Máximo Gorki escribió que no es suficiente representarse las cosas como son, sino que es necesario pensar en lo que se desea y lo que es posible alcanzar, en una coyuntura determinada. Esta reflexión me parece que viene como anillo al dedo en el actual momento político español.
La vida sigue igual…hasta que se hace Justicia
Lo sucedido en los últimos días en la escena política española ha sido de una gran importancia. Los tribunales dictan una sentencia que condena una trama corrupta desarrollada en el seno del Partido Popular (PP) y aunque no tiene consecuencias penales para el partido como organización, si tiene civiles, ya que por el momento en que se desarrollan los hechos no estaban vigente las modificaciones actuales del Código Penal.
Esa sentencia vino a sumarse a un culebrón de casos de corrupción de dirigentes del PP que están sub iudice y, sobre todo, en dicha sentencia se pone en duda que en sus declaraciones ante el tribunal el entonces Presidente del Gobierno Mariano Rajoy hubiera dicho la verdad en su testimonio o declaración.
La reacción política ante la sentencia fue casi unánime de condena al PP, salvo la de ellos mismos, que como es habitual, la achacan siempre a “personas que ya no son miembros del partido”, o, que “esos son hechos ocurridos años atrás”. Lo cierto es que algunos eran hasta días antes de las sentencia miembros del PP, e incluso alguna condenada fue una prominente Ministra de Sanidad del gobierno de Rajoy. Con esa actitud entre cínica y prepotente (nosotros somos los que mandamos y desde el gobierno haremos lo que sea para continuar en él), pensaban que esa tormenta pasaría sin pena ni gloria. Mucho ruido y pocas nueces, como ya era habitual. Se sentían impunes. Es decir, por encima de los ciudadanos ordinarios sujetos a derechos y deberes. Para ellos solo había privilegios.
La vida te da sorpresas: la moción de censura
Pero he aquí que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, abandonando el comportamiento timorato y de subordinación a la égida del PP, que desde el estallido de la “cuestión Catalana” muchos barones de su partido y algunos notables ex dirigentes y ex ministros socialistas quieren imponerle, sorprendió a todos anunciando que pondría una moción de censura al Gobierno. El primer sorprendido fue Rajoy que pocos días antes de conocerse la sentencia de la Gurtel había recibido a Sánchez para pactar una posición común ante el President de la Generalitat y su posición de nombrar como miembros de su Gobierno a dirigentes políticos de su partido presos, como consecuencia de la convocatoria del referéndum no autorizado por la Constitución de 1978, de separación o independencia de esa región del Estado español. Posteriormente el President de la Generalitat optó por designar a personas que no están sujetos a una instrucción judicial.
¿Qué será será Pedro Sánchez? Tendremos la oportunidad de ver su faz real en la acción política, en sus decisiones. Cierto es que su campo de acción es reducido. El momento actual es de negociar, de forjar acuerdos a diestra y siniestra.
La reacción del PP fue absolutamente altiva, ya que estaban seguros en ese momento que la iniciativa de Sánchez no tendría éxito. Contaban con que el partido derechista Ciudadanos –que a la vez que sostenía el Gobierno de Rajoy le hace una feroz competencia para desplazarlo pescando en su nicho de votantes-, no apoyaría la moción de censura de Sánchez, como así fue, y sobre todo, que los cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco (PNV), partido demócrata cristiano que es gobierno en el País Vasco y que acababa de apoyar el Presupuesto de 2018, que le beneficiaba con una partida extra de 540 millones de euros para esa región, tampoco votarían por la moción de censura.
Empero, hay momentos en que el tiempo se acelera de manera vertiginosa, y pasados dos o tres días, la seguridad del PP en la inviabilidad de la moción se vino abajo. Sus servicios de información, formales o informales, le hicieron llegar al PP que el “espíritu reinante”, en la dirección del PNV era que si Sánchez les aseguraba que apoyaría los actuales presupuestos sin desmedro de su partida de fondos, ellos le apoyarían. La razón de fondo era que percibían que si daban su apoyo a Rajoy tendrían una merma importante de votos en las ya cercanas elecciones municipales, ya que, entre otros síntomas de malestar, estaban las manifestaciones de los pensionistas, de mujeres, y de otros colectivos, descontentos con las políticas del PP.
