Cuando el milenio  llegaba a su fin, junto con el siglo XX, estallaron muchos ismos, estrategias y técnicas de producción artística, utopías estéticas y culturales, pero también modos expositivos que para el concepto de Art millennium o arte para el siglo XXI, conceptualizan un arte de variadas características, tendencias y antitendencias, teorías y fuerzas del mundo estético-sensibles.

En 1999 Benedikt Taschen Verlag publicaba un catálogo de obras y artistas de variados horizontes estéticos y artísticos. Esta  gran expo-colectiva acogió y catalogó artistas a partir de la década de los 80 y los 90, en perspectiva de final de siglo XX y comienzo de siglo XXI. El nuevo giro anunciaba nuevos poderes de las imágenes artísticas.

La curadora y editora alemana Uta Grosenick y el también editor y curador Bukhard Reimschneider, construyeron un espacio cultural y artístico a través de las poéticas más recientes de casi todos los países del mundo, tal y como los presenta su amplio catálogo editado en 1999. Artistas del mundo orientados hacia discursos y narrativas visuales pos-posmodernos participaron en esta muestra-catálogo expositivo, casi todos desconocidos y cuyas obras fueron curadas en base a nuevos aportes especiales.

Desde el punto de vista de los procesos curatoriales o comisariales, ¿todo vale, todo puede ser curado, el arte y el no-arte coinciden, qué plantean los nuevos discursos y narrativas culturales en la Era de la mundialización?

¿Nos suenan al oído nombres como Donald Baechler, Miroslav Balka, Mathew Barney, John Currin, Mark Dion, Marlene Duma, Martin Honer, Fabrice Hilbert, Peter Land, Gengina Starr, Jack Pierson, Zoe Leonard, Thomas Ruff, Matt Mullicam?

Según los curadores y editores de la citada obra “El arte de los años ochenta y noventa es una yuxtaposición de las más diversas posiciones en pie de igualdad; el campo de actividad artística se ha ampliado a nuevas áreas: el diseño, los medios de comunicación, la publicidad, la arquitectura, el cine, el teatro, la danza y la música.

Es cierto que muchos artistas persiguen dentro de sus narrativas y lenguajes diversas estrategias culturales, sociales, estéticas, antropológicas y expositivas, ¿Qué sucede hoy en el Caribe insular, en el Medio Oriente, en África, Australia y en toda América Latina? ¿Quién podría afirmar o confirmar existencias de narrativas curatoriales o comisariales marcadas por una perspectiva universalizante? La Curaduría y la Crítica de arte hoy se pronuncian a partir de geografías culturales y artísticas cercanas y distantes, con nuevos dispositivos y formas visibles y comunicadoras en los llamados Estudios Culturales y Hemisféricos.

Los actuales proyectos curatoriales nacen de inscripciones, proyecciones y cardinales asumidas como espacios artístico-culturales justificados en una productividad abierta a un diálogo identitario y postidentitario.

Los horizontes hemisféricos del arte actual, producen sus contextos, lenguajes, texturas imaginarias, universos de sentido y campos emergentes de producción visual. La misma producción artística dominicana cuenta con un archivo artístico-cultural en movimiento.

Gayatri Chakravorty Spivak en su Crítica de la razón Poscolonial. Hacia una historia del presente evanescente, anuncia al igual que Judith Butler en sus Performances sociales, motivan y ponen en práctica espacios emergentes de saber-hacer y de pensar a través de discursos y tiempos de la interpretación etnoculturales, traductores  de signos, texturas y fuerzas estético-culturales que orientan discursos de comunicación, significación y producción generadores de espacios estéticos formadores y narrativas que han hecho caminos de representación y acciones culturales.