Hoy en día la principal crisis mundialmente que atraviesan las comunidades es la incertidumbre.  La falta de empleo y la oscuridad del futuro es eclipse de clima laboral que permea sus cabezas; y para sacar a todo un inmenso mar de gente de su estado crítico y atrapado en la telaraña del fracaso y la distracción, hay que presentar ideas disruptivas por encima del promedio.

En medio nuestro tenemos comunidades completas afectadas, zarandeadas y congestionadas por los estragos del Covid-19 y de la pobreza en sí mismo.  Jóvenes con ideas muertas por inanición (por falta de espacio y de insumo donde aplicarlas).  Y por otro lado también, imposibilitado a pensar en la prosperidad, porque la ven inalcanzable, imposible de que puedan tocar sus puertas o tomar el autobús del bienestar común.  Y eso en parte es producto de la falta de una mano solidaria.   Muchas veces ese letargo se convierte en la crisis moral y quizá hasta de la delincuencia que arropa a la sociedad.   (…) Perder tantas oportunidades: gobierno tras gobierno deja un amargo en la boca.  Secuelas dejadas por la falta de apetito de volver a ganar (…).  De ir nuevamente al engranaje de la productividad, de la efectividad y el desarrollo empresarial.  En nuestro país, desde marzo de este año a raíz de la pandemia Covid-19 se registra más 800 mil desempleos directos más una indiscreta tasa inflacionaria que presiona poco a poco  a los mercados y al Gobierno con proyecciones de aumentar los índices negativos para el año 2021 a menos que no corrija la distorsión que lo provoca.

Según la opinión de los adultos mayores en los tiempos de mi abuelo ellos comentaban: ¨A grandes problemas, grandes decisiones¨.  Es decir, ha llegado el tiempo para apoyar de manera determinada a las Escuelas Comunitarias.  Me refiero a aquellos centros educativos preparados para la intervención de cualquiera de las problemáticas en la comunidad y que les resuelve mediante programas de emprendimientos sostenibles, social, economía colaborativa y circular y sobre todo, con un sólido aporte al desarrollo de la innovación.  Son centro catalizador y propulsor de startup (empresas emergentes) y de empleos.

Por encima de toda adversidad hay una enorme idea que se sitúa con desenvoltura en estos tipos de centros de emprendimiento.  Son centros de idealización y formación para emprender de forma segura los caminos que presentan grandes desafíos para las mejoras, ajustes e innovación.  Entonces es ahí donde el emprendedor –obviamente- en lugar de ponerse las manos en la cabeza o cruzarse de brazos pone a funcionar millones de neuronas capaces de buscar respuestas a la crisis, o a su necesidad propiamente.

Por lo tanto, las Escuelas Comunitarias están compelidas a crear fuentes de trabajos y más ante un futuro previsible no favorable como el que nos visita.  La formación de sus participantes es fundamental y, la Academia, en este caso Técnico Superior, los convierte en estudiantes auto gestionables a partir de su formación capaces de producir ingresos en el primer cuatrimestre haber tenido contacto con el contenido de preparación técnico profesional.  Y esto por supuesto, ayudaría a disminuir los riesgos de incertidumbres de los emprendedores y su entorno, por encima de lo que digan los pronósticos y los críticos más radicales de la pandemia y de la economía mundial.

De manera que sería también, una mirada inteligente del Gobierno del Cambio de Luis Abinader poner algunos panes en las canastas de las Escuelas Comunitarias responsables (según sus fuerzas) para reactivar la economía nacional y crear medios propios de empleabilidad y fomentar la cultura de empresarialidad.

Es entendible que toda idea debe ser validada para llegar a ser un producto, y comprobada para ser revisada por metodologías y tecnologías disruptivas útiles en irradiar enfoques y conocimientos, según efecto causal de la dromología como únicos participantes.   Por otro lado,  es el mismo estudiantado quien simula a través de equipos de trabajos colaborativos el rol de prosumer [consumidor] creando contenido para la creación de modelos de negocios, o dando sugerencias, opiniones e influyendo o provocando a que realicen cambios drásticos en la estructura del producto. De manera, que las Academias Comunitarias pueden ser ese nuevo corrector o marcador de opinión a los fines de llegar más allá de la docencia pasiva a una docencia activamente disruptiva como centro catalizador de creación de nuevos recursos de empleabilidad y empresarialidad en la República Dominicana.

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