A lo que se puede añadir –si uno se remonta a los valores del PNV-, que es un viejo partido democrático, con escasos o inexistentes casos de corrupción política, y que tampoco tienen nada que agradecerles al PP, cuyas políticas tendencialmente centralistas, no conviene a sus objetivos estratégicos, ni tampoco a su táctica electoral inmediata, ya que es en su grupo potencial de votantes, de centro derecha o de derecha moderada, dónde el PP les disputa votos.
De manera oficial el PNV le comunicó al Gobierno de Rajoy, antes de efectuarse la votación de la moción de censura por su grupo parlamentario, que por decisión de su Dirección la apoyarían y por tanto, que Pedro Sánchez podría ser Presidente del Gobierno. Las campanas doblaron por la defunción política de Rajoy como presidente del gobierno. El PP pasaba desde esa comunicación de buen uso protocolario a la oposición de hecho. Aunque habría que esperar los votos nominales de cada diputado para oficializar el cambio político del gobierno de España. Y el resultado fue 180 votos a favor del sí a la moción de censura, 169 al no y 1 voto de abstención. Sánchez fue proclamado el 1 de junio de 2018, nuevo Presidente del Gobierno, el séptimo presidente de la democracia y el tercer socialista en presidir el Gobierno de España en el llamado régimen de la Constitución 1978, que dura ya casi 40 años, después de Felipe González 14 años y Rodríguez Zapatero, 8 años.
Las izquierdas españolas, ¿libido o tanatos?
EL PSOE
La principal fuerza política socialdemócrata en España es el PSOE. Un partido tradicionalmente de izquierdas aunque desde que Felipe González puso a escoger en el 28 Congreso entre él o Marx, siendo rechazada su pretensión de eliminar el marxismo, cosa que si ocurrió en septiembre de 1979 en un Congreso extraordinario, el marxismo fue eliminado como principal orientador de los principios socialistas. Ese congreso extraordinario fue al PSOE lo que el de Bad Godesberg (1959) fue al Partido Socialdemócrata Alemán (SDP, en sus siglas en alemán). Se dice que Willy Brandt le sugirió a Felipe González que si el PSOE quería acceder al gobierno tenía que renunciar al marxismo como ellos habían hecho, ya que en la Europa de la OTAN y de la Comunidad Europea, en un ambiente político de la guerra fría, un marxista lo iba a tener difícil para ser admitido.
A partir de esa acción el PSOE se convirtió formalmente en un partido de reformas sociales, que aceptaba el capitalismo como marco económico inmutable, y además, cuando accedió al Gobierno en 1982, como típico síndrome del poder, se fue haciendo cada vez menos reformista y más conservador, menos propicio a las innovaciones y más sujeto a las dinámicas de los poderes establecidos, especialmente del económico-financiero y ya no solo aceptaba el capitalismo entendido en la visión socialdemócrata como un capitalismo regulado con elementos corporativos, sino que se pasó a la moda imperante de los Reagan y Thatcher, a aceptar como normalidad, como lo mainstream, el neoliberalismo, por muy atenuado que este fuera.
Recordemos que aún en esa fechas de finales de los años 70 e inicios de los 80 aunque existían dos partidos comunistas poderosos electoralmente en Europa Occidental el italiano y el francés, actuando normalmente dentro del sistema político, en Italia existía una organización secreta con un plan del gobierno norteamericano y de los servicios de Inteligencia italianos, el “Plan Espada” para evitar por todos los medios –los violentos incluídos- que el PCI accediera al poder. Claro, es cosa sabida, los no demócratas y totalitarios son siempre los demás.
