Mariano Rajoy ha sido elegido este sábado presidente del Gobierno. El candidato del PP ha sumado 170 votos a favor (los de los diputados del PP, los de Ciudadanos y el de Coalición Canaria) y la abstención de 68 diputados del PSOE, y 111 votos en contra. Un total de 15 diputados socialistas han votado no, desobedeciendo el mandato del comité federal. Han sido 315 días de Gobierno en funciones. El País, 30 de octubre de 2016
El diario El País, con su inocultable inclinación hacia el PP, anotaba este viernes: Han sido necesarias tres investiduras: una fallida de Pedro Sánchez en marzo, otra de Rajoy en agosto y la que termina hoy con éxito. La investidura de hoy no termina con la incertidumbre, porque se inicia el mandato de un presidente con el menor apoyo parlamentario desde 1978. Nunca ha habido un presidente del Gobierno tan en minoría y con tantas dificultades para sacar adelante normas y decisiones en el Congreso de los Diputados. Artículo a artículo y enmienda a enmienda, el nuevo Gobierno que arrancará la próxima semana tendrá que cambiar la forma de hacer política tras un mandato con mayoría absoluta para que la legislatura avance.
Rajoy inicia su segundo mandato y se supone que el último si mantiene la costumbre instaurada por José María Aznar de limitar las legislaturas como presidente del Gobierno. Lo hará gracias a un pacto con Ciudadanos que limita su actuación, que le obliga a ceñirse a 150 medidas. Pero para las que también tendrá que llegar a acuerdos con al menos otro partido para poder completar mayorías suficientes.
Curiosamente, la abstención del PSOE, le convierte en el presidente del Gobierno con menos votos en contra en una investidura en la historia democrática. Pero tendrá que convivir con un Parlamento fragmentado en cinco grandes bloques: el del PP, el del PSOE, el de Ciudadanos, el de Podemos y el de los partidos nacionalistas e independentistas. A todos salvo los populares, con distinto matiz e intensidad, les une la crítica al legado normativo de la mayoría absoluta del PP, pero les separa una serie de vetos cruzados que, precisamente, es lo que ha mantenido la situación de bloqueo constitucional.
Con increíble candidez, para referirse a los sonados casos de corrupción que cursan en los tribunales, el periódico conservador, principal medio de referencia en España, dice La oposición le llegará a Rajoy también desde los tribunales, donde se juzgan ahora y se juzgarán en los próximos meses casos que afectan a su partido y que le han marcado y le marcarán la agenda política. Y volverán a afectar a los acuerdos que pueda adoptar.
315 días que Rajoy no querría que terminaran
Los 315 días que pasó Mariano Rajoy como presidente del Gobierno (primer ministro) en funciones fueron los mejores para él y su cohorte. Esto así porque no tenían limitaciones legales para muchas de las medidas que tomaban, debido al carácter de la interinidad. Fue así que, como se denunció en su momento, pudo prolongar lo que el comentarista Mario Hernández calificara de “gobierno más insensible y neoliberal que ha sufrido España”
De modo que para Rajoy todo marchaba bien desde que se publicaron los resultados electorales del 22 de diciembre pasado que dejaron a España en un impasse ya que no dejó una clara mayoría parlamentaria que permitiera formar un gobierno estable. Como manda la Constitución española Rajoy quedó a cargo del gobierno hasta que se lograra formar uno nuevo, lo que requirió tres intentos de investidura y nuevas elecciones que complicaron aún más el panorama.
Las elecciones del 26 de junio de este año dieron mejores resultados para Rajoy ya que su partido obtuvo 14 diputados más que en diciembre (33.01 % de los sufragios), aunque no alcanzó la mayoría absoluta necesaria para formar gobierno. Estos comicios sellaron la debacle del Partido Socialista Obrero Español, bajo el liderato de Pedro Sánchez, que obtuvo el 22.63 % de los votos, lo que se tradujo en 85 diputados, cinco menos que en los anteriores.
Estos resultados le permitieron a Rajoy continuar presidiendo el gobierno, sin nada de qué quejarse.
Sometido el PSOE a la obediencia, gracias a una trama orquestada desde dentro por Felipe González, Rajoy asume la presidencia de un gobierno de minoría, con España ante un futuro político incierto.
