El artículo de esta semana es una apología por el Estado de Derecho y una esquela mortuoria (algo tardía) para uno de sus principales promotores contemporáneos. "The Right and Honorable Lord (Baron) Bingham of Cornhill" fue el título nobiliario de esta formidable persona, que simplemente escribía sus libros bajo el nombre de Tom Bingham. Al final de su carrera, Lord Bingham había ya ejercido posición tan importantes como "Master of the Rolls" (segundo en mando dentro de la judicatura inglesa), "Lord Chief Justice" (primero en mando dentro de la judicatura) y finalmente, "Senior Law Lord"-posición que funcionalmente equivaldría a (y luego pasó a denominarse) Presidente de la Suprema Corte de Justicia del Reino Unido.

Thomas Bingham falleció el pasado 11 de septiembre de 2010, tras meses de haber publicado su más reciente y última obra publicada titulada "The Rule of Law" (Allen Lane)-o "El Estado de Derecho", en castellano. Este honorable juez y catedrático fue denominado por el periódico The Times como la principal y más brillante mente jurídica de su generación.

Lord Bingham también fue un ente promotor del cambio en un sistema legal extremadamente arraigado a las tradiciones y al euro-escepticismo. Fue apologista de la internalización en el ordenamiento Inglés de la Convención Europea de Derechos Humanos, que devino en lo que se conoció como el Human Rights Act de 1998.

También fue el principal promotor de la creación de la Suprema Corte de Justicia del Reino Unido, el máximo tribunal de cierre instituido en el 2009 para sustituir a la criticada sección de la Cámara de Lores que antaño ejercía funciones jurisdiccionales (los llamados "Law Lords"). Paradójicamente-como señalan los comparatistas alemanes Zweigert y Kötz- Montesquieu propugnó por la "separación de poderes" basándose en el modelo Inglés, cuando era evidente que la Alta Cámara legislativa servía además de máximo tribunal para Inglaterra y Gales en diversas materias. Lord Bingham, sin embargo, entendía que la independencia de la judicatura debía ser más clara (aunque la Cámara de los Lores en funciones legislativas actuaba con robustez institucional). Como Moisés, quien no entró a la tierra prometida, Lord Bingham se retiró a los 74 años, lamentando no haber completado la transición judicial al convertirse en el primer Presidente de la Suprema Corte de Justicia del Reino Unido.

Otro notable logro de Lord Bingham fue la publicación de su último libro, al que ya me referí, titulado "The Rule of Law". En este libro no sólo explica con erudición historicista y sencillez la evolución del Concepto de Estado de Derecho, sino también el autor ofrece una lista de elementos que él personalmente entiende que caracterizan un verdadero Estado de Derecho. Algo así como una especie de prueba o test para medir el Estado de Derecho en el mundo contemporáneo.

Tuve el enorme privilegio de conocer a Lord Bingham (lo digo sin ánimos de echar cosas). Él servía como Presidente del Instituto Británico de Derecho Internacional y Derecho Comparado (British Institute of International and Comparative Law), y como miembro, asistí a un conferencia-almuerzo donde tanto él como la entonces Magistrada Presidenta de la Corte Internacional de Justicia, Rosalyn Higgins, hablaron acerca del Estado de Derecho en el plano del Derecho Internacional Público.

Creo que uno de los principales retos del país, (aparte de la educación, la salud, la lucha contra la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico), es el fortalecimiento del Estado de Derecho. Vivimos en un verdadero Estado Maltrecho. La reciente controversia respecto del quórum necesario para aprobar leyes orgánicas y la constante creatividad con que buscamos evadir la prohibición constitucional a la reelección, demuestran que somos tramposos. Los poderes públicos ni siquiera cumplen sus propias leyes (por ej. 4% del PIB para educación). Creamos excusas para la ilegalidad y para incumplir las leyes. Requerimos de muchas normas- y todas deben ser extremadamente explícitas con notas al pie, diagramas cartesianos bidimensionales, dibujitos, instrucciones y glosa interpretativa al margen, concordada con transcripciones de las discusiones de las cámaras legislativas. Todo esto para que nadie invente cómo romper las reglas.

Esta reflexión también me lleva a admirar mucho más a Bingham, un hombre que nunca temió liderar el cambio jurídico, sobre todo a sabiendas de que únicamente beneficiaría a sus colegas jueces que lograron la transición a la Suprema Corte. Bingham luchó por la integración de un nuevo tribunal-como muchos de nuestros ciudadanos y jueces hemos luchado por la integración de un Tribunal Constitucional. Asimismo, Lord Bingham supo ser oportuno, y aceptó retirarse de la función judicial luego de una brillante y admirable carrera.

Me recuerda a la frase de la canción de Neil Young, que Kurt Cobain hizo célebre de que "es mejor extinguirse (o consumirse), que apagarse lentamente[1]".

[1] It’s better to burn out, than to fade away.