El proyecto Republica Digital es una magnifica iniciativa gubernamental. Solo la introducción masiva del computador en las escuelas –tanto para alumnos como profesores– y la conectividad de banda ancha que promete merecen elogios infinitos. Pero sus componentes no garantizan, en el mediano plazo, el cierre total de la brecha digital entre nuestro país y los más avanzados del mundo. Para ponderar lo que nos resta por avanzar en la Era Digital conviene conocer lo que hace Estonia para convertirse en una “sociedad de la información”.
Con apenas 1.3 millones de habitantes y un territorio casi igual al nuestro, Estonia tiene 1,500 islas y cientos de lagos. Es uno de los países del Báltico que hace frontera con Rusia. Aunque es miembro de la Unión Europea y de la OTAN, su vinculación más estrecha es con los países escandinavos y de hecho su idioma está muy ligado al finlandés. Pero es menos desarrollada que sus hermanos europeos. Su per cápita de US$17,500 dista mucho del de Singapur (US$52,900) y el salario promedio de su fuerza laboral de 675,000 es de menos de mil euros mensuales. Estonia tiene, sin embargo, una economía dinámica que figura entre las que más han progresado entre los países de la antigua Europa del Este.
Tras grandes debates nacionales sobre el papel del ciberespacio en su desarrollo, Estonia esta hoy día calificándose para crear la sociedad ideal de la información y descubrir cómo vivir adecuadamente en la Era Digital. Está a la cabeza de todos los países del mundo con las velocidades más altas de banda ancha, el gobierno electrónico más avanzado y el más alto número de emprendimientos por persona. En este avance la acompañan Corea del Sur, Singapur, Israel y los países escandinavos (https://ideas.ted.com/where-in-the-world-will-you-find-the-most-advanced-e-government-estonia/).
En mediciones del 2017, el 91.4% de estonios son usuarios del internet y un 87.9% de los hogares tiene computadores. El 86.7% tiene acceso a la banda ancha y el 88.4% la usa con frecuencia. En gran medida estos logros resultan de los programas obligatorios de ‘competencia digital’ existentes en las escuelas. El énfasis escolar en lo digital se profundizara con la introducción de una prueba nacional de ‘nettiquete’. (Para una panorámica mundial, ver https://marketing4ecommerce.net/usuarios-internet-mundo-2017/).
Pero la clave de la revolución digital estonia es un sistema de carnet de identidad obligatorio que coloca la identidad digital y la confianza en el sistema en el corazón de un nuevo contrato social. Más del 95% de los ciudadanos usa el carnet de identidad obligatorio, lo cual le ofrece a todos una identidad en línea segura y una plataforma para la ciudadanía digital que ofrece más de 4,000 servicios en línea, incluyendo votación, pago de impuestos y almacenamiento de los records de salud y de policía. Este sistema busca redefinir la naturaleza del país prescindiendo de la burocracia y reinventando el gobierno como un servicio.
Una consecuencia de la revolución digital es la presencia masiva de datos personales en la red. Esto solo puede crecer exponencialmente a medida que se multiplican los hogares y ciudades inteligentes, teléfonos inteligentes, automóviles inteligentes y todos los aparatos inteligentes del Internet de las Cosas. Pero en Estonia los ciudadanos supervisan las operaciones del gobierno y, aunque el gobierno puede inspeccionar sus datos, debe notificarles cuando lo hace. La rendición de cuentas por parte del gobierno es máxima en este sistema. Nada se puede hacer secretamente y la transparencia está diseñada para proteger los derechos individuales y aumentar la confianza entre los ciudadanos y el gobierno, el aspecto más importante del sistema de identificación.
