Hoy hago una mezcla de mis palabras y las palabras de otras mujeres y espacios de mujeres, para continuar la denuncia sobre la violación de nuestros derechos que se está orquestando en el Congreso de la República Dominicana. ¡YA BASTA DE TANTA IGNOMINIA!

No es un secreto para nadie, como opera el Poder Legislativo, eso tan dicho en el mundo jurídico de que “el legislador es sabio” (así en masculino), se ha convertido en este país en uno de los más grandes mitos.  No   niego la presencia de personas honorables en ese espacio que esta supuesto a ser la excelencia en la expresión del pluralismo político; pero en general, lamentablemente cada vez más representa el oprobio y la acción que solo responde a intereses mercuriales, o de otro tipo, y en el menor de los casos los derechos de las personas.

A la traición a las mujeres que evidentemente están orquestando en la reforma al Código Penal y que continuaremos denunciando, porque necesitamos un Código a favor de la vida de las mujeres; un Código que despenalice el aborto por causales. Ahora se une la posibilidad de que aprueben una supuesta Ley de Violencia, que en lugar de contar con una redacción cónsona con las Convenciones Internacionales y con los derechos de las mujeres, responde a las majaderías, los protagonismos y los prejuicios de un grupo.

Desde hace mucho tiempo, un Senador escogió el “tema” de la violencia contra las mujeres, imagino que le pareció adecuado en su búsqueda de “validación” y “prestigio” social.  Supuestamente “participó” en un proceso de construcción de un Proyecto de Ley, elaborado por un equipo multisectorial y amplio. Como ha explicado la Sra. Susi Pola, lo que pasó realmente fue que el Senador, que ciertamente solicitó la presencia de una profesional de su equipo de trabajo en esa Comisión, se adelantó a la presentación colectiva de la propuesta y la introdujo como si fuese una iniciativa suya. Como, al fin y al cabo, las mujeres lo que querían era la aprobación de la ley, no protagonismos, callaron frente a la falta de respeto y la demostración de poco sentido ético del Senador, cuando presentó el proyecto como suyo. La historia corta, es que no ha sido aprobado y ha recibido innúmeras modificaciones que lo desvirtúan. 

Ahora el Senador “vuelve a la carga” y presenta una propuesta salida del absurdo y que niega todo el trabajo anterior, para supuestamente crear el “Sistema de Apoyo Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres” Si ya la versión que estaba cursando en el Congreso y que en el proceso de posible aprobación había recibido modificaciones que la dejan con nudos y vacíos importantes, para la viabilidad real de aplicación de la norma, esta nueva propuesta, lo desvirtúa absolutamente. 

En la versión que estaba discutiéndose en la Cámara de Diputados, un equipo de juristas, identificó lo siguiente:

  • La definición de feminicidio está limitada al feminicidio íntimo y al conexo. Negando lo que ha dicho el Mecanismo de Seguimiento a la Convención de Belem do Para, de que el Feminicidio es: “la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.
  • Insuficiente fuerza vinculante y claridad para asegurar la asignación presupuestaria a la Ley.
  • Débil inclusión de una respuesta a la Violencia Contra las Mujeres desde el espacio local.
  • Sanción de violencia física y violencia psicológica limitada a la relación de pareja actual, pasada o futura.
  • Definición de violencia sexual equiparable a la violación sexual.
  • Débil definición de mecanismos de participación de la sociedad civil y de rendición de cuentas.
  • Ausencia de atribuciones específicas y de involucramiento de los ayuntamientos en la expresión local del sistema integral.
  • No inclusión de especialización de la Policía Nacional y tampoco de procesos de acreditación y certificación de los destacamentos de Policía para la atención de la Violencia Contra la Mujer.
  • Carencia de inclusión de un programa de cuidado para personal que atiende los casos de Violencia Contra las Mujeres.
  • No incorporación de medidas destinadas al control de armas de fuego en casos de Violencia Contra las Mujeres.
  • No inclusión de garantías procesales especiales para mujeres en situación de violencia.
  • Ausencia de pautas generales de procedimiento especial en el sector justicia para la atención a las mujeres en situación de violencia.
  • Vacío de disposiciones transitorias para responder al proceso de cambios que generará la aplicación de la Ley.
  • No sanción de la violencia institucional y de los servidores públicos.
  • Sustitución de Ley Orgánica por Ley Ordinaria.

Para completar el cuadro, el Senador Bautista en su nueva propuesta, desconoce al Ministerio de la Mujer en su función de organismo que define y coordina las políticas de prevención; y asume que la violencia es un problema del Sistema de Justicia. Una visión sesgada de un problema complejo, interseccional, multicausal y que en consecuencia requiere una intervención que trasciende el ámbito del derecho penal.

Todos estos cambios limitan de manera significativa la efectividad de la respuesta estatal, que amerita la gravedad del problema de violencia que enfrentan cotidianamente millones de mujeres en nuestro país. Es cierto que queremos una Ley, pero no una salida del populismo de un Senador y un funcionariado sin criterio suficiente y respeto por lo que realmente debe contener. Queremos una Ley de prevención y atención a la violencia contra las mujeres  y un Código Penal que respondan verdaderamente a las necesidades de las mujeres.

¡YA ESTA BUENO!