Construir una edificación para una escuela que alojará niños en el lecho del río Ozama y en la confluencia de una cañada donde termina el barrio Los Guandules en Santo Domingo, es una muestra de la anarquía institucional que padece el pueblo dominicano.

Y lo es porque se supone que antes de iniciar una obra como esa –y sobre todo en ese lugar-, los constructores deben hacer una Declaración de Impacto Ambiental para que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales le otorgue, si procede, un permiso ambiental, tal como lo establece la Ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Pero se supone que antes de iniciar la edificación del plantel, los constructores solicitan a la Oficina Central de Tramitación de Planos (OCTP) de la Dirección General de Edificaciones (DGE) del Ministerio de Obras Públicas, la aprobación del proyecto para la emisión de la licencia o permiso de Construcción.

En el caso de un plantel como ese, que se quiere construir en el lecho de un río navegable (o en costas), la aprobación del proyecto también depende del visto bueno del Departamento de Muelles y Puertos del mismo Ministerio de Obras Públicas, como lo establece la Ley 305-68.

Esas son condiciones previas para construir tanto para el Estado como para empresas o particulares, pero no son las únicas, pues se requieren otros trámites en el cabildo y el Codia.

Por lo visto, el Ministerio de Educación, que se supone debe ser ejemplo de respeto a las leyes y exhibición de cualidades, se saltó todos esos requisitos y comenzó a enterrar pilotes incluso con la oposición expresa y pública del Ministerio de Obras Públicas.

El Ministerio de Medio Ambiente es un sello gomígrafo frente a las obras del Estado y un ente recaudador ante empresas y particulares, por lo que ni siquiera se interesa por un desastre natural como ese en el principal río del país y que podía costar cientos de vidas en caso de desastre natural.

¿Conocen los ministros de Educación y de Medio Ambiente cuántas personas murieron arrastradas por una cañada en Ocoíta, Padre Las Casas, que estaban refugiadas en una escuela para protegerse de los vientos del huracán David el 31 de agosto de 1979?

Esos mismos ministros pueden ignorar también –por qué no- cómo el río San Juan se llevó el sector La Mesopotamia, al oeste de San Juan de la Maguana en septiembre de 1998, pero el presidente Danilo Medina sí lo sabe porque era Ministro de la Presidencia y connotado sanjuanero.

Con qué moral las autoridades quieren paralizar construcciones “ilegales” (sin llenar los trámites legales) a empresas y particulares cuando el Ministerio de Educación ahora en Los Guandules y la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) con la construcción de las plantas de generación de Punta Catalina, Baní, hace tres años, -ambas sin los permisos ambientales- comenzaron sus obras sin respetar el ordenamiento legal.

Este país necesita ser zamarreado para que un día termine la doble moral que consiste en reclamar la aplicación de la ley a la vez que se viola la ley en casos como:

  • Legisladores aprobando “cúmulo de penas” para los criminales del raterismo y anulación de juicio y cero persecución a los jefes de la mega corrupción. A los primeros se les pondría más tiempo en cárceles que son universidades de la delincuencia donde nadie se regenera, a los segundos se les garantiza nuevos peldaños para acabarse de llevar el fisco.
  • Un suplidor del Estado (en bienes o servicios) al que se le tiene años sin pagarle la deuda sin que eso genere intereses (salvo a los buitres de los contratos eléctricos) pero si se atrasa en el pago de los impuestos –incluidos los odiosos anticipos- el mismo Estado deudor le paraliza sus operaciones bancarias y le impide nuevas contrataciones.
  • Un Estado que reclama a los médicos “cumplimiento del horario” para poder tener derecho a un mejor salario, pero que ignora la miseria que gana un raso de policía o un soldado de la ¡Patria! que trabaja horario corrido frente a la delincuencia y gana 200 pesos diarios.

¡Tanto sacrificio, tanta sangre, tanto luto y dolor del pueblo dominicano para terminar en esta caricatura de país y de sociedad!