Otra consecuencia de la entrada de Estonia en el negocio de los datos es la rivalidad entre un gobierno soberano y las poderosas empresas del Silicon Valley. Los gobiernos se están dando cuenta que están perdiendo las identidades de sus ciudadanos a las empresas americanas como Google, Facebook, Amazon y Apple. La base de datos de Estonia, por tanto, representa un ecosistema rival, una alternativa publica segura que está diseñada para beneficiar a los ciudadanos y no a las corporaciones. Hay que reinventar la relevancia del gobierno en el nuevo mundo digital y eso es donde el significado de largo plazo del sistema de identidad reside. El rol del gobierno es proteger la privacidad de sus ciudadanos y eso es como una extensión de la infraestructura pública, una versión del siglo XXI del estado de bienestar.
Estonia no solo opera un gobierno en la nube, también está tratando de crear un país en la nube: una comunidad distribuida del siglo XXI unida por los servicios en línea en vez de la geografía. Para ello Estonia ha creado la e-residencia, una nueva ciudadanía consistente en un pasaporte electrónico que permite a los empresarios de cualquier país usar los servicios y la tecnología digital de Estonia. La meta es tener unos 10 millones de e-residentes para el 2025.
La transformación digital de Estonia se atribuye en gran medida a que después de 1991 y la desocupación soviética, muchos de sus líderes estaban alfabetizados tecnológicamente. A pesar de que muchos estonios siguen escépticos acerca de la panacea digital, la expectativa es que los esfuerzos se traducirán en una economía más vigorosa y globalizada. En todo caso, el avance digital provee un modelo alternativo de transparencia y un sistema político abierto que es antítesis del régimen político que impera en Rusia, una nación que continua siendo una amenaza a la integridad de los países bálticos.
Nuestro país, por su lado, avanza hacia la ‘sociedad de la información’ (http://mitenishio.com/2017/10/estadisticas-tic-de-rep-dominicana-octubre-2017.htmlcon). INDOTEL reporta que 63 de cada 100 dominicanos posee una cuenta de internet y, entre otras cosas, el proyecto Republica Digital (https://republicadigital.gob.do/) llevara la conexión digital a 5,200 escuelas, donara un millón de computadoras a estudiantes y maestros e instalara Wifi en 890 espacios públicos, con una red troncal de fibra óptica de 648 kms (http://www.elcaribe.com.do/2017/11/22/republica-digital-elevaria-70-la-cobertura-de-internet/). El lanzamiento del proyecto fue en octubre del 2017.
En materia de gobierno electrónico Republica Digital ya ha hecho importantes avances. Recientemente, la OPTIC inauguro un Datacenter que eventualmente alojara los datos de más de 200 instituciones gubernamentales. El objetivo es lograr acceso en línea para el 90% de los servicios de esas instituciones, mientras los presenciales o telefónicos serian una segunda opción. Pero no se conocen planes que creen un carnet de identidad electrónico con el cual puedan hacerse votaciones y acceder a los datos de salud y policiales. Tampoco se conocen planes de introducir programas de capacitación digital en las escuelas ni de crear la e-residencia. El Ministerio de Educación ha anunciado un nuevo “bachillerato digital”, pero eso abarcara solo a los que quieran estudiar en linea.
Nuestras instituciones públicas y privadas también hacen progresos importantes para que la cultura digital sea más inclusiva. Un buen ejemplo es el del Programa de Solidaridad con el ITLA sobre los Centros Tecnológicos Comunitarios (CTC) para “beneficiar a 350 mil familias con acceso a los 91 CTC existentes en el país y a unos 400 mil jóvenes entre 15 y 24 años, que viven en condición de pobreza y vulnerabilidad.” Pero los seis millones de usuarios de Internet y el 57% de hogares con acceso a la red distan mucho de lo logrado por Estonia.
Republica Digital debe expandir sus alcances para acomodar los componentes estonios de que adolecemos actualmente. Algunos de ellos no requerirían de grandes recursos pero si de un esfuerzo serio de gestión. En vista del impacto desarrollista que la asimilación del modelo estonio podría tener, el Presidente Medina debería incluir a Republica Digital en sus ‘visitas sorpresa’ y abrazar con ahínco los actuales y sugeridos componentes de Republica Digital, ocupándose especialmente de las mipymes.