En opinión de Pablo Iglesias, líder de Podemos, en su artículo “El orden reina en Madrid”: “Costó pero lo consiguieron; un acuerdo entre PP, Ciudadanos y PSOE mantendrá a Rajoy en el gobierno el tiempo que sea necesario. Las oligarquías pueden dormir tranquilas. O quizá no tanto”. (http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/1089/el-orden-reina-en-madrid/)
Debacle de la Socialdemocracia
Lo que evidencia el esperado triunfo de Rajoy es la debacle de la Socialdemocracia, cuyas representaciones en Europa caen como fichas de dominó empujadas una tras otra: Grecia, Italia, Portugal, Reino Unido.
Muestra la inviabilidad de la opción socialdemócrata en un mundo gobernado por el capitalismo salvaje disfrazado de globalización. No hay opciones intermedias.
Si nos atenemos a la definición del término, puede que nos convenzamos de que, por más buenas que sean las intenciones, el sistema-mundo vigente no permite su realización. “La socialdemocracia es una ideología política que procura un Estado de bienestar universal y la negociación colectiva dentro del marco de una economía capitalista”.
Al PSOE ha contribuido a desgastarlo su desenmascaramiento ante las masas españolas de defensor estratégico del sistema vigente. Felipe González y Rodríguez Zapatero, los dos jefes de gobierno salidos del partido, lo han demostrado en su momento con las estocadas que les han dado a los trabajadores.
Alberto Garzón Espinosa (Coordinador federal de IU y portavoz adjunto de Unidos Podemos en el Congreso) lo explica en eldiario.es “Así sucedió en mayo de 2010, con los recortes de Zapatero; en agosto de 2011, con la modificación de la Constitución; y ahora en octubre de 2016 con la investidura a Rajoy. El desgaste es progresivo, y sin embargo rápido”. (http://www.eldiario.es/tribunaabierta/vez-izquierda-orden_6_572602746.html).
La apuesta de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, derrotado líder del PSOE, hizo ayer, cual Quijote moderno, su última movida para tratar de salvar a la antigua formación socialdemócrata española. Renunció como diputado y se lanzó a la búsqueda de recuperar el liderazgo que le arrebataron las urnas y la gestión subterránea de Felipe González.
Quizá Sánchez se apoyó en estadísticas:
- El sondeo de Metroscopía publicado el 16 de octubre anticipaba que aunque el 49% de los votantes socialistas desearían evitar un Gobierno de Mariano Rajoy, un número mayor (56%) consideraba que la abstención y el paso a la oposición convenía más al PSOE.
- Según el citado sondeo unas nuevas elecciones favorecerían al PP que vería nuevamente incrementada su votación en unos cinco puntos superior a la de junio, relegando al PSOE a tercera fuerza política detrás de Podemos.
Si se mira en el espejo de Grecia y de la experiencia de Syriza, Sánchez se dará cuenta de que el camino que le espera es cuesta arriba. Nadie deuda que recupere la jefatura del PSOE, pero volver a colocar este partido a la cabeza de las preferencias electorales es difícil. Por lo menos, en España, un país que ha demostrado hasta la saciedad su naturaleza conservadora.
Lo que le espera a Rajoy
El miércoles, al solicitar la confianza del Parlamento, Rajoy dijo El conservador Mariano Rajoy reconoció que le espera un gobierno en minoría en España, que tendrá que negociar cada ley con sus adversarios, al solicitar este miércoles la confianza del Parlamento para formar un nuevo ejecutivo, lo que podría lograr el próximo sábado. “Cualquier ley (…) tendrá que ser fruto del acuerdo, de la negociación y del entendimiento”, señaló Rajoy, de 61 años, al admitir que “cada día tendremos que construir una mayoría para la gobernabilidad”, en su discurso ante la Cámara de los diputados (cortes españolas). “No sé qué dificultades surgirán en el camino del futuro gobierno, sin duda no serán pocas, ni pequeñas. Mi partido y yo mismo estamos todos dispuestos a afrontarlas y a soportar los sacrificios que sean necesarios”, afirmó. (Cable de AFP, 27 de octubre)
Según la legislación española, mañana 31 de octubre culmina el plazo para la elección de un nuevo presidente, por lo que de no haber sido elegido Rajoy ayer España volvería a celebrar elecciones en dos meses, perspectiva que todas las fuerzas políticas querían evitar.
