La justicia social ha sido un propósito permanente de la humanidad. Se ha aspirado que al menos todos los seres humanos tengan resuelto con calidad y de manera regular: alimentación, salud, vivienda, educación, esparcimiento, libertad de expresión, libertad para elegir y ser elegido, entre otros. Incluso ideologías con un propósito de ruptura total con lo establecido, en sus formas mejor intencionadas, expresaban: “La Tierra será el paraíso bello de la humanidad”, una de las estrofas del himno de la Internacional Comunista.
En la práctica, desde antes de la Revolución Francesa que tuvo como lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, en esa lucha incesante, no mucho se ha logrado.
Independientemente de organismos internacionales, foros, encuentros mundiales o estudios comparativos, el avance de la humanidad depende fundamentalmente de lo que se haga desde cada Estado.
Existe hoy una innegable línea de progreso y consiste en haber identificado mediante rigurosos estudios, ya de amplio consenso mundial, cuáles son los factores que determinan el Desarrollo Humano.
A partir de lo anterior consideremos como lección el caso de Rusia. En Rusia tuvo efecto la llamada Revolución de Octubre del 6 al 8 de noviembre de 1917, primera revolución socialista. La cantidad de vidas sacrificadas en aras del Socialismo fue enorme; sólo en la defensa de su soberanía en la Segunda Guerra Mundial, se estima que murieron más de 20 millones de personas. Otros sacrificios de menor alcance por metas de producción o propósitos como los viajes espaciales, implicaron acciones en distintos planos orientados a un progreso cuyo balance es importante ponderar por las grandes lecciones que deja, a la búsqueda de una humanidad próxima a los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad” o al menos que se esté en la capacidad de vivir una vida digna, o con sólo cumplir con la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde el artículo 22 al 29.
Rusia que encabezara la otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS- se encuentra en las medidas internacionales de Desarrollo Humano, en posiciones que sorprenden. Por ejemplo en cuanto al Índice Global de Competitividad, Rusia ocupa a nivel mundial la posición 43, un lugar por debajo de Panamá y diez lugares por debajo de Chile.
En relación al Índice de Desarrollo Humano se encuentra cuatro lugares por debajo de Argentina y once lugares por debajo de Chile.
Si bien Rusia es un caso extremo, en todos los casos el Estado y lo que se haga y no se haga desde tal instancia fundamental de la sociedad, ha de importar a todas y todos los ciudadanos ¡Es tanto lo que significa!