El estado dominicano recientemente hizo una colocación de bonos soberanos, equivalente a la suma de unos 3.800 millones de dólares norteamericanos. Es la mayor cantidad de dinero que un gobierno dominicano haya tomado a lo largo de la historia. Es importante destacar que la oferta para comprar según destacaron diarios nacionales, fue por uno 9 mil millones de dólares; esto habla bien de nuestro país en las agencias calificadoras de riesgos. Es una gran noticia y lleva tranquilidad, sosiego a los agentes económicos y a los mercados internacionales.
El propio gobierno ha establecido que la mayoría de esos recursos serán aplicados a los programas sociales, decretado durante el estado de emergencia como: Fase-1, Fase-2, Pa ‘Ti y PROSOLI, Progresando Con Solidaridad que son permanentes. La proyección en principio es hasta diciembre, pero como marcha el ritmo de la economía podría ser necesario una prolongación de los programas.
Pienso que el gobierno debería examinar a la luz del propio estado de emergencia, algunos aspectos importantes, es sabido y entendido que el principal soporte electoral que otorgó la victoria a Luis Abinader fue la clase media dominicana, la clase media no solo se empoderó, sino que simbolizó su movilización política en la Plaza de Banderas, el nuevo santuario de la lucha democrática del pueblo dominicano.
Es necesaria que dentro del nuevo financiamiento el gobierno asuma compromisos importantes con ese sector socioeconómico, político y social que ella representa. En ese sentido, es necesarios recurrir a la movilidad de la economía, no solo a a través de un asistencialismo necesario en la presente coyuntura, sino de la inversión pública nacional, es necesario tomar partidas para iniciar la construcción de viviendas de bajo costo, hacer intervenciones puntuales en el caótico transporte urbano, para estimular a los agentes económicos, generar empleaos y soluciones; haciendo uso mientras tanto de ese tiempo precioso.
Es necesario que el gobierno examine a fondo la posibilidad de condonar el 50% de las facturas eléctricas de todas las EDES, las cuales han tenido un crecimiento exponencial de la factura eléctrica durante la pandemia, que si bien es cierto se generó un consumo más alto, fue obligatorio debido al estado de emergencia; y no puede ser asunto condenatorio sino absolutorio durante el presente.
El gobierno debe evaluar también, ayudar para que los acogotados sectores productivos pueden respirar sin ventilador, evaluar y aplicar una amnistía fiscal para que las empresas puedan mantener la empleomanía y no generar desempleos masivos, como puede producir un estado calamitosa de la económica; con más de un millón de empleados suspendidos y con más de ocho meses de baja productividad.
Hasta ahora, hemos caminado con surte a partir de los Trump-dólares, que representan un incremento de las remesas de los dominicanos en Estados Unidos, haciendo un pivote hacia la economía dominicana, pero hasta ahora, no hay nuevo acuerdo en el Congreso de los Estados Unidos y parece que no habrá una nueva ayuda.
El financiamiento debe impactar a los sectores productivos, a la clase media, a los sectores educativos nacionales, solo así saldremos con existo de esta pandemia, sin vacunas y con estado de emergencia, las tareas del gobierno hacia el mercado turístico dominicano permanecen en rojo. Hasta tanto vuelva aparecer la industria sin chimenea de Miolán, tendremos que sobrevivir con la esperanza puesta en Dios, la fortaleza de las mujeres y hombres nuestro país. Hoy como ayer saldremos victoriosos, mientras tanto hagamos las tareas.