Merkel: Se acabó la diversión
España se encuentra inmersa en una depresión y en una recesión económica. El cuadro es el siguiente: uno de cada cuatro trabajadores en paro, más del 50 por 100 de los jóvenes desempleados, y lo peor es que no se ve ninguna perspectiva realista de que la situación mejore, al menos durante 2013, y ya se verá si en 2014 surgen los famosos “brotes verdes”, que todos esperan y que nadie sabe cómo ni cuándo vendrán. Económicamente España es un erial.
La política económica de la UE, que es dirigida cada vez más por el canciller alemán Ángela Merkel, sigue sin ceder un ápice en su concepción de que lo primordial es mantener la reducción drástica del déficit fiscal, mantener baja la inflación y, evitar políticas de estímulos.
Si la población sufre, si hay cada vez más suicidios, familias desestructuradas, dolor y tragedia, aumento de la pobreza y de la desigualdad socio-económica, eso no interesa. Hay que sufrir, sentir dolor, para corregir, el dispendio de recursos, de años pasados. Merkel es una profeta del sufrimiento y los políticos que aplican esas políticas a escala nacional son sus sacerdotes- ejecutores.
¿No sufrieron mucho los alemanes después de la derrota del Tercer Reich? ¿Y luego con el coste de la unificación? Y lograron superar su situación. Pues, que los países del Sur –con tendencia a la “fiesta”, a la “irresponsabilidad” y al “dispendio”-, aprendan de la virtud teutónica de la disciplina, del rigor, la austeridad y del trabajo duro.
Es cierto que se dice que los alemanes se recuperaron gracias a su disciplina laboral y austeridad, pero se olvida decir que su industria principal no fue destruida del todo por los bombarderos aliados, que se inyectaron millones de dólares en su economía, y que se frustraron los deseos de ciertos países – como Francia-, de que se evitara un auge industrial de Alemania con reparaciones de guerra que hubieran hundido a Alemania en la pobreza por decenas de años. La memoria es siempre selectiva, incluso la germánica.
El futuro previsible, más de lo mismo
Siguiendo con la economía española, lo que afirman algunos economistas –en los que me fio por su pericia y sabiduría en esa materia-, se puede resumir en lo que ha escrito J. Stiglitz:”El pronóstico para el futuro inmediato es más de lo mismo, acaso un poco peor. Y ello a pesar de las promesas del gobierno y de los altos funcionarios internacionales en el sentido de que, con los paquetes de austeridad que recetaron para España, el crecimiento a estas alturas ya se habría recuperado”.
Ellos minusvaloraron la magnitud de la crisis que provocarían sus políticas económicas, y “han subestimado una y otra vez los problemas fiscales que se derivarían de ellas: las crisis más profundas inevitablemente provocan una disminución de los ingresos y un aumento de los gastos por los programas de desempleo y las políticas sociales”.
Esto lleva a la dificultad de poder cumplir los objetivos fijados por la UE de reducción del déficit y “aunque después intenten achacar la responsabilidad a España por incumplir los objetivos fiscales, lo cierto es que a quien hay que echarle la culpa es a su error de diagnóstico para el problema y a la consiguiente receta equivocada”.
Los últimos datos, muy recientes, de Eurostat, son muy negativos. Durante el primer año del Gobierno de Mariano Rajoy la deuda pública española creció en 146 mil millones de euros. Nunca había habido un aumento semejante en un solo año de la deuda de las administraciones públicas. En el 2009, el peor año de Zapatero, la deuda creció 128. 098 millones de euros.
El monto actual de la deuda pública española es de 883.300 millones, cerca del 84% del PIB. Lo cual es un lastre para la recuperación. Es el nivel de endeudamiento más alto en un siglo, en términos relativos, desde el año 1910 cuando la deuda representó el 88% del PIB (España se estaba reponiendo de la guerra con los EE.UU. y de las pérdidas de las colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas).
Se espera que para fin de año los pasivos del Estado puedan llegar al 100% del PIB. Ello conlleva un aumento del pago de los intereses, que se fagocitan buena parte del presupuesto, hacen a la economía más vulnerable a los cambios en los tipos de interés y a las presiones de los mercados financieros (El País, 17.2.2013).
