Es probable que antes de fin de año nuestro presidente acepte la invitación de viajar a Pekín y será entonces cuando nos enteraremos de los planes bilaterales. ¿Qué debemos esperar de los chinos y de las nuevas relaciones con ellos? Tal vez lo más apropiado es estudiar qué ha conseguido Costa Rica, una economía parecida y cercana a la nuestra y que estableció hace diez años relaciones con China y lo que ha surgido como resultado de la relación entre China y Panamá, otra economía caribeña,

De regalo por abandonar a Taiwán Costa Rica recibió de China un bello estadio de futbol que costó $100 millones, así como aviones para la lucha contra las drogas. China también compró bonos soberanos costarricenses a una tasa muy por debajo del mercado. A través de financiamientos se ha construido la academia de la policía (los ticos no tienen ejército) y vehículos para esa institución; la extensión de una carretera y el mejoramiento del barrio chino. Tal vez lo más importante ha sido la construcción de parques industriales, donde empresas chinas pueden exportar a Estados Unidos obviando las trabas que Trump les ha impuesto (y está por imponer) a esas importaciones desde China.

El acuerdo bilateral de libre comercio firmado en el 2011 ha beneficiado mucho más a China, y perjudica al fisco costarricense, pues es poco lo que se puede exportar a una China tan distante. En resumen, el impacto en Costa Rica ha sido algo reducido.

Hace apenas un año que Panamá reconoció a Pekín y ya China es el segundo país que más utiliza el canal, después de Estados Unidos, lo que debe de inquietar a un Pentágono para el cual ese canal siempre ha sido muy estratégico, pues ahora la segunda potencia militar mundial compite con Estados Unidos para su mayor uso. China es también el mayor usuario de la Zona Libre de Colón, donde almacena y luego reexporta a todo nuestro hemisferio.

Panamá es una economía de servicios (el canal, bancos y almacenamiento) con muy poca agricultura e industria, por lo que los veintitrés acuerdos que ha firmado con China en apenas un año tienen que ver con ese perfil a pesar de que, al igual que Costa Rica, se está negociando un acuerdo de libre comercio.

Air China ha iniciado vuelos a Panamá vía Houston lo que debe de estimular el turismo hacia nuestra región. Unos 130 millones de chinos hacen turismo al año y un 25%  de su presupuesto lo gastan en compras, mucho más que otros turistas, pero está por verse si nuestra región, tan distante y tan poco prioritaria para los turistas asiáticos, podrá recibir muchos turistas. La experiencia de Cuba y Costa Rica es hasta ahora decepcionante. Playas cercanas muchas hay en Asia (Bali, Australia, etc.). Los barrios chinos de Panamá,  La Habana y Santo Domingo podrían dar apoyo, pues los turistas chinos exigen dormir y comer en sitios diseñados a su gusto.

Panamá es el primer país de la región en participar en la iniciativa de la “nueva ruta de la seda”. Una compañía china ha anunciado que establecerá una planta de electricidad utilizando gas natural en el lado del Atlántico.

¿Qué es lo que más no conviene a nosotros? Dos cosas: empresas exportadoras de zona franca de capital chino que generan empleos y que como el caso de Costa Rica nos compren bonos soberanos a tasas subsidiadas. Un acuerdo de libre comercio definitivamente no nos conviene. Existe la tentación de sustituir a Odebrecht con mega proyectos chinos de infraestructura que consigan votos. Trenes rápidos (y de altas comisiones y pérdidas en esta pequeña semi-isla) lamentablemente lucen ser los favoritos de nuestros políticos. Evitemos la tentación. Los chinos son tan corruptos como Odebrecht. Dudo que les interese comprar a Catalina pues prefieren ellos mismos construir los proyectos. Desarrollar el puerto de Manzanillo, agregando plantas de gas natural tiene sentido. Ya Estados Unidos exporta ese gas a nuestro país y Panamá. Nuestra generación está concentrada entre Macorís y Haina y un desastre natural nos afectaría muchísimo. En cuanto a emitir  bonos “panda” (en renminbi), que nos libre Confucio.