Ese es el círculo cuadrado al que se aspira. Las noticias y análisis lo prueban.  La mayor frecuencia que veo en la prensa son las críticas a la deuda pública, las denuncias sobre corrupción administrativa, las demandas de más inversión pública en hospitales, escuelas, caminos vecinales, viviendas, carreteras, y acueductos en cada provincia del país; y el clamor generalizado de que hay que pagar más a los servidores públicos que están en la seguridad, protección soberanía, educación, justicia y salud.

A estas hay que agregar el consenso de la consigna “Lo juto pá la uá”, que busca triplicar el presupuesto de la universidad estatal garantizará bachilleres con correcta sintaxis en grafitis revolucionarios; que el gobierno haga un blindaje de los “derechos adquiridos” por subsidios y exoneraciones de tributos hasta que se apague el sol, garantía de tranquilidad para trabajar de quienes están en el cine, en la frontera, en zonas francas, en polos turísticos o reinvirtiendo utilidades en industrias importantes. Gobierno no debe ser obstáculo en el camino a un Oscar, dominicanizar sin genocidio la frontera, estabilizar el empleo de los más necesitados, alcanzar meta de los diez millones de turistas y renovar con ahorro impositivo un parque industrial para seguir con “tecnología de punta” madre.

Al gobierno también se le exige que no atente en la formulación presupuestaria contra las transferencias corrientes a los partidos políticos, asociaciones sin fines de lucro e iglesias.  De fondos públicos depende la participación democrática de los ciudadanos. Es masiva membresía en partidos que servirá para evitar la apatía que sirve de abono a dictaduras o el financiamiento por “intereses oscuros ligados al narcotráfico y al terrorismo internacional”.   A la caridad privada que aglutina voluntarios en unas dos mil asociaciones sin fines de lucro debería llegar mucho más, principalmente ahora que las ASFL están sometidas a riguroso procedimiento de rendir cuentas en uso de los fondos.  Al respeto inmaculado a la libertad de cultos que exhibe el gobierno, debe unir una ventanilla única para las exoneraciones de aranceles a vehículos, utilitarios o de lujo, registro expedito de autorización operar con todos los privilegios legales a todo pastor pueda congregar ovejas descarriadas y contemplar en el próximo Pacto Fiscal reservar un diezmo a repartir en partes iguales a toda organización especializada en fomentar la religiosidad.

Nuestra posibilidad de que la selección nacional de Fútbol no vea el próximo mundial nuevamente en las pantallas gigantes de Hooters, está en una avalancha de libramientos de fondos públicos para el deporte. Está bueno de ganar medallas de levantar pesas practicando con latas de pintura llenas de cemento, el velódromo es una vergüenza visto en foto área desde un dron y ya no puede esperar más el INSESOADOM, Instituto de la Seguridad Social del Atleta Dominicano, que garantizará pensión digna y vivienda a medallistas o todo aquel deportista no quede después del último, fiel al lema que lo importante es competir no ganar. Hay que quintuplicar el presupuesto a federaciones sin necesidad del chantaje querer imponer primarias abiertas y trabas a la reelección de quienes han hecho de la entrega al progreso del deporte un apostolado, que merece respeto y un NO rotundo a injerencia de federaciones foráneas en auditorías mal intencionadas esperan el rechazo del gobierno y el congreso.

El gasto público es bueno y saludable para fortalecer la nación, el crecimiento y la prosperidad de todos desde la cuna a la tumba. Que hoy se apiñen recién nacidos de a media docena en una cunita y que los “campos santos” sean un antro de refugio para atracadores, almacén para reciclaje de ataúdes y altares para brujería es porque faltan más recursos y a los disponibles se da un destino non sancto.  Es posible conseguirlos con austeridad, mejorando la distribución y evitando malversación. 