Sería una falta de rigor histórico no reconocerle al PSOE en sus gobiernos que -pese a sus sombras y su acomodaticio apego al poder establecido y sus reglas de funcionamiento económico siempre favorables a los más poderosos-, los mismos llevaron a España a otra situación tanto en las libertades públicas y derechos ciudadanos, como en la educación pública y gratuita, lo que junto al ingreso en la Comunidad Europea y la etapa de prosperidad económica, condujeron a un mejoramiento de la vida de la población y a un sentimiento de Ciudadanía compartido. Fue una etapa dónde los españoles se han sentido orgullosos de su nacionalidad, pese a su diversidad regional o de clase social.
No reconocer eso sería propio de una lectura deformada de la realidad, se haga la misma desde la derecha, desde el radicalismo sentimental anarquizante de la raíz que éste sea: desde una lectura del anarco-sindicalismo derechista o confuso de Pestaña, hasta el milenarismo bakuninista o de Durruti. E incluso, cuando se trate de darle una pincelada a este argumentario de marxismo, pasado por un tamiz ”idealista”, alejado de todo análisis materialista histórico concreto.
Por ello caen en la caricatura grosera quienes de manera torpe, asimilan en plena igualdad las trayectorias de acción gubernamental del PP y del PSOE como “la misma m…. es”. Ese enfoque la única “utilidad marginal” que tiene para sus propugnadores es negativa, la resta de adhesiones a sus ideas o causa, la marginalización de centenas de miles o de millones de votantes (de un millón al menos constatado por los hechos electorales), que saben que es un reduccionismo grotesco, alejado de sus vivencias y de sus percepciones. Lo repito: lo que las personas creen también es un hecho social, y eso es esencial en su conducta política y en su voto.
Pedro Sánchez demuestra cualidades importantes en política: valentía, arrojo, unido a la audacia, y tozudez. Supo resistir al golpe palaciego de los barones más derechistas y ultra centralistas del PSOE contra él, y supo después imponerse a esa maquinaría del aparato partidario en unas primarias en la que volvió a ser elegido secretario general. En este tiempo se ha movido con una discreción que rondaba el clandestinaje, era tal su ausencia relativa de los medios que se le daba por desaparecido. Y en efecto, hacerlo desaparecer era lo que deseaban los poderes ocultos que deseaban controlar a su partido. Algunos medios, antes más o menos pro PSOE, como El País, se han convertido en un pasquín anti Sánchez. Pero él no cejaba y se dedicaba en relativo silencio a forjar su red de apoyos, a visitar agrupaciones, a crear redes, a confirmar sus personas de fieles y leales, o a utilizar a militantes ya desenmascarados como vacilantes e incluso traidores abiertos, pero de los cuales un secretario general no puede prescindir, aunque tenga su perfil político claro y sepa ya lo que se puede esperar de ellos.
Para mí en sus ideas sociales Pedro Sánchez es una incógnita. No sé si pretende ser o es un socialdemócrata de la vieja usanza, aunque sea joven, lo cual sería de agradecer ya que eso significa banca pública sin nacionalizar la privada, regulaciones a las finanzas, impuestos progresivos, políticas sociales y sensibilidad social. Nada revolucionario pero si reformismo e inclusión social, ampliación de los derechos y libertades.
También puede ser que sea un Renzi, el italiano que fue vapuleado por los electores y que pretendía aliarse con Berlusconi para tratar de reducir los derechos de los trabajadores italianos. No olvidemos que una de las causas de la disminución de votos de la socialdemocracia en Europa, de la llamada crisis de la socialdemocracia, se debe a esos políticos de la llamada Tercera Vía, neoliberales en lo económico, oportunistas en lo político, conservadores o indiferentes en lo social. Faltos de ética y valores para apoyar acciones bélicas ilegales del Imperialismo. Su representación o modelo es Tony Blair.
¿Qué será será Pedro Sánchez? Tendremos la oportunidad de ver su faz real en la acción política, en sus decisiones. Cierto es que su campo de acción es reducido. El momento actual es de negociar, de forjar acuerdos a diestra y siniestra. En no desmayar en persuadir, convencer, ir a puntos de encuentro comunes donde ganemos todos: me refiero a ganancias de los ciudadanos. Debe convencer a todos que dónde verdaderamente se desgasta un político y un partido es en la oposición. Y si él fracasa, van a fracasar todos y cada uno de los grupos que le dieron el Si en la moción de censura. Y les espera a todos un largo trajinar por un desierto sin oasis.
