A finales de la década del 1920 el famoso botánico Sueco Erik Leonardo Ekman, en sus exploraciones científicas, visitó y midió la altura del Pico Duarte.  Estableció que era la mayor elevación de las Antillas Mayores con 3,175 metros sobre el nivel del mar, la cual varía con las décadas o los siglos, debido a la dinámica geológica de la tierra.  Desde entonces, las exploraciones científicas hacia el Pico Duarte y su entorno han sido continuas.

Pero las visitas al Pico Duarte más frecuentes y masivas, ocurren durante nuestro invierno meteorológico, es decir de diciembre-febrero, porque durante dicho período las lluvias son menos fuertes o torrenciales, a pesar de que las temperaturas son significativamente más bajas.  Durante los restantes meses del año, ocurren visitas al Pico pero de pocas personas, sobretodo incluyendo extranjeros.

El acceso al Pico puede hacerse por varias entradas, pero la más popular está situada en La Ciénaga de Manabao, del Municipio de Jarabacoa.  No obstante su importancia florística, hidrológica, geomorfológica, cultural, estratégica, económica y social, el personal de servicio aprovecha las presencias conspicuas, para quejarse de la mala situación salarial y material, para cumplir cabalmente con la misión patriótica de vigilar, cuidar, defender y proteger esa zona.

Por simple observación y sin necesidad de “hurgar” en las estadísticas de años anteriores para realizar comparaciones, este año del bicentenario del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y Diez, varios miles de visitantes nacionales y extranjeros- escogieron para visitar el Pico, el fin de semana del 21 de enero –por ser más largo- para “honrar” al Patricio.  Para estas visitas, se requiere buena salud, esfuerzo, planificación, perseverancia, determinación, entusiasmo, entrega, riesgos, sacrificios familiares, recursos económicos, desprendimiento, preparación física y psicológica. Las motivaciones son variadas, para algunos es sólo cumplir con una “rutina” de curiosidad, deseo, pero los más lo hacen por la aventura, interés científico, responsabilidad académica, y por vencer reto o desafío personal.

Las cualidades y virtudes individuales o grupales que son necesarias, por no decir indispensables, para tan ardua jornada, aprovechémoslas para “contribuir” a sostener el legado del Padre de la Patria, fundador, junto a un grupo de patriotas, de la Sociedad Secreta la Trinitaria, que culminara con la fundación de nuestra República, para seguir luchando juntos por la preservación y conservación de nuestros recursos naturales.  Y así las presentes y futuras generaciones podamos también ser compromisarios del mayor legado de nuestro Patricio y poder exclamar juntos: Hemos conservado la República Dominicana!!