No hace falta subir impuestos, se pueden hasta reducir y mejorar la eficiencia recaudatoria para lograr duplicar lo que ingresa.  Cortando de raíz la corrupción, eliminando gastos de poco impacto social y la nómina de los que cobran sin tener función específica, es posible preservar la estructura funcional del sector público que se financiaría totalmente con mejor eficiencia recaudatoria, desde luego, sin afectar el esquema de trato preferencial impositivo descansa un aporte sustancial del sector privado a la generación de riqueza social.

Con este esquema llega la cicuta al que sobra del alegado matrimonio trial o supuesta unión indisoluble entre ingreso-gasto-deuda.  Cero deuda es posible con la oferta lenteja de reestructurar todos los bonos soberanos en un título a 30 años con un cupón cortado al 50% del rendimiento que actualmente tiene un bono de los Estados Unidos de similar duración.  El Club de Londres que se sirvió pechuga se conformará por tres décadas con “pico y pala”. Con multilaterales se suspenderán de inmediato todo tipo de préstamo que no esté ligado a una obra de infraestructura, cuyo proceso seguirá normal. Con los préstamos no impacten producción, condonación de la mitad del capital y reestructuración al doble del plazo y la mitad de la tasa.  Negociaciones voluntarias con la deuda bilateral tendrán un final feliz porque no se trata de agiotistas de los mercados de capitales, son fondos a buenos términos para desarrollo productivo con equidad e igualdad de género.

¿Ven que se puede? ¿Qué es cosa de ponerle ganas? La deuda local también recibirá ablación la descarte para formar un trío.  Se suspenden las subastas de bonos locales de Hacienda, ya que el tratamiento a los títulos valores locales debe ser simétrico al golpe de bolsón a los tenedores no residentes.  Canje de los 320 mil millones a un bono a 30 años con cupón por la mitad de la tasa ponderada promedio de la banca múltiple del último año, 2.7% si este revolucionario plan inocular el presupuesto de deuda pública tuviera lugar hoy mismo. 

¿Qué eso afectará rentabilidad de las cuentas individuales de los afiliados a las AFP? No hay problema. Este programa integral multifuncional de ejes transversales va acompañado de un golpe de estado previsional elimine AFP privadas que, un columnista de este medio experto en seguridad social señala reciben rentabilidad que triplica la de los afiliados.  Con un Sistema de Reparto se garantiza repartir prosperidad a los trabajadores, y al público en general aporte o no aporte, sin necesidad de fomentar un rentismo parasitario con bonos caros compran con fondos ajenos entidades privadas, como creo sintetizó el problema un congresista de la “raza inmortal” que es enemigo jurado de la capitalización individual.  Lo mismo aplicaría para los bonos en circulación emitidos por el Banco Central. No hay Arroyo Hondo, el Caliche y Los Hamptons.  El mazazo es equitativo.

¿Y el problema del déficit cuasifiscal de la entidad monetaria? Eso es un rollo entienden bien dos de cada diez economistas, uno trabaja en el Banco Central y otro en el Ministerio de Hacienda. El resto de los mortales “no conceptualiza” de forma coherente el tema, así que pospuesto hasta el vencimiento de los nuevos bonos.  Además, ya veremos si harán falta operaciones de mercado abierto para mantener la tasa de cambio en senda consistente con, nuevamente, el desarrollo productivo con equidad, igualdad de género y respeto al medio ambiente.  En todo caso, convertir al gobierno en monopsonista de las divisas, pagando precio considere justo para beneficio de los desposeídos y controlando su venta para importaciones impacten el desarrollo es opción válida. Que hoy no se aplique, es por la mala e interesada propaganda de los que defienden modelo neoliberal vigente. ¿Capice? 

Bien, ahí está el plano del Estado benefactor, Paternalista y Solidario con Deuda Cero, Bajos Impuestos y Sin Corrupción, que he dibujado interpretando ideas de terceros y uno que otro aporte personal. Ahora ya es cuestión de “¡Ponerle numeritos!”, como decía un profesor y sacerdote jesuita de la Escuela de Economía de la UNPHU hace cuatro décadas.  Aporté algunos, que vengan más.