Sus enemigos principales no están tanto fuera de sus filas sino dentro. Por ejemplo, el barón de Aragón, Javier Lambán. Uno no acierta a explicarse por qué extraña razón un sujeto tan reaccionario y comunicativamente hablando tan en cierto modo repulsivo, puede ser el líder de un partido en una región tan importante. Alguien que es tan notorio en su repulsa contra Sánchez que ya ha comenzado a envenenar las relaciones con Podemos con declaraciones políticamente propias de un facha retrógrado y que no tardará en hacerlo con las otras fuerzas políticas (los nacionalistas vascos y catalanes) que le han permitido a Sánchez ser Presidente del Gobierno. Su objetivo parece claro: que Sánchez fracase. El enemigo principal está dentro del PSOE.
Unidos-Podemos
Cuando Unidos-Podemos anunció que daría un Si a la moción de censura tomó una decisión correcta. Cuando se adelantó a las maniobras de ver como se desmontaba la mayoría al sí, o se pensaba en que Rajoy se prestara a convocar elecciones –como deseaba ardientemente Ciudadanos (Cs) por fiarse de los sondeos que le daban un primer lugar en intención de voto antes de la moción de censura-, anunciando que si fracasaba la moción de Sánchez ellos plantearían a seguidas otra moción de censura y convocarían elecciones generales, acertaron, ya que ni el PP ni el PNV y tampoco el PSOE, deseaban unas elecciones en este momento político.
Y es que Unidos-Podemos necesitaba acertar. Desde que se negaron a votar a favor de Pedro Sánchez en 2016 han ido perdiendo fuelle, menos que el que desea la derecha, pero algo ha perdido. Permitiendo por pasiva que el PP y Rajoy continuaran en el poder, perdieron un millón de votos, difícilmente recuperables, porque fueron en gran parte los de votantes frustrados en sus expectativas de una unión factual de las izquierdas en sentido amplio, para impedir la continuidad del PP, que para una persona de izquierdas normal, no para un político profesional que está pensando en su interés de cargos y poder, era lo que se debía haber hecho y no se hizo, entre otras cosas por el cerco a que sometían a Pedro Sánchez los jefes regionales de su propio partido obsesionados contra Podemos, y también, por el cálculo optimista panglosiano de Podemos de que superarían en votos al PSOE y serían el primer partido en votos de la izquierda y en diputados del parlamento.
Esa fue una gran derrota de Podemos y de Pablo Iglesias y su círculo, ya que otros dirigentes o cercanos a Podemos apostaban por el voto a Sánchez a cambio de nada. Ese es también mi punto de vista, Podemos no gobernaría pero se convertiría en la única oposición de izquierda, pero está visto que las ansías de poder corto placista son en Podemos mayores que la visión estratégica, o que su visión estratégica es estar en el poder, en los ministerios, en Moncloa, no en organizar y educar para planear una alternativa política solida y no líquida, en lo político y en lo social. Ya sabemos, juventud egolatría que diría Pio Baroja.
El apoyo a la moción de censura y echar a Rajoy y al PP del Gobierno es también un aval a favor de Unidos-Podemos y una inyección de testosterona a su líder Pablo Iglesias, cuyo crédito político estaba a la baja. No tengo ningún elemento para dudar de la actitud firme de izquierdas de Iglesías, lo que me separa de él es su concepción de cesarismo democrático. En la Asamblea General de Podemos denominada Vista Alegre II tuvo la oportunidad de cambiar el modelo organizativo de este partido adoptando la propuesta de los Anticapitalistas de Dirección Coral o colectiva, pero se inclinó por lo viejo, por seguir el modelo de partidos de la II Internacional convertido después en modelo leninista-stalinista por la III internacional: un Secretario general más o menos todopoderoso, rodeado de una cohorte de ejecutores de órdenes y de las decisiones –más difusas-, de las bases.
