Estos posgrados están convocados por los graves hechos que enfrenta la República Dominicana, para reconducir el proceso productivo hacia la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, siendo la empresa el epicentro.

Cada propuesta de tesis de posgrado de Derecho Corporativo, debe encontrar una justificación en el marco del capítulo de los derechos económicos y sociales de la Carta Magna. El claustro debe preguntarse en qué medida la propuesta fortalece los derechos de empresa/competencia, propiedad intelectual, seguridad alimentaria, familia, persona, salud, educación y trabajo. La empresa es el centro de imputación del posgrado. Gracias la actividad productiva, se asegura el desarrollo humano de los ciudadanos, beneficiarios ulteriores de la estrategia propuesta.

El mejor comprender el Derecho, dice la maestra mexicana, en su ensayo dirigido al claustro de profesores de la Universidad Anáhauc, debe ser la finalidad los programas de postgrado de Derecho Corporativo. Así por ejemplo, al igual que las maestrías en Administración de Empresas, las asignaturas de los posgrados de Derecho Empresarial deberían estar organizados por el método del caso. El año 2020 asegura un sinnúmero de casos conflictivos para aprender derecho en tiempos de crisis, a través del case law.

Muchos alumnos de posgrado generan valiosas propuestas en sus informes de tesis ¿Cuántos son publicadas en colecciones editoriales de las facultades? El Departamento de Derecho de la  Universidad Anáhuac publica anualmente a través de Editorial Porrúa, tesis y ensayos jurídicos de sus alumnos. En los conversatorios que los profesores hacemos para el debate de distintos aspectos de la disciplinas jurídicas que impactan la actividad de la empresa ¿Cuántas veces invitamos a los directores y maestros de otras facultades a formar parte de las propuestas de solución? Por ejemplo, desde el punto de vista financiero, científico, económico o contable en debates sobre Derecho Bancario, Propiedad Industrial, Derecho de la Competencia o Concursos Mercantiles, respectivamente.

Los temas de tesis ¿Responden a una estrategia docente? En otra entrega comentaré el escalado procedimiento que he tenido que seguir para elegir, desarrollar y finalmente adquirir el derecho a defender un tema de tesis en el mencionado posgrado de Derecho Corporativo de la Universidad Anáhuac. La elección del título, del índice de contenido y el texto del informe final, fueron debatidos con un director de tesis, un director método y finalmente, con un sínodo de tres profesores especialistas en el área del tema de tesis, acerca de Fiscalidad Internacional. Todo eso antes de la audiencia de examen final frente una sínodo de cinco profesores, pospuesta para el próximo mes, por motivo de la pandemia.

Defender una tesis en la Universidad Anáhuac, no es un requisito para titularse de esa maestría. Hay otras opciones de titulación. Sin embargo, si el maestrante elige la formulación de una tesis, la opción está bien lejos de ser una expresión libre de la voluntad del estudiante. Si el tema no responde a un problema concreto de la vida empresarial, con solución en las ciencias jurídicas, la propuesta no pasa al siguiente peldaño. Las revisiones de método y fondo de los directores y el sínodo no son complacientes. El proceso me ha tomado tres años. Otros compañeros prefirieron cursar diplomados y terminaron en menos tiempo. Pero también quedaron sometidos a la presentación de una propuesta de solución de un problema jurídico-empresarial preseleccionado o aprobado por el maestro del diplomado.

Por último, ¿Se encuentran los posgrados de Derecho Empresarial de nuestra jurisdicción involucrado en algún clúster productivo? Creo que existen interesantes áreas de oportunidad en esa dirección. Veía ayer el magnífico documental Isla de Plástico, realizado por José María Cabral, Nashla Bogaert y David Maller. Es un contenido maduro de cine-denuncia que observa un grave problema medioambiental y de salud pública, ocasionado por la actividad industrial y la falta intervención estatal para establecer el ciclo de reciclaje. Me preguntaba, ¿Por qué la academia no genera información de fácil comprensión para la sociedad? Las facultades de comunicación de las universidades poseen capacidades que, unidas al conocimiento jurídico, elevarían el grado de conciencia colectiva respecto de tantos temas.

