Somos espectadores de la mayor y más intensa guerra de la historia de la humanidad en términos económicos, debido a la gran cantidad de personas y montos que involucra.
Estados Unidos ha declarado la guerra a China con la imposición de aranceles a sus productos. Para este país poder llevar sus productos al mercado norteamericano deberá pagar impuestos que van de un 25% a un 40%, lo que implica que los productos afectados subirán de precio en un porcentaje mayor.
Estados Unidos ha tomado esta decisión unilateralmente, fuera de la Organización Mundial de Comercio que regula las relaciones comerciales entre los países que lo conforman, ha alegado que se trata de un acto de defensa, que está defendiendo sus productores, su industria nacional que ha visto perder ventas en los mercados internacionales e internamente también debido a la avalancha de productos chinos con precios más competitivos. Por su lado China reaccionó de inmediato obligado a imponer represalias para defender los intereses fundamentales del país y de su población con aranceles a productos estadounidenses, y presentó una queja formal ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), ya que alega no haber cometido ningún acto ilegal o de competencia desleal, y que toda queja debe ser llevada previamente a dicho Organismo.
Pekín acusa a Washington de lanzar la mayor guerra comercial de la historia económica y denunció que Estados Unidos violó reglas de la OMC. Una guerra comercial no beneficia a nadie porque perjudica al comercio libre y al proceso multilateral, declaró China que asiste a una cumbre con 16 países de la UE y de los Balcanes.
Así, la decisión de EEUU abrió un conflicto de consecuencias imprevisibles, por la escala de los adversarios y por los efectos sistémicos, puesto que Rusia también anunció tarifas suplementarias que van igualmente de 25% al 40% a la importación de productos estadounidenses. Además prepara medidas de represalia a los aranceles de Estados Unidos a la importación de acero y aluminio, que también habían sido objeto de demanda ante la OMC.
Además de las consecuencias en las economías de ambos países, la guerra comercial afectará el funcionamiento del comercio global, tal como han previsto numerosas organizaciones multilaterales, como el FMI. Explican que hoy en día el comercio está muy interconectado a nivel mundial, por lo que este conflicto económico creará inestabilidad y aumentará el nivel de alteración en el sistema global.
Desde otro ángulo, viendo el potencial de crecimiento y desarrollo de nuestro país en áreas como productos agropecuarios industrializables, turismo, energía eléctrica renovable, infraestructura, etc., podemos ser de interés para atraer un porcentaje importante de las inversiones chinas.
Además, somos miembros del CARICOM y DR-CAFTA que podrían aprovechar en el corto plazo para ampliar sus exportaciones y entrar a Estados Unidos libre de aranceles.
En adición a las inversiones en la industria manufacturera, agricultura, metalúrgica, tecnología y otros más, que podría hacer este país en el nuestro, desde mi punto de vista debemos hacer un esfuerzo por captar un porcentaje importante de estas inversiones para que otros sectores se vean beneficiados. Me refiero a infraestructura, principalmente la ferroviaria que mejoraría y abarataría nuestro transporte inter-urbano tanto de pasajeros como de mercancías, la producción de energía eléctrica renovable que ayudaría grandemente a disminuir su costo y que se traduciría en una mejoría de nuestra productividad, en turismo en sentido amplio, turismo tradicional de sol y playa, el eco-turismo en áreas protegidas y de negocios.
Con estas inversiones atraeríamos al turismo de ese país que se ha convertido en el primer país emisor del mundo, por encima de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, y con un gasto elevado destinado a sus vacaciones, alcanzando una cifra record de unos 261,000 millones de dólares gastados el año pasado.
Es importante hacer los esfuerzos necesarios para captar inversiones chinas, aprovechando estas circunstancias de esta guerra comercial. Debemos preparar y presentar proyectos viables y hacer los cambios requeridos para eliminar trabas y burocracias innecesarias con la finalidad de viabilizar estas inversiones. Aprovechemos estas oportunidades.