Hay quienes ven un plan
Hay quienes ven en este recorrido sin gobierno electo la realización de un plan de las máximas instancias de poder de España. Luis Gonzalo Segura, ex oficial del ejército español, en un artículo en Publico.es titulado “El Régimen ejecuta al PSOE” (http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2016/10/24/6864/) dijo: No era muy difícil predecir lo que ocurriría. El 31 de marzo, hace casi siete meses, cuando faltaba más de un mes para el cierre de la primera legislatura a principios de mayo, escribía en este blog que el plan del poder consistía en una “investidura fallida, nuevas elecciones, investidura fallida de nuevo y pocos días antes de la convocatoria de unas terceras elecciones (en otoño)” consumar la gran coalición, fuese en la forma que fuese (“un gobierno de coalición, un gobierno por la abstención de unos u otros, un gobierno de responsabilidad gestado por hombres de Estado“). Si bien es cierto que el plan se ha materializado, no lo es menos que no ha salido todo lo bien que se pretendía, pues, como también expliqué existía la posibilidad de ello: “puede que sea necesario eliminar de la ecuación a Rajoy o a Sánchez o a ambos, puede que la operación salga mal como entonces salió mal y surja un Felipe González (¿Susana Díaz?) que por ambición se preste a hacer lo que le demandan con tal de llegar al poder… Todo es negociable menos lo que de verdad importa: el dinero y el poder”.
Para algunos observadores puede ser llamativo que en los últimos meses Susana Díaz haya recuperado la figura de Carrillo. Lo hizo durante la campaña electoral y lo hace a menudo. En realidad elogia a Carrillo porque éste también fue de orden, es decir, defensor del régimen –aunque por motivos bien distintos.
…y conexiones empresariales
Juan Carlos Monedero, en Público.es, ve en la abstención de la mayoría de diputados del PSOE para facilitar la investidura de Rajoy conexiones ideológicas y empresariales.
Dice: Algunos llevamos muchos meses diciendo con claridad que el PSOE iba a entregar el poder al PP. Que la corrupción daba lo mismo. Que por coherencia ideológica, los que mandan en el PSOE iban a hacer lo que están haciendo los suyos en Alemania –gobernar con Merkel-, poniéndose al servicio del neoliberalismo, del bipartidismo y del desmantelamiento de los derechos laborales, que es la verdadera pelea. La única variable diferente es que en España existe Podemos, lo que obligaba al PSOE a algunas maniobras para desviar las culpas e intentar achacarle toda la responsabilidad a otros.
El PSOE ha completado hoy el ciclo que arrancó con la reconversión industrial en 1983, continuó con la entrada en la OTAN en 1986, fue consolidándose con las privatizaciones durante los noventa, se aderezó con la corrupción de los 14 años de gobierno de González, y alcanzó su madurez con los ajustes que puso en marcha Zapatero en 2000 (más privatizaciones, recortes a funcionarios, congelación de pensiones, frenazo de la ley de dependencia, reforma laboral, golpe duro a las cajas de ahorro, freno de la inversión y del gasto social). La abstención del PSOE, que entrega el gobierno al PP de la Gürtel, la Púnica, Rato, Bárcenas, Cotino, Fabra, Granados, González, De la Serna, Arístegui, Matas, maridos de Mato, Cospedal, Aguirre, Cifuentes, Pokémon, Dívar, Blasco, Tarjetas Black, saqueo de Bankia, etc., etc.,etc., culmina el viaje de la socialdemocracia española en la estela de la socialdemocracia europea, camino de la insignificancia al disputar a la derecha el programa neoliberal. Porque la gente suele preferir el original a la copia.
La deriva del PSOE –como la de El país– ya no es deriva: es un camino decidido. Es deriva sólo como la de aquella persona que insiste en darle otra oportunidad a su pareja mientras que ésta no hace otra cosa que reiterar el daño con su hacer y su decir. Los militantes del PSOE no van a poder seguir simplemente deseando. El PSOE se empeña en parecerse al PP, y PRISA se empeña en parecerse al ABC o a veces, incluso, a 13TV. El problema es que el grupo PRISA –en cuyo consejo editorial están Felipe González y Rubalcaba junto a Cebrián- lleva dictando al PSOE desde hace demasiado tiempo lo que tiene que hacer. CaixaBanca, Banco Santander y el HSBC –bajo la lupa de las autoridades fiscales de medio mundo- son los accionistas de PRISA. ¿Qué puede por tanto esperarse? Y, me temo, accionistas también del PSOE. El Sultán qatarí Al Kawari es accionista de PRISA y por eso El país nunca va a hablar de las condiciones de semiesclavitud de los trabajadores que levantan los estadios de futbol. (http://www.comiendotierra.es/2016/10/23/psoe-un-ciclo-cerrado/)