A pesar de notables logros visibles en distintas universidades privadas, así como la estatal, el esfuerzo tanto del maestro como del maestrante de derecho en nuestro país en la recolección de información y procesamiento de soluciones jurídicas, no deben permanecer en las bibliotecas o bases de datos electrónicas. Deben salir como el documental Isla de Plástico a la sociedad. Esto es, en un formato de dominio colectivo. Tenemos que salir de nuestras sofisticadas reuniones de debate con nosotros mismos y empezar a dialogar con la sociedad, acerca de responsabilidad social corporativa, o bien, de los derechos fundamentales de orden social y económico constitucionales.

Al magister que aporta una ponderada tesis de grado, la academia debe darle seguimiento en su vida profesional y conservarlo como un aliado por excelencia de su estrategia de impacto social. La universidad detenta un poder de equilibrio que el maestrante de manera individual, difícilmente posee.

Recordé ese ensayo de la Mtra. Guerra Damián, luego de leer en la prensa un artículo con el título: Corear canciones en los balcones podría vulnerar derechos de propiedad intelectual,  a criterio de un experto. También, luego de observar cómo la pandemia del COVID-19, ha abierto incontables inquietudes en el orden laboral, fiscal, litigioso, comercial, inmobiliario, etc., durante los últimos días. Un gran tsunami universal con peligrosos efectos socio-económicos colocan a la empresa al tope de la monstruosa ola con peligro de caída estrepitosa.

Es válido proteger la actividad productiva en la medida en que las circunstancias atípicas lo permitan. Vienen tiempos de fuertes colisiones de derechos entre la empresa y sus partes interesadas: empleados, proveedores, clientes, gobierno, accionistas y la comunidad. El talento humano en torno a los posgrados de Derecho Empresarial, profesores, maestrantes y magísteres, son las mejores cabezas, junto a los miembros de otras facultades conexas, para recomendar óptimas soluciones al Estado Dominicano en el escenario de excepción.

En su ensayo dirigido a maestros, la profesora mexicana se fundamenta en la ideas de Imídeo Giuseppe Néreci sobre Didáctica General. El autor brasileño explica que, hasta no hace mucho tiempo, se creía que para ser un buen profesor era suficiente conocer la materia que se enseñaba. Actualmente, esa creencia es insostenible. Las exigencias del proceso de aprendizaje han estimulado el desarrollo de un conjunto de técnicas y procedimientos que permiten aumentar notoriamente la eficacia de la enseñanza. El valor de las técnicas depende, por supuesto, de su ajuste con las características del alumno, con el medio y con los contenidos. De allí que uno de los rasgos que definen al buen docente sea el dominio de una batería diversificada de técnicas, que le permitan adecuarse a las peculiaridades de cada situación de aprendizaje, explica el autor.

Saber con un grado especializado de alguna de las asignaturas del Derecho Corporativo, en las presentes circunstancias, serviría menos, si el profesor y el maestrante no desarrollan capacidades nuevas para integrar un conjunto de situaciones fácticas, que la crisis sin precedentes impone a las respectivas asignaturas que estudian la entidad donde interactúan el capital, el trabajo, el know how y otros factores de producción.

Guerra Damián sustenta, de acuerdo con lo propuesto por Néreci, a la educación, como primer concepto fundamental en el posgrado de Derecho Corporativo. La educación de acuerdo a Néreci, es la transformación del ser humano para desarrollar capacidades y potencialidades de ese ser bio, psico y social en el marco de su contexto de socialización. En el caso examen, ese contexto no es otro que la empresa donde o para la que trabaja como asesor legal interno (in house) o externo el estudiante.

