El ser humano, sin duda alguna, es una especie compleja. Nuestros comportamientos individuales y nuestra idiosincrasia colectiva son motivo de estudio para diversos eruditos de las ciencias sociales. Nuestro accionar, muchas veces irracional, ha propiciado eventos socioeconómicos y políticos que afectan, de manera negativa, a todos los estratos que conforman a nuestra sociedad. En la mayoría de los casos, el humano tiene una insaciable hambre por ser reconocido y amasar fortunas. Somos, desde la más tierna infancia, seguidores empedernidos de un lejano rey Midas, pues son la codicia y la ambición los principales motores de nuestro existir.
Entre la riqueza, existen castas que dotan a sus miembros de cierto estatus y reconocimiento hegemónico. Entre estas, se destacan los nouveau riche, mejor conocidos como los “nuevos ricos”. Socialmente, son repudiados por sus costumbres populistas y divorciadas de la rancia aristocracia. Sin embargo, en algunas ocasiones, no son solo sus tradiciones las que causan discordia, sino también las ínfulas y pomposidad que adquieren al momento de acrecentar su patrimonio. A continuación, analizaremos de manera particular a aquellos sujetos que brindan más negatividad a este novicio renglón acaudalado.
El derroche, esnobismo y soberbia son rasgos de estos nuevos hacendados, quienes van por la vida con ansias de demostrar su poderío adquisitivo. A pesar de esto, me pareció sorprendente que no se hayan realizado estudios para analizar psicológicamente sus comportamientos. A mi parecer, en muchos de los casos, podemos observar importantes traumas en su vida pre-riqueza, donde tuvieron que sobrevivir con los pocos medios a los que tenían acceso. En algunos escenarios, podríamos ver actividad ilícita para sobrellevar las carencias. Esto puede crear una aberración tanto a la pobreza como con aquellos que no les brindaron ayuda.
Estos traumas, si no son abordados de forma correcta, pueden propiciar el desarrollo de un complejo de superioridad. Este mecanismo de defensa, acuñado bajo el nombre de megalomanía en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), trata de contrarrestar los sentimientos de inferioridad. Quienes lo padecen, tienen una necesidad obsesiva por destacarse entre los demás, de siempre sentirse más importantes y de crear una aura de omnipotencia infalible. En el hoy por hoy, es común toparnos con entes con una enfermiza necesidad de sobresalir y de mejor su condición socioeconómica.
Es inconcebible, al menos desde mi óptica, llevar una vida movida por la vanidad, como si de Luis XVI y María Antonieta se tratase. Muchos tienen la errada creencia de que la pobreza es un estado socioeconómico, cuando ignoran que no hay miseria más enorme que la carencia de intelecto, sensibilidad para con el prójimo, y de modales. La influencia negativa de estos individuos es grande, pues fungen de ejemplo para los estratos más bajos, quienes buscan abandonar la pobreza, sea como sea. De esta forma, se crea un círculo vicioso sin fin, donde las ansias de pretensión y fortunas nunca cesan. Solo la educación y la ayuda psicológica podrán poner fin a la macabra sombra que acompaña a los nouveau riche.
Descargo de responsabilidad: Todavía no existen estudios que avalen nuestra hipótesis, pero en el futuro, la investigación podría probar o denegar que existen ciertos patrones psicológicos de superioridad, inferioridad y narcisismo dentro de esta categoría económica. Asimismo, queremos reiterar que no hablamos de todos los “nuevos ricos”, solamente de los que presentan estos rasgos. Además, el presente artículo no busca diagnosticar a nadie, sino presentar opiniones concernientes al tópico. Solamente un psicólogo/psiquiatra clínico acreditado puede señalar oficialmente alguna de estas patologías.
Referencias
Asociación Estadounidense de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5™ (5ta ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing, Inc. https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596