Sin ánimo de causar alarma, me parece necesario que nuestra clase política, empresarios y sociedad civil, sigan de cerca y analicen el génisis de los problemas económicos en estos tres países y las causas de su deterioro o colapso fisca-financiero, con un doloroso y penoso costo social. Pero este mensaje va  más dirigido a nuestros gobernantes y al futuro presidente de la República. Si seguimos sin cambios de política económica, nuestro país puede transitar por el camino de la inviabilidad fiscal, de impagos de la deuda pública y crisis de balanza externa, que hoy tortura y desgarra a la vieja Europa. Si no recapacitamos y cambiamos del modelo y la forma de financiar nuestro crecimiento económico, en poco tiempo podríamos terminar como estas naciones, que antes exhibían una economía pujante.

Estos tres países comenzaron por crear burbujas de expansión desenfrenada sin una base financiera y fiscal sólida, por culpa de sus gobiernos, que desplegaron en un delirio de tomar créditos y colocar bonos, para financiar sus gastos corrientes, su déficit de las comunidades autónomas y gobierno federal.  En efecto,  se acostumbraron a gastar mucho más de sus posibilidades y de sus ingresos reales. Todos creían, como aquí, que el rápido crecimiento, la estabilidad y viabilidad fiscal, estaba blindada, que todo estaba bien y sólido y que la economía real crecía como burbuja eternamente. Hubo excesos igual en el sector privado bancario e inmobiliario, por el desborde de crecimiento e inversiones, basados en más y más deudas.

Estos países se olvidaron de estudiar su propia historia, sus crisis recurrentes y las lecciones de otras naciones.  En la América Latina y la República Dominicana en los últimos treinta años, hemos tenido todo tipo de crisis económicas y hemos vivido múltiples modalidades de desequilibrios. De hecho, los distintos gobiernos para mantener la economía estable, han tenido que recurrir siempre al FMI y sus antipáticos Stand-by. Nosotros solemos tener varios años de expansión con estabilidad, hasta que vienen las nuevas elecciones y los políticos y gobiernos desbaratan la economía, en solo cinco o seis meses, de manera irresponsable y hasta ilegal. Estiman que la Ley de Presupuesto no hay que cumplirla, ni la sana ortodoxia económica. Después de cada festival electoral, vienen los duros ajustes y las dolorosas medidas de nuevos impuestos que la pagan el pueblo y el consumidor.

Hay que tenerle temor y cuidado con los banqueros internacionales que prestan y compran bonos a los países que saben que no les podrán pagar. Pero como los banqueros son empleados y funcionarios a sueldos, comisiones y bonos, no le importa prestar  hasta la hartura financiera a los gobiernos, basados en la supuesta santidad de la garantía soberana. Todos prestan en la fase del boom. Los funcionarios y gobernantes se felicitan por la buena imagen crediticia de sus países. Se vanaglorian por el buen crédito en el exterior. En verdad, son tontos o muy listos, pues en un mundo con liquidez, ayer como hoy siempre hay bancos y agencias que prestan más de la cuenta y compran más bonos, que los que soportan las naciones. El exceso de crédito externo fomenta la completa irresponsabilidad fiscal y de gastos interna. Simplemente, se gasta e invierte, más de los ingresos, a base de créditos y emisiones de bonos.

En los 1970-80´s fue igual con los petrodólares, hasta que América Latina sucumbió, como Europa hoy, con la gran crisis de la deuda externa. La llamada década perdida. Pero cuanto la situación económica cambia, los banqueros, el FMI, las calificadoras de riesgos (que son entidades privadas con sus propios intereses y de sus inversionistas), y después son los verdugos que te aprietan, de descalifican, aumentan las tasas de interés y desprestigian aun país o a una compañía, cuando la situación económica cambia y es negativa. Las agencias de clasificación, se han convertido en un todo poderoso, evaluador interesado, por encima del poder de las agencias internacionales y regionales. Pero las agencias no tienen controles, ni son reguladas.

Las agencias entonces expresan que la culpa de la crisis es de los políticos irresponsables, corruptos y gastadores, que solo piensan en el presente y en mantener el poder. Pero los banqueros nunca se auto examinan y aceptan sus grandes pecados y culpas. En realidad, los banqueros, las agencias de calificación y los políticos son una logia con la misma esencia y sentido de la oportunidad y del derroche. Al  final, tienen los mismos intereses, que no siempre son los de los pueblos, los empresarios y las clases medias y pobres. Las agencias de clasificación de riesgo, son entidades privadas preocupantes, que han emergido como instituciones supra nacionales, evalúan y clasifican un complejo país y su economía de la manera más simplista, con letras, la A, B, la C, más numeritos y letras pequeñas. Con sus contantes evaluaciones diarias, tumban mercados y mantiene un acoso a los gobiernos.

Pero resulta que en el boom te dan las mejores letras de imagen y viabilidad económica, con eso los bancos justifican los préstamos y compra de bonos, y todos se resguardan de demandas y responsabilidades civiles y penales. Ya no evalúa el FMI, el Banco Mundial, la OCDE o las entidades europeas. Ahora son tres agencias privadas, cuyos dueños son los mismos fondos de pensiones, inversionistas y especuladores. El gran oráculo de las finanzas, Warren Buffet, es uno de los mayores accionistas de Standard Poors. Es eso ético, balanceado y prudente? Ahora las naciones y las grandes compañías están a merced de tres agencias, que se han convertido en verdugos de las sociedades. Tienen a Europa y hasta Estados Unidos, bajo una presión financiera, que podría estallar en violenta crisis social.

Y quién controla o regula a estas agencias que dominan hoy la economía basada en el capitalismo financiero y las bolsas? Con cuáles criterios amplios evalúan un país? Ahora, las naciones dependen del humor de las  agencias y las pasiones tan erráticas del llamado mercado. Los expertos dicen, el mercado no acepta tal medida o reforma estructural y te aumentan la prima de riesgo, te exigen más sacrificios de recortes e nuevos impuestos a la población y todo se ha convertido en una pesadilla con un circulo viciosos en Estados Unidos y Europa.

Los políticos y el gobierno dominicano, en nuestro caso particular, deben observa la gran paradoja y la crisis fiscal y de deuda pública, que sacude a España, Italia, Grecia y otras naciones. Esos países están sacudidos porque son gobernantes se excedieron en los gastos por varios años. Porque financiaron su buen estándar de vida, en buena parte con deudas públicas y privadas. De esa forma cayeron dependientes de los bancos, las agencias calificadoras y de los mercados especulativos. Ahora sufren estas funestas consecuencias. Esto ha sucedido porque gastaron más de que lo que tenían basado en préstamos y bonos.

Hay que pensar que si seguimos por el camino de más gastos que ingresos por sexto año, más parches tributarios para financiar el déficit fiscal y nuevos préstamos y colocaciones de bonos, llegará un momento en que tendremos un tranque fiscal, de ingobernabilidad y enormes presiones para pagar la deuda externa. No quisiera ver a mi país azotado y acosado por las agencias y por la banca internacional, para después tenernos que someter a draconianas medidas de ajustes y a nuevos planes de estabilización del FMI. Hay que mantener la ortodoxia  y prudencia fiscal. Reducir los gastos superfluos y hace recortes, para mantener el equilibrio fiscal y del sector externo. No juguemos con candela.