Señala la instrucción como el segundo concepto a precisar por el maestro de asignaturas de Derecho Corporativo. Es una situación que se puede hacer por sí o ayudado por alguien para lograr una transformación de conducta o ciencia. Lo que no implica que sea en provecho de uno o varios de su grupos de interés en torno a la empresa antes mencionados, agrego.

Por último, la información transforma la primera constantemente, y justo estamos en una crisis repleta de nuevos hechos y datos, que ameritan una revisión profunda del derecho corporativo desde la academia.

Las premisas que sostienen el ensayo de la maestra mexicana, a su vez sustentando las de Néreci sobre aprendizaje y enseñanza del Derecho Corporativo, responden a aspectos de la neurociencia. Es decir, las soluciones al hecho sin precedentes no están en la literalidad de las leyes adjetivas, la experiencia o la práctica acumulada por el maestro de posgrado. Las respuestas a las complejas inquietudes derivadas del fenómeno atípico que nos ocupa, ameritan el desarrollo de un proceso plural e intelectivo de selección de la información en los hechos concretos; hasta su organización en el formato de alguna noción admisible por cada disciplina jurídica relacionada con la empresa desde la perspectiva constitucional, porque nos encontramos en un estado de emergencia regulado por la Carta Magna.

De ese modo, las normas fiscales, de propiedad industrial, concursos mercantiles, laboral, bancario o defensa a la competencia en el marco del estado de emergencia, no permanecerán intactas. Sin desdibujar los principios jurídicos rectores de cada una de esas disciplinas, la declaratoria obligará a ponderar algunas de sus soluciones básicas, aplicando el principio constitucional de proporcionalidad.

A partir del método del caso o método Harvard, será preciso estudiar de manera colaborativa las nociones pragmáticas y teóricas de auxilio en cada relación jurídica-empresarial. El ensayo de Guerra Damián explica al profesor de posgrado, en la maestría de Derecho Corporativo, algunas directrices para apoyarse en la teoría de inteligencias múltiples de Gardner, a efectos de convertir su salón de clases en un espacio de generación de aportes a las ciencias jurídicas aplicadas a la empresa; lugar donde se toman acaso las más cruciales decisiones económicas con impacto directo e inmediato en el bienestar general.

El artículo que defiende el derecho de autor de una canción gritada en medio de la desesperación por gente común, es un reflejo de un error de apreciación frecuente acerca del Derecho Empresarial, muchas veces confundido como un grado de especialización del Derecho Privado al servicio del empresario. Necesitamos conocer en el caso de la empresa, muchas áreas del saber, explica la autora. Lo que hagamos es favorable no solo para saber sobre Derecho, sino también sobre Contabilidad, Finanzas y Administración, manejo de Recursos Humanos y Relaciones Públicas; es muy compleja la labor del abogado corporativo, por lo que todos estos recursos académicos deben ser tomados en cuenta, más aún cuando se genera tanta información que es indispensable, concluye la maestra.

Estoy convencida de que el mapa para encontrar la óptima posición jurídica de la empresa en el estado de derecho, se encuentra en la aplicación de los conceptos de la neurociencia en las enseñanzas de las disciplinas que estudian los procesos productivos, incluida la jurídica. Después de todo ¿Qué es una empresa? Los libros de Finanzas Corporativa responden, un centro donde convergen un determinado número de contrataciones. La empresa es un ente jurídico eminentemente conductual. En ella se toman las decisiones claves para el desarrollo de sus stakeholders.

Se impone una organización metódica de las ideas y propuestas, para administrar la cantidad de nueva información que nos llega en el contexto del estado de emergencia, a efectos de determinar la función social de la empresa durante y posteriormente a la pandemia. Derivo de las recomendaciones didácticas de Néreci y Guerra Damián, que todas las facultades que estudian a la empresa, incluida la de Ciencias Jurídicas, entidad al centro de la problemática, deben formular y poner en marcha una estrategia docente que preserve los principios rectores del estado social de derecho y reconduzca la impronta de la actividad productiva por el sendero de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030.