Llegado a este tiempo del año, el mes de junio es estar a  la  mitad del mismo. Es decir, hace seis meses estábamos iniciando el año, y generalmente en el mes de enero mucha gente hace proyectos, planes, construye metas de cómo cree y quiere que sea su nuevo año. Llegado este momento habría que preguntarse ¿qué sucedió con todos esos planes y metas?

El verano es una estación del año que va  desde el 21 de junio hasta el 22 de septiembre. Y por su característica ambiental, se convierte en un buen tiempo para realizar algunas actividades externas e internas que provocan movimiento de preparación y cambio. Por ello, estamos ante una buena ocasión para podar nuestro jardín externo, los árboles, y demás, también para revisarnos internamente y hacer el podado que necesitamos.

Como es afuera, también es adentro, con esta estación del año se empiezan a sentir en  mayor intensidad los cambios climáticos,   el calor, las lluvias, temporadas de ciclónica, en fin, hay un fuerte movimiento que impacta el ambiente, y todo esto no nos pasa desapercibido. Por ello, aprovechar el ciclo para revisar todo el ser, también es favorable. Y así como una estación le pasa la mano a la otra y entramos en el verano con bellas flores de flamboyán, en el caribe, también una etapa personal acompaña a la siguiente, por eso, es importante estar atentas /os de los planes que nos hacemos cada vez que iniciamos un tiempo cronológico. Es decir,  soltar aquello que no me funciona más, tomar lo que si me ayuda y amar aquello que me potencia la vida.

Tomar, amar y agradecer

Algunos elementos que nos pueden ayudar a retomar el ritmo del camino y el pulso de la vida en este tiempo del año:

Tomar la vida con sus fortalezas y fragilidades y con  los regalos que ella va ofreciendo, a veces, en  cosas muy sencillas.

Retomar la intuición y los gestos cotidianos como maestros.

Hacer de lo ordinario cosas extraordinarias, consciente  de que es ahí donde radica la grandeza de la  vida.

Recordar cual es el legado que quiero dejar a mi paso por esta trayectoria llamada vida.

Encaminar mi vida a tomar todo aquello que engrandece y devolver con generosidad cada acto.

Cultivar cada día y en cada momento la interioridad a través de la lectura, la meditación, la oración, el baile, la danza, el abrazo a un árbol, el abrazo a un ser querido.

Cultivar el tiempo de calidad compartido en familia y retomar actividades que activen el espíritu.

Practicar la tolerancia  fomentar actos de paciencia que ayuden a ser mejor persona.

Descubrir cada día el propósito o misión y hacer lo posible por llevarlo a cabo.

Cuidar todas las dimensiones de la vida y procurar de ser una persona crecida integralmente.

Ver en cada amanecer una oportunidad de poner una semilla de esperanza y verdad, de amor y de paz, de justicia e integridad, en fin, vivir cada mañana como una nueva expresión de la vida.

Conectar con el propio corazón y al mismo tiempo con el corazón de Dios, consciente de que Dios habita allí.

Entender que así como late el propio corazón, también le sucede al otro ser humano, por tanto, ver en él /ella una extensión de mi propio ser.

Establecer el cuidado como una ética de vida, y así, cuidar el propio ser, el medio ambiente y todo lo que forma parte de lo que soy.

Hacer la promesa de mantener el corazón bello, limpio y a la altura de quien lo merece.

Agradecer

El tiempo transcurrido durante estos seis meses del año, lo que he logrado, lo que me ha faltado y lo que ya viene hacia mí.

Agradecer la sabiduría que me ha acompañado, las personas con las que me he encontrado, los amigos y amigas con los que he compartido, todo el bien tenido y esparcido.

Agradecer  todos los frutos y esfuerzos, las vidas tocadas, las esperanzas renovadas, en fin, agradecer   tanto amor recibido, hecho abundancia y bienestar. Gracias creador por cocrear contigo por un mundo diferente.