-“¿Qué hago?, este niño lleva los 15 días de nacido, llorando de día y de noche.

-Dale te de anís y menta que eso es bueno para el estómago, dijo la madre buena.

-¡Nooo!, que le ponga dos hojas de salvia en cruz en la barriguita, dijo la tía Nérida.

-¡Qué va!! Eso es hambre, prepara un biberón de leche y llénale la barriga que ese lo que tiene es hambre porque tú no tienes leche, dijo la abuela Aurora.

-Vaya mija y despójelo que eso es mal de ojo, dijo la vecina.

-Eso, es normal, son cólicos de recién nacido, dijo Isel, la pediatra”.

¡Ayyy Dios! Ya no puedo más, me van a volver locaaaaaa!

¿Di mamá, tú sabes dónde puedo aprender a ser madre? Pregunto mi niña hermosa. Dónde hay una escuela para aprender a ser madres? Mi hija me pregunta, quiere ir aprendiendo con tiempo y yo me avergüenzo de mi empirismo-coladera de café: Nos echan como si fuéramos un saquito, mezcla de todos los saberes callejeros, cotidianos, familiares y audiovisuales, hechos polvo, y en el bullir de la cotidianidad, hervimos al compás de la improvisación diaria, de ahí filtramos lo que el sentido de la sensatez/insensatez y el amor maternal, nos dice que es bueno para criar a un bebé. A veces lo hacemos mejor, a veces peor.

A ciencia cierta, de que me he equivocado en decisiones como madre, lo sé; pero  que todo lo he hecho con infinito amor a mis hijos, eso nadie me lo quita. ¡Nadie me enseñó!.

¿Y tú dónde aprendiste? Quizás tuviste mejor suerte que yo. No creo, no conozco en mi sector una Escuela donde pediatras y psicólogos ofrezcan talleres, charlas o conferencias sobre los cuidados del recién nacido, o manejo de conflictos intrafamiliares. Y es que nadie nos enseña a ser madres, es un conocimiento trasmitido de generación en generación. Y en algunos casos, en las zonas rúrales o en los sectores marginados,  ni siquiera las primerizas tienen una orientación de abuela o madre porque viven en familias disfuncionales. Y lo más doloroso es que hay muuuchísimas madres adolescentes con una inmadurez lógica que crían y no educan porque ellas mismas no hay sido educadas aún. Cómo le duele por dentro estas heridas a la sociedad que amo.

¿Profamilia, dices? Sí, claro, yo seee que hay Centros que ofrecen ese tipo de asesoramiento. Pero… ¿Y qué madre adolescente de bajísimos recursos, qué niña/madre de Sabana Perdida, Guachupita, María Auxiliadora, Guachupita,  o de cualquier zona rural, sin seguro médico puede pagar 700 pesos por una consulta?

¡Qué falta nos hace en cada barrio, sobre todo, en los más vulnerables, en Centros Comunitarios para la Familia! Si hallan uno por ahí, díganles que quiero ir a trabajar con ellos. Mejor, ¿Por qué no nos reúnen un grupo de profesionales y nos vamos de barrio en barrio, de casa en casa a llevar la luz de la enseñanza para una mejor convivencia familiar? ¡¿Será que soy una irremediable soñadora? Sea Danilo, Leonel o Abinader, en el 2016 trabajaría en ese soñado proyecto. ¿Le interesará a ellos?

La prevención de los males sociales empiezan por casa, y no por las de Naco y Piantini, ¡Nooo qué va!, sino por las casuchas en las márgenes del Ozama o en los más intrincados lugares de la República que amo.

Deberemos ser los predicadores de la luz del saber comunitario, contra la violencia, contra los abusos, contra los feminicidios pero una labor preventiva. Si a las madres nos enseñaran a ser madres pero no el saber tradicional, empírico, para nada científico. Equipos multidisciplinares que al mismo tiempo terapeutas sean diagnosticadores  y encauzadores de los desviados de conducta, equipos preventivos  de lo que van ser luego hechos delictivos.  Equipos integrados por  psicólogos, antropólogos, pediatra, por los barrios más necesitados primero integrado por un equipo de profesionales,

Charlas, talleres, visitas a domicilios, encuentro de grupos focales, muchas son las técnicas a utilizar, pero lo cierto es que necesitamos enseñar a nuestras niñas/adolescentes a evitar embarazos precoces con todos los riesgos y traumas que causan para ella, el bebé y el entorno familiar y social. Cómo sabe una niña de 13 años educar a un hijo si ella misma no ha dejado necesita aún ser educada? Escalofriante nuestra realidad. Qué esperamos para cambiar, gastando taaaantos miles en imagen y campañas estériles y en los barrios la ignorancia popular pulula por doquier. Si no vamos a los barrios donde se decide el destino real de la transformación social, estaremos arando en el lodo. ¡Mi felicitación a las heroínas madres dominicanas en este próximo Día de las Madres!