Primero, una reflexión: Haití ha sido un Estado soberano por largos años con muy pocas interrupciones directas; mientras que Puerto Rico nunca lo ha sido, pasó de ser colonia de España a ser Estado Libre Asociado de los Estados Unidos. Sin embargo para referir sólo algunos datos propios del Desarrollo Humano, la esperanza de vida en Haití es de 63 años y en Puerto Rico es de 79 años y en cuanto al analfabetismo adulto en Haití es de al menos el 45% y en Puerto Rico se estima en sólo un 6%.
El valor tanto de la independencia como de la soberanía de un país es real y profundo. El poema de Jorge Luis Borges describe mejor que cualquier texto sociológico o de ciencias políticas lo que es la patria. Expresa Borges “…Nadie es la patria, pero todos lo somos. Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso”. Mas cómo justificar extraordinarios sufrimientos humanos para tantas personas, si “todos somos la patria”. De ahí que junto a la gran causa de Puerto Rico por la independencia y soberanía, se hacen ya obligatorias en la actualidad otras fórmulas alternas. Y no es casual que el más reciente plebiscito del 11 de junio del presente año (2017) tuviera los siguientes resultados: la opción de la independencia total de los Estados Unidos logró un 1.5% de respaldo, mantener el estatus actual el 1.3% y el 97% la opción de anexión a Estados Unidos.
Puerto Rico tiene una heroica y hermosa historia de lucha por su soberanía e independencia. Registra nombres que son de verdadero orgullo para toda Latinoamérica y el mundo como el patriota Pedro Albizu Campos graduado con honores en las universidades de Vermont y Harvard como ingeniero químico y abogado, quien se inmoló por la independencia de su país; lo mismo, entre muchos, que Blanca Canales quien se considera la primera mujer en dirigir una revuelta contra los Estados Unidos. Pero hay otras diferentes y exitosas luchas como ha sido la vigencia de su idioma, el idioma español, su excelente literatura y su música (cómo no vibrar ante su cadenciosa “Salsa”), entre otros.
Entendiendo que a través del tiempo la relación entre el Estado y el Desarrollo en Puerto Rico se ha hecho más que compleja, hay que asumir hoy la perspectiva del Desarrollo Humano y la Competitividad Global que indican el camino para generar prosperidad en las personas y esa, junto a su poderosa identidad cultural, han de ser las bases de nuevas formas de la simbiosis Estado y Desarrollo.