Aumento de la desigualdad social
Las políticas que se están aplicando en España y en la UE son erróneas y están llevando a un menor crecimiento y a un aumento de la desigualdad social y de la pobreza. Incluso la llamada clase media se ha empobrecido, aunque sea por la disminución en cerca de un 30% del valor de las viviendas, lo que la hace objetivamente más pobre, ya que ese es el activo con más valor que se suele tener.
Además, según el coeficiente de Gini, España pasó de tener una desigualdad calculada en un 0,326 en el 2005 al 0,347 en 2010, según el FMI. Un retroceso de 21 décimas en cinco años. Es decir, hay mayor desigualdad social. De acuerdo a este coeficiente, un país es más igualitario mientras su valor está más cerca de 0 y es más desigual cuando se acerca a 1(IMF, Income Inequality and Fiscal Policy, 2012).
La consecuencia de todo esto se puede resumir en lo siguiente: Cada vez hay más desempleados, cada vez hay más jóvenes que no encuentran empleo, cada vez más gente emigra (a Suiza, Alemania, a otros países de la UE, a Brasil, al resto de América Latina). Hay un movimiento de retorno a sus países de origen de los inmigrantes, sobre todo latinoamericanos, como ecuatorianos, colombianos, peruanos, donde parece que hay más esperanzas de que mejore la situación económica.
Todo ello conlleva una disminución de los afiliados y cotizantes a la Seguridad Social, y por ende, a una baja en los ingresos por las cotizaciones, y mientras, al haber menos actividad económica, hay más empresas que cierran o despiden personal, con lo cual hay más desempleo y más personas que reciben el subsidio de paro. Y unido a ello, se está produciendo un proceso de envejecimiento de la población, con lo cual la ratio entre cotizantes a la seguridad social, pensionados y desempleados es cada vez menor. Es decir, hay menos cotizantes netos para pagar a un número en aumento de subsidiados por desempleo y jubilados. El cuadro necesariamente es negro, sin matices, mientras se siga la ideología del fundamentalismo de mercado.
Las políticas de austeridad están hundiendo a España y a Europa en la recesión. La solución sería crear empleo, dinamizar la economía, aumentar el gasto productivo, pero eso está vedado. Las políticas sociales se van recortando de manera a veces dramática. La Ley de dependencia se ha cercenado, y miles de personas enfermas, discapacitadas, envejecientes, no tienen ninguna ayuda para poder recibir servicios y prestaciones personales, y asistencia en sus hogares. Y a otras, ya no se les pagan las ayudas por ese concepto.
Unido a todo ello hay una reducción en los gastos en sanidad e intentos de ir privatizando y disminuyendo servicios de salud. Todo lo cual lleva a una positiva reacción de los trabajadores de la Salud (médicos, enfermeras, para-médicos, personal auxiliar y administrativo). Ellos y casi nadie comprenden cómo se puede ahorrar privatizando servicios o la gestión, ya que los servicios públicos no se rigen por la búsqueda de lucro, de beneficios, y la empresa privada, necesariamente sí. Los perdedores si logran imponer las privatizaciones, serán los usuarios, la población, con menos recursos y las clases medias.
La banca: Fallos en los controles regulatorios
Incluso la banca española –que se nos decía que estaba muy bien regulada y controlada por el Banco de España (el Banco Central)-, ahora sabemos por un informe realizado por sus Inspectores, que desde allí no se hicieron los controles debidos, que se miró para otro lado, pese a las malas prácticas de ciertos bancos como Bankia y especialmente por las Cajas de Ahorros*. Es decir, falló el regulador bancario, y eso que durante un tiempo el Gobernador era un “afiliado” al Partido Socialista, aunque de reconocida adscripción a las concepciones neoliberales.
