"¿Estás aburrido/a? Esta es la música que te va a hacer bailar en tiempos de epidemia."

Ayer se murió Kenny Rogers.

Hoy se murió Uderzo de un paro cardiaco.

"Favelas de Rio de Janeiro sin recursos básicos para enfrentar el coronavirus."

"Qué dicen los astros en tiempos de pandemia."

Me acuerdo de Astérix Legionario.

Obélix insistía: para él, un uniforme militar de tamaño medio.

Medio, ir por el camino del medio.

Alejados de los autos, de las paredes.

El camino del medio, tratar de no tocar nada.

En Tel-Aviv y Jerusalén aparecieron los colores de la bandera italiana.

En Toronto aparecieron los colores de la bandera italiana.

En Rio de Janeiro, en el Cristo Redentor, aparecieron los colores de la bandera italiana.

Ponernos los zapatos en la mañana para fingir que vamos a caminar.

Una médica en bata, dentro del hospital, habla a través de un altavoz para dar ánimo a sus compañeros.

Rodeada de camillas, enfermos y médicos.

Hace sonar el himno italiano.

¡Italia está orgullosa de ustedes!

Grita la médica en bata y con tapabocas.

Como un entrenador de futbol, pero a la mitad de una tragedia, no de un partido.

Drones, en París, le dicen a la gente que se vaya a su casa.

Ángela Merkel entra en cuarentena tras estar en contacto con un médico infectado.

Trump dice que la verdadera energía americana no les permite quedarse en casa.

Ford, en vez de autos, produce máquinas para la medicina urgente.

En vez de máquinas para la velocidad, máquinas para la salvación.

Imaginar el motor de un auto junto a la cama de un enfermo.

Dos mundos incompatibles.

Una velocidad no solicitada.

Un motor equivocado.

No necesito esa velocidad, dice un enfermo.

Tengo un abrigo negro, con el cierre hasta arriba, me protejo la garganta.

Al fondo, un limonero que insiste, amarillo, frutos amargos.

El amarillo debería estar protegido.

Los colores alegres protegidos por la Constitución.

Es necesario tender la cama, fingir que salimos durante el día y que fuimos muy lejos.

La cama no entiende que la engañamos.

Estamos todo el día allí cerca, a unos metros.

Engañar a los muebles, a la puerta.

Fingir que salimos, abrir y cerrar la puerta.

Puerta ingenua, todo se lo cree.

En China, el Estado controla la temperatura de cada ciudadano.

Más de treinta y siete grados: ciudadano peligroso.

La traición ha salido del lenguaje, ha entrado en la biología.

Estar enfermo es una amenaza para el Estado.

Todo enfermo se vuelve inmediatamente extranjero.

Si estás saludable, eres parte de mi nación; si estás enfermo, hablas otra lengua.

La lengua de los saludables, la lengua de los enfermos.

En un extremo, fusilar a los enfermos por traición.

Los criterios cambian, el Derecho cambia.

Un presidente de cámara italiano une las manos al pedirle a la gente que no salga de casa.

Parece rezar, pedir piedad y dar una orden —todo al mismo tiempo.

Un médico italiano dice que no entiende por qué van las peluqueras a peinar a las señoras a sus casas.

Dice que los ataúdes van cerrados, que nadie les va a ver el peinado.

Lo dice de una forma violenta.

Yo me callo.

Y sigo callado.

 

El original de estos textos se está publicando en el diario Expresso, de Portugal. Acento lo publica con autorización del autor.

(Traducción: Paula Abramo)