Cuentan que en los tiempos en que ocurrió la caída de la humanidad en la ignorancia, hubo gran congoja en los Cielos, los ángeles  lamentaban tan terrible situación; el otrora mimado ser humano, ahora estaba sumido en la desgracia.

Todos se preguntaban cuántos y cuáles castigos se le infligirían a aquel a quien se le dio todo, pero que en un arrebato de ignorancia lo perdió. Al final de muchas discusiones, entre los ángeles hubo el consenso de que se le quitaran todos los atributos divinos y se le abandonara a su suerte, ya que alguien tan ingrato no merecía misericordia.

Entonces intervino la misericordia de las misericordias, el padre del perdón, el amante incondicional, diciendo: “Ustedes están indignados por lo ocurrido y les doy razón, se hará como vosotros habéis decidido, con una sola objeción, y esta es que le daré al hombre y a la mujer una nueva virtud, una que antes no poseía y que por lo tanto no conoce, será la virtud por la cual me añorará, buscará la justicia, será la señal de llamada que tocaré en sus conciencias, esa nueva virtud se llamará Esperanza.”

Haciendo uso de esa nueva virtud y cuando arribamos a un nuevo año, quiero tener la Esperanza de que en el año 2013 tendremos más personas practicando los Valores que dignifican al ser humano como son la honestidad, la responsabilidad, el cumplimiento del deber, el respeto al derecho ajeno, el amor, la paz.

Cada día me levantaré con la Esperanza de que en este nuevo año todos los hombres dominicanos y del mundo respetarán la integridad física de la mujer, reconociendo su derecho a tomar decisiones y orientar su vida como mejor le parezca.

Apoyo la Esperanza de la sociedad dominicana que pide a gritos un alto a la delincuencia, uniéndome a aquellos que señalan la necesidad de buscar las causas de este flagelo, para tomar medidas que permitan controlar un mal que ha robado la paz de la gente.

Abrigo también la Esperanza de una justicia cuyo accionar imponga orden en esta nación devastada moralmente, y que poco a poco ha perdido los referentes que le permitan enaltecerse y ser grande como nación.

También guardo la Esperanza de que con los nuevos recursos que tendrá la educación en nuestro país, más niños y adultos reciban una educación de calidad y que la buena educación deje de ser un privilegio para convertirse en un derecho.

Albergo la Esperanza de que a los campesinos dominicanos que todavía quedan en los campos, se les reconozca como auténticos “héroes nacionales”, por el extraordinario aporte que realizan al cultivar la madre tierra, proporcionando alimentos para todos y ayudando a conservar nuestra flora y fauna en buen estado.

Conservo la Esperanza de que en República Dominicana termine la entrega de nuestros recursos naturales a comerciantes extranjeros, que Loma Miranda sea respetada, que concluya la conducta de recibir espejitos y a cambio entregar el oro que constituyen nuestras preciosas montañas y preciados recursos naturales.

Guardo la Esperanza de tener un Presidente que siga siendo humano, que continúe pensando en los pobres, cumpliendo sus promesas y enviando mensajes diáfanos a sus subalternos para que respeten los recursos públicos.

Quiero tener la Esperanza de que haya un país en que los funcionarios públicos obtendrán consciencia de que los recursos que administran no les pertenecen, sino que son del pueblo y que por lo tanto deben aplicarlos correctamente y con total pulcritud y transparencia en su uso.

Bendigo la Esperanza de que los dominicanos sean personas más espirituales, entendiéndose por espiritualidad el Valor que nos permite abrazar las cualidades que nos identifican como humanos, desechando las conductas animales de la ira, el odio, el rencor y abrazando virtudes como el Amor, la Verdad, la Rectitud, la Paz y la No Violencia.

Anido la Esperanza de que las grandes naciones del mundo dejaran de gastar tantos recursos en armamentos y hagan empatía con las enormes y urgentes necesidades de los países más pobres del mundo.

Me uno a la Esperanza de las personas de buena voluntad que luchan por un mundo más justo, en el que desaparezcan las injusticias, la guerra, el hambre y todos aquellos flagelos que son propios de la ignorancia que se anida en la mente, incapacitando a gobernantes y gobernados a buscar vías de entendimiento para vivir en paz y felices en este hermoso planeta azul.

Si, en este nuevo año tendré todas esas Esperanzas, aunque también sé que todos debemos trabajar para que estos anhelos sean posibles, es necesaria la acción consciente y decidida para al final cosechar el fruto de un país más sano, más próspero, más justo, más seguro y más feliz.