Si de verdad se quería ser diferente había que tener un modelo de partido diferente. Mi apuesta era por una dirección colectiva con presidencia o secretario general rotatorio cada uno por un período de un año o seis meses, según se estableciese. No habría pues Un Jefe, sino Una Dirección. Pero eso, que no resta eficacia en la acción si resta “glamour” al ungido Secretario general. Y debilita el poder de los hombres de confianza y de los cortesanos e “Yes men”, que suelen convertirse en los más papistas que el Papa en toda organización verticalista autoritaria. El Rey y su corte de incondicionales: mal camino para renovar, para innovar, para revolucionar una organización que debe prefigurar el Estado que se piensa erigir en el futuro, por muy lejano que este se visualice.
Otro error, para algunos y acierto para otros, más reciente fue resolver de manera muy resolutiva un conato de trama conspirativa y de choque de trenes entre el rival oficial en Podemos de Iglesias, Iñigo Errejón, y el jefe de la organización de Madrid, por la configuración de los puestos para las futuras elecciones a la presidencia y diputados en la Comunidad de Madrid. Según Anticapitalistas lo correcto es que las bases de Madrid eligieran a Iñigo o a cualquier otra persona a esa candidatura y también a los candidatos a diputados. Lo que se hizo fue otorgar el cargo a Iñigo Errejón, éste quiso además nombrar a los que estimaba debían acompañarles y que luego las bases votaran en primarias. Aquí Errejón tampoco mostró demasiada apertura democrática pero al final Iglesias y él se pusieron de acuerdo y las bases con cambios mínimos aprobaron las listas. Mientras, Carolina Bescansa, una de las fundadoras de Podemos, socióloga especialista en temas electorales y encuestas, dejó filtrar o se filtró sin más, un escrito pidiéndole a Errejón un acuerdo de apoyarle en sus pretensiones a la Comunidad de Madrid si éste a su vez le daba su apoyo para disputarle la secretaría general a Iglesias. Errejón negó conocer dicho escrito y además mostró su lealtad a Iglesias. Bescansa sigue como diputada pero su poder en Podemos está en mínimos.
Y por último está el escándalo levantado por la compra por Iglesias e Irene Montero de una casa a unos 40 kilómetros de Madrid, en La Navata, un chalet con un precio de cerca de los 600 mil euros. La derecha mediática y política se rompió las vestiduras y quiso criminalizar a estos dirigentes de Podemos por adquirir un bien inmueble tan costoso, con piscina particular incluida. Para ellos ese bienestar o incluso lujo sólo debe ser accesible para ellos y sus iguales. En su argumentario para calumniar a una persona de izquierda, a un dirigente, este debe vivir en un barrio obrero y a ser posible ser tan pobre como una rata y si es analfabeto y mudo mejor que mejor, sería el izquierdista ideal, para esa derecha.
La realidad es que la pareja de Iglesias y Montero son dos profesionales con un magnifico currículo, son diputados, y aunque ella es de familia obrera de medios escasos es hija única y sus padres son propietarios de la vivienda en que viven. Los padres de Iglesias, divorciados, que también es hijo único, ambos tienen varias propiedades inmobiliarias que llegan o sobrepasan al millón de euros. Los dos son profesionales, licenciados en Derecho y el padre es además funcionario de carrera del Cuerpo de Inspectores de Trabajo. Es decir, son técnicamente trabajadores catalogados por los indicadores demoscópicos como de “clase media profesional de ingresos medio altos”. Por tanto, pueden respaldar con su patrimonio un préstamo hipotecario de su hijo y su compañera y futura madre de dos niños por venir. Por tanto, no hay nada que objetar a esta compra desde el punto de vista económico ya que ellos- como grupo familiar- tienen los medios para poder avalar dicha compra.