Recordamos que buena parte de las intervenciones públicas del Gobernador del Banco de España, eran para decir que en España los salarios eran muy elevados y que había que rebajarlos, que había que flexibilizar más el mercado de trabajo facilitando los despidos, y que había que rebajar las compensaciones de despido por días trabajados anuales, de los entonces vigentes en 40 días a mucho menos (hoy se han rebajado por el Gobierno a sólo 20 días de salario por año cuando hay despidos procedentes). Así pues, rigor con el factor Trabajo, liberalidad con el sector financiero y sus directivos.
En el momento de redactar este ensayo el ex Gobernador ha echado la culpa de la bancarrota de Bankia posterior a su fusión con varias Cajas de Ahorros, durante la presidencia del ex director del FMI y ex ministro de Economía del gobierno de Aznar, Rodrigo Rato, no a los fallos de supervisión del Banco de España sino a las directrices del actual Ministro de Economía, Luis de Guindos.
Bankia y los otras entidades nacionalizadas (NCG Banco, Catalunya Banc, Banco de Valencia) han necesitado ser rescatadas y recapitalizadas con un total de 36.968 millones de euros de los fondos recibidos de la UE. Las acciones de Bankia han caído en picado y sus accionistas han sufrido graves pérdidas (las acciones pasaron de valer más de 3,75 euros en 2011 a 0,56 euros a finales de 2012), por la mala política de créditos hipotecarios de la entidad, pero también por el uso y abuso de créditos a miembros de su Consejo de Administración y a empresarios cercanos al Partido Popular. (Publico.es, 27-12-2012)
Mientras, se han tomado medidas para evitar la repetición de políticas crediticias irresponsables por parte de la banca, sujetándolas a un mayor control y a la disposición de mayor capital o activos líquidos para hacer frente a sus compromisos. De todos modos los principales bancos españoles como Santander, BBVA, y el más pequeño, Popular han disminuido sustancialmente sus beneficios el año pasado. El primero redujo el beneficio en un 58% respecto al 2011 ( obtuvo en 2012 un beneficio de 2.205 millones), el BBVA redujo el beneficio un 44% (beneficios de 1.676 millones de euros), y el Popular perdió 2.461 millones respecto a 2011, al destinar 9.600 millones a provisiones para sus activos no rentables.
La banca española, empero, ha devuelto al BCE 44 mil millones de euros en 2012, antes de que se cumpliera el plazo de devolución, de parte de los fondos que le fueron prestados, como una muestra de su solvencia y capacidad de pago, y para tratar de aumentar la confianza en el sector financiero español. En total, los bancos europeos que han obtenido préstamos del BCE, han devuelto 137.200 millones (los mayores deudores del BCE son por orden de importancia del monto de sus préstamos: España, Italia y Francia).
El fin del empleo
En la estrategia de la UE aprobada en 2010 se trata de darle un impulso a las cuestiones de empleo, inclusión social y la lucha contra la pobreza. O sea, una mayor integración de las políticas de empleo y de política social. La idea es lograr un reparto más justo de los beneficios del crecimiento (dónde y cuándo los haya), y de los costes de la recesión y de las políticas de austeridad.
Lo primero que hay que decir que ese reparto de costes, al menos en España, está muy enfocado hacia los trabajadores y empleados públicos, y todo ello se refleja en los datos sobre desempleo, pobreza y exclusión social crecientes. Si de reparto se trata, este es netamente desigual.
En España el paro es de 26,2% de la PEA (el paro en la UE ronda el 9,5%), y se acerca a los 6 millones. La encuesta de población activa (EPA), del cuarto trimestre de 2012 indica que el número de parados es de 5.965.400. Durante 2012 el número de desempleados creció en 691.700 personas. Es decir, cada día se perdieron 1.895 puestos de trabajo.
El paro juvenil es escandaloso, un 50% de los jóvenes, que es además la llamada generación más preparada educativamente de ese país en toda su historia. En la UE el paro juvenil también ha crecido en unos 5 millones, siendo superior al 25% en 10 de los estados miembros.
¿Cuáles son las perspectivas a corto plazo? Según un documento de la UE: “Las perspectivas de una recuperación continua y creadora de empleo son de nuevo lejanas como consecuencia de una desaceleración del comercio mundial y de la prolongada crisis del euro”.
Las consecuencias sociales negativas de la recesión se dejan sentir en muchos ciudadanos de la UE en “algunos fenómenos como el aumento del paro de larga duración, la disminución de las rentas y los indicios de aumento de la pobreza y de las carencias materiales en muchos estados miembros, están incrementando significativamente los riesgos de exclusión a largo plazo del mercado de trabajo y de la sociedad” (Comisión Europea, Evolución del empleo y de la situación social en Europa en 2011).
La situación socio-económica de España se puede sintetizar en algunas conclusiones proporcionadas por la Comisión Europea: Un mercado muy dual de empleados fijos muy regulado y un sector cada vez mayor de trabajadores con contratos temporales o atípicos, que tienen una gran flexibilidad, el mismo está compuesto por personas que quisieran tener un trabajo de tiempo completo y contratos de trabajo indefinidos pero no logran tenerlo.
Caída del PIB y aumento de la pobreza
La tasa de pobreza en el trabajo en España ha ido aumentando desde 2005 pasando del 10,4% al 11,4% en 2011. Siendo la tercera tasa más elevada de la UE después de las de Grecia y Rumanía.
España tiene la quinta tasa más baja de ocupación de la UE. En 2010 esta era del 62,5% entre las personas de 20 a 64 años. El salario mínimo legal es el tercero más bajo de la UE de los 27 estados miembros cuando se compara con las ganancias medias.
La tasa de pobreza ha aumentado, especialmente entre las personas que viven en un hogar con hijos dependientes. La causa del aumento de la pobreza se explica porque como medidas de respuesta a la crisis, el gobierno ha hecho un esfuerzo de consolidación fiscal para detener el aumento de la deuda pública y luchar contra el déficit. Por tanto, ha suprimido la deducción fiscal de 400 euros del impuesto sobre las rentas de las personas físicas y va a eliminar gradualmente las deducciones fiscales por los hijos, lo cual afecta a las personas con rentas más bajas.
Tanto el FMI como la OCDE estiman que la caída del PIB español será de -1,4 % en 2013 y que en 2014 habría un crecimiento del 0,8%. Las previsiones del Gobierno por esas fechas eran de una caída del PIB del 0,5%. (Expansión, 27-11-2012).
Eurostat ha confirmado que la UE de los 27 ha entrado en recesión casi generalizada, ya que en tres trimestres consecutivos el PIB ha caído. En el último trimestre, de octubre a diciembre de 2012, la caída fue del 0,5%, la mayor caída desde 2009. Las cuatro mayores economías de la zona euro están en números rojos: Alemania, Francia, Italia y España.
Pese a todo ello y frente a los datos de la realidad y las previsiones de organismos competentes se lanzan mensajes ingenuos, a veces, simplemente fuera de contexto, como el de la flamante ministra de Empleo y Seguridad Social, que ha dicho que hay motivos para ser optimistas, que lo peor ha pasado (El País,29-10-2012).
Así pues, la situación económica y social en España es grave y no se avizora un mejoramiento sustancial en breve plazo. Pero hay además otros fenómenos que están ocurriendo en el mundo económico y político que crean desconfianza, tanto en la capacidad del gobierno como gestor de la crisis, como para crear la necesaria credibilidad y legitimidad para afrontar la recesión y estimular el crecimiento económico.
La receta de la UE, que sigue las directrices de Merkel, es tener paciencia, ya que la política de austeridad y de reducción del déficit dará sus frutos, no se sabe si esto será para las próximas generaciones. Es un asunto de fe.
Torrelodones, 18 de febrero de 2013
*Sobre este asunto ver mi ensayo “Del Estado Nacional de Bienestar keynesiano a la economía del desastre”, en Perspectiva Ciudadana de 27 de junio de 2009, http://www.perspectivaciudadana.com/contenido.php?itemid=29725,en el cual se alertaba, tanto sobre las presiones para un cambio de política social que fue llevado a cabo posteriormente por Zapatero, así como por la situación del sector financiero español y en especial, de las Cajas de Ahorro.