La cuestión que si es discutible es la imagen que han dado teniendo en cuenta que las declaraciones de Iglesias han sido extremistas e infantiles en algunos casos, respecto a terceros. Criticó a Felipe González, y a otros políticos, por vivir en un chalet, por estar fuera de Madrid (el de González en ese momento a sólo 9 kilometros del centro de Madrid, no a 40 kms. como el de Iglesias ahora, y después de haber sido casi ¡14 años presidente del Gobierno!), ya que según él eso los alejaba del pueblo y sus necesidades. En su demagogia barata Iglesias llegó a criticar a iñigo Errejón porque cuando comenzó su tarea de diputado usaba una chaqueta o americana, cosa que él ahora usa habitualmente. Es decir, como dice el refrán: cuando uno tiene la lengua larga tiene que tener las espaldas muy duras… ya que en las lides políticas el que las da las toma.
También dirigentes Anticapitalistas le criticaron públicamente por la compra de esa vivienda, por ser una muestra para ellos de incoherencia política, de una brecha entre lo que se proclama y lo que se hace. El asunto se resolvió llevando el caso a las bases para que decidieran si él e Irene Montero debían seguir en sus cargos de diputados y en la dirección de Podemos o renunciar a ellos. Las bases le respaldaron pero con un porcentaje mucho menor al obtenido en su elección en Vista Alegre II. El líder, obviamente, ya no es tan indiscutido.
Por tanto, es de esperar que para gente inteligente todas estas peripecias le hayan ayudado a madurar, a meditar sobre que primero debe reflexionar antes que hablar y que los argumentos deben ser acordes con la realidad en que vives. Un discurso válido para la situación social y económica de Bolivia no sirve quizás para Argentina o Chile, mucho menos para España, Francia o Alemania. También debería servir para hacer política anclado en la realidad sociológica de tu país no en tus elucubraciones o deseos. Por ello, votar Si a la moción de censura es un paso delante de Unidos-Podemos, ahora viene lo difícil. Gobernar.
Para Gobernar Unidos-Podemos debe ser un apoyo, crítico quizás pero un apoyo, ¡no una quinta columna!, dispuesta a dejar al PSOE y con él a todos los demócratas progresistas o más o menos progresistas con las vergüenzas al aire. Si fracasa Sánchez no es sólo él quien fracasará es toda la izquierda, la vacilante, la reformista, la revolucionaria, la izquierda, como un todo, se habrá hundido en el pantano del descrédito y la impotencia e irrelevancia política por años y años. Señores de Unidos-Podemos, del PSOE, de Compromis, de las Mareas, del ERC y todos los demás, nacionalistas varios incluidos, habrán dado no un paso atrás sino un salto en el vacío de la irrelevancia y la intrascendencia política.
Todo ello con un único beneficiario: la derecha tradicional del PP y el neo populismo de derecha o el “extremo centro” de Ciudadanos, que volverían al poder para gobernar y configurar en el más duro neoliberalismo la sociedad y el Estado español bajo la égida del mercado, del lucro, de las privatizaciones de servicios públicos, de la desigualdad y de la exclusión social de las mayoría, con el añadido de un centralismo ahogador de toda verdadera autonomía regional.
Termino con un llamado a la reflexión de aquellos que se creen más marxistas o más revolucionarios que nadie, y que prefieren el todo o nada, o que hacen suya la máxima: Mientras peor mejor… ¿Para quienes? No ciertamente para los pensionistas, para los derechos de las mujeres, para los necesitados de la inclusión social, para la libertad de expresión. La izquierda si no quiere ser irrelevante, testimonial, sino servir al pueblo para algo útil, deberá escoger entre su instinto de vida o su tendencia proveniente no del marxismo sino del sentimentalismo cristiano, del anarquismo, del blanquismo, de una lectura fascistoide de Nietzche, de buscar desesperadamente, obstinadamente, tercamente, la muerte, la marginalidad, la insignificancia política. Debe escoger entre su pulsión al tanatos o a la libido.
Insisto reflexionad esta frase de Lessing: NO ES CIERTO QUE LA LINEA MÁS CORTA ES SIEMPRE LA LINEA MÁS RECTA.
Torrelodones